Ya en otras ocasiones he señalado el alto riesgo que corremos con los constantes ataques del Ejecutivo federal en contra de una de las instituciones más sólidas de nuestra democracia: el INE.
Hoy estamos ante una cruzada frontal de la que no se tiene registro alguno en el pasado. Los hechos han superado cualquier expectativa fantástica, que se pudo haber construido alrededor de la puesta en escena que representa este gobierno, pues jamás imaginamos que Morena pudiera llegar al grado de acusar penalmente a los consejeros electorales, por el simple hecho de exponer, con argumentos técnicos, las razones por las que sería imposible realizar la consulta de revocación de mandato, en los términos que establece la ley, con el presupuesto asignado al INE para el 2022.
Este gobierno se ha cansado de hablar de la austeridad como el único camino para lograr que México avance; sin embargo en los hechos, las cosas han funcionado exactamente igual a la lógica presidencial
No es con austeridad como lograremos otorgar medicinas a niños con cáncer, tampoco es la mejor forma para combatir la violencia creciente contra las mujeres, ni los homicidios dolosos que van en franco acenso. La política económica del austericidio ha llevado al país a un punto del que será complejo retornar, si no se cambia de rumbo con urgencia.
A Morena se le olvida que la impresión de papelería electoral, el despliegue de casillas en los puntos establecidos por la ley y la logística de la revocación de mandato, no responden a una ocurrencia del INE, sino a normas perfectamente establecidas en una ley que ellos mismos construyeron, legislaron y aprobaron. No tienen elementos jurídicos ni políticos para enlodar al instituto, ni mucho menos para someterlo a las reglas del juego perverso que se pretenden dictar desde las mañaneras en Palacio Nacional.
Desde aquí, reitero mi irrenunciable defensa al INE, porque es una institución construida por y para el pueblo de México, y no para cumplir los caprichos propagandísticos de quien se cree virrey y no presidente.
El estado más seguro
No había pasado una semana de que el gobierno del estado anunciara con bombo y platillo que Tlaxcala era el estado más seguro del país, cuando nos enteramos en plena víspera de la navidad, del terrible asesinato del que fue víctima mi compañero de partido y ex diputado local, Omar Milton López Avendaño.
Como tlaxcalteca, me sumo a las voces que exigen justicia, pero no solo para Milton sino para todas las familias que han perdido a un ser querido a manos de la delincuencia, en el estado más seguro del país.
Ningún crimen debe quedar impune y ninguna bandera se puede alzar para anunciar una batalla ganada, cuando con claridad, Tlaxcala no va por el rumbo correcto.
Gobernadora: ¿Si estamos tan bien, por qué estaremos tan mal?
Agradezco el favor de su lectura.
