/ martes 14 de septiembre de 2021

Paquete Económico 2022

La semana pasada recibimos la propuesta del Paquete Económico 2022 que por ley debe ser entregado al Congreso de la Unión, donde se deberá analizar de manera puntual para el bien común del pueblo de México.

Debo decir, estimado lector, que recibí con agrado la propuesta que envía la federación; en general, representa un giro importante que bien vale la pena exponer, después de tres años de constantes tropiezos de la cuarta transformación.

Sin embargo, aunque este ligero cambio de rumbo es un buen primer paso para recomponer el camino, también es cierto que no pierde la esencia clientelar, y con ello, se limita a un crecimiento económico pobre que limita las posibilidades de que a las familias mexicanas les vaya mejor, además de perder de vista las metas a mediano y largo plazo.

Este paquete económico no incluye nada relacionado a una reforma hacendaria, ni de pensiones, dejando de lado asuntos trascendentales para las finanzas públicas del país.

Para lograr que México avance, no sólo se requieren ajustes en el paquete económico, se necesita cambiar de fondo la política económica que se impulsa desde Palacio Nacional.

Es momento de redireccionar los recursos para que se solventen necesidades inmediatas y se dejen de lado ocurrencias que en nada abonan al progreso de nuestro país, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto Felipe Ángeles.

Sin duda es importante que con estos proyectos, como lo anunció el presidente durante su informe, se generen más de 100 mil empleos; sin embargo, la tarea del Gobierno no es funcionar como agencia de colocación o como bolsa de trabajo. El Gobierno no se debe limitar a esos proyectos, cuando hay áreas de oportunidad para alentar, a través de la inversión pública, a la inversión privada. Empleo sigue en caída libre derivado de la falta de inversión

Mención especial merece que la inviabilidad de estas obras representa un hueco enorme en el gasto público, que de manera urgente debe enfocarse en atender las necesidades básicas del pueblo: salud, campo, seguridad y economía.

Según datos del CONEVAL, la pobreza en nuestro país ha crecido durante los últimos años, situación que pone en evidencia que la política asistencialista del presidente está equivocada, y que esos miles de millones de pesos que gasta en programas clientelares no está funcionando.

Con claridad planteo que se requiere un cambio estructural en la política económica para dejar de ser un Estado asistencialista, y se convierta en un Estado subsidiario con los ciudadanos.

Asimismo, volveré a hacer el llamado sobre la necesidad urgente de establecer una nueva Convención Nacional Hacendaria, que revise el Sistema Nacional de las Haciendas Públicas para dar oxígeno puro a nuestros estados y municipios en el país.

Estado de emergencia

La semana pasada nos enteramos a través de los medios de comunicación sobre la lamentable tragedia ocurrida en el hospital de Tula, Hidalgo.

17 personas perdieron la vida a causa de las inundaciones que desembocaron en un hospital que atendía a pacientes de Covid-19, que perdieron la vida a causa de una falla en la energía eléctrica, que impidió el funcionando el equipo médico.

Esta triste realidad nos lleva a preguntarnos qué más necesita el gobierno federal para atender las carencias que existen en el sistema de salud pública, pues si bien es cierto que los fenómenos naturales colocan en espacio de vulnerabilidad a las personas, también es cierto que tuvo que haber un trabajo coordinado para evitar esta tragedia.

Desde Tlaxcala, mis sinceras condolencias a quienes perdieron a sus familiares en este lamentable suceso.

La semana pasada recibimos la propuesta del Paquete Económico 2022 que por ley debe ser entregado al Congreso de la Unión, donde se deberá analizar de manera puntual para el bien común del pueblo de México.

Debo decir, estimado lector, que recibí con agrado la propuesta que envía la federación; en general, representa un giro importante que bien vale la pena exponer, después de tres años de constantes tropiezos de la cuarta transformación.

Sin embargo, aunque este ligero cambio de rumbo es un buen primer paso para recomponer el camino, también es cierto que no pierde la esencia clientelar, y con ello, se limita a un crecimiento económico pobre que limita las posibilidades de que a las familias mexicanas les vaya mejor, además de perder de vista las metas a mediano y largo plazo.

Este paquete económico no incluye nada relacionado a una reforma hacendaria, ni de pensiones, dejando de lado asuntos trascendentales para las finanzas públicas del país.

Para lograr que México avance, no sólo se requieren ajustes en el paquete económico, se necesita cambiar de fondo la política económica que se impulsa desde Palacio Nacional.

Es momento de redireccionar los recursos para que se solventen necesidades inmediatas y se dejen de lado ocurrencias que en nada abonan al progreso de nuestro país, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto Felipe Ángeles.

Sin duda es importante que con estos proyectos, como lo anunció el presidente durante su informe, se generen más de 100 mil empleos; sin embargo, la tarea del Gobierno no es funcionar como agencia de colocación o como bolsa de trabajo. El Gobierno no se debe limitar a esos proyectos, cuando hay áreas de oportunidad para alentar, a través de la inversión pública, a la inversión privada. Empleo sigue en caída libre derivado de la falta de inversión

Mención especial merece que la inviabilidad de estas obras representa un hueco enorme en el gasto público, que de manera urgente debe enfocarse en atender las necesidades básicas del pueblo: salud, campo, seguridad y economía.

Según datos del CONEVAL, la pobreza en nuestro país ha crecido durante los últimos años, situación que pone en evidencia que la política asistencialista del presidente está equivocada, y que esos miles de millones de pesos que gasta en programas clientelares no está funcionando.

Con claridad planteo que se requiere un cambio estructural en la política económica para dejar de ser un Estado asistencialista, y se convierta en un Estado subsidiario con los ciudadanos.

Asimismo, volveré a hacer el llamado sobre la necesidad urgente de establecer una nueva Convención Nacional Hacendaria, que revise el Sistema Nacional de las Haciendas Públicas para dar oxígeno puro a nuestros estados y municipios en el país.

Estado de emergencia

La semana pasada nos enteramos a través de los medios de comunicación sobre la lamentable tragedia ocurrida en el hospital de Tula, Hidalgo.

17 personas perdieron la vida a causa de las inundaciones que desembocaron en un hospital que atendía a pacientes de Covid-19, que perdieron la vida a causa de una falla en la energía eléctrica, que impidió el funcionando el equipo médico.

Esta triste realidad nos lleva a preguntarnos qué más necesita el gobierno federal para atender las carencias que existen en el sistema de salud pública, pues si bien es cierto que los fenómenos naturales colocan en espacio de vulnerabilidad a las personas, también es cierto que tuvo que haber un trabajo coordinado para evitar esta tragedia.

Desde Tlaxcala, mis sinceras condolencias a quienes perdieron a sus familiares en este lamentable suceso.