/ lunes 28 de enero de 2019

Tiempos de Democracia

Moderar ambiciones materiales y atenuar rencores, respetuoso llamado a los diputados locales morenistas

  • No es fácil conquistar en las urnas una amplia mayoría…, pero aún más difícil es el hacer un uso inteligente de ella
  • A los congresistas de Morena bien les vendría estudiar el espíritu que inspiró el principio de la División de Poderes
  • El discurso de AMLO suena convincente… aunque sus expectativas, de tan ambiciosas, puedan parecer quiméricas.

Los acontecidos de las recientes semanas han puesto en la agenda tlaxcalteca una cuestión hasta ahora inédita, generada por la forma como la bancada morenista pretendió desahogar temas en que se tocan -y en ocasiones parecen entremezclarse- las distintas atribuciones que la Ley otorga a los poderes del Estado. En concreto me refiero a las fronteras que definen y separan las facultades del Ejecutivo y el Legislativo, entrados hoy en conflicto a causa de la presupuestación de los gastos de la entidad. El desencuentro deriva de la interpretación -para unos puntual y para otros excesiva- que hacen los diputados de lo establecido por el Artículo 54 de la Constitución en su fracción XII, el cual concede al Congreso la facultad de “…decretar el Presupuesto de Egresos del Estado a iniciativa del Ejecutivo...”. Si bien nadie discute que es su prerrogativa exclusiva, también es verdad que la norma precisa que el documento que les remite el titular del Poder Ejecutivo “…se deberá discutir, aprobar o modificar…”, se entiende que considerando las motivaciones y exigencias que dieron lugar a su formulación.


MANZANA DE LA DISCORDIA

A este precepto general se añaden otras disposiciones que lo limitan, matizan y orientan. De inicio ha de contarse con la indispensable aprobación de la Ley de Ingresos del Estado, que sabemos sujeta a las contingencias que sufran las participaciones federales, así como a la etiquetación que de ellas hace la Secretaría de Hacienda desde Palacio Nacional, y la Cámara de Diputados desde San Lázaro. Conocida la cantidad presumiblemente disponible, el Ejecutivo elabora el proyecto de Presupuesto de Egresos del Estado, el cual debe considerar, entre otras partidas, las relativas al funcionamiento: 1) del Poder Judicial; 2) del propio Legislativo; 3) de los Municipios y, 4) de los organismos autónomos, amén de otras de inferior cuantía pero no de menor importancia. Deducidas estas, el Ejecutivo calcula entonces las erogaciones para sufragar las tareas que son de su responsabilidad, como salud, educación y seguridad pública y, en general, las del aparato burocrático en que se sustenta la marcha del gobierno. Lo que sobra -como reza la canción del inmortal Chava Flores- se destina al “gasto programable”.


FUNCIÓN DE UN PARTIDO DEMÓCRATA DE OPOSICIÓN

Se ha vuelto habitual que los morenistas interpreten a su personal y arrebatada manera lo que significa el haber conquistado una amplia mayoría en el Congreso tlaxcalteca. En su triunfalista atropello, ignoran que la victoria obtenida en las urnas supuso, no un mandato para avasallar al Ejecutivo, sino la oportunidad de trabajar de consuno con él en beneficio de la comunidad. Se trata de compartir la responsabilidad de gobernar, sin vergonzantes complicidades, sí, pero sin obstrucciones indebidas. Señalar omisiones, errores y transgresiones a la ley, y oponerse firmemente a ellas, es papel de la oposición. Mas mantenerse atentos con el objeto de detectar desviaciones no da licencia para invadir áreas privativas de otros poderes. El constituyente -vale recordarlo- concibió su separación con el fin de evitar interferencias entre ellos, contrapesándolos entre sí; empero, en su espíritu nunca estuvo entorpecer sus funciones ni propiciar la usurpación de sus respectivos espacios. Ahí radica la confusión que, en perjuicio de la normal marcha de los asuntos públicos, padecen los bisoños diputados de Morena.


CONFUSIÓN Y BARULLO EN EL CUERPO LEGISLATIVO

En ese entendido, dictar condiciones desde el Congreso -como buscó hacerlo la mayoría morenista- para que el Ejecutivo no pudiera enfrentar los requerimientos que plantean, por citar sólo un ejemplo, las pensiones civiles, era una barbaridad por fortuna en vías de corregirse. Y este, el de las pensiones, es sólo un ejemplo de una serie de excesos e indebidas injerencias, explicables sólo por virtud del desconocimiento que parece ser denominador común de los miembros de la bancada que -se supone- tienen en López Obrador su luz y guía. A la vista de las determinaciones adoptadas -incrementándose sin mesura sus emolumentos y asignando discrecional y desproporcionadamente partidas a municipios- da margen a pensar que están actuando en dirección contraria a la prédica que a favor de la austeridad republicana y en contra de la corrupción hace todos los días el presidente de la República. Al respecto, coincido con la acertada síntesis que hizo del asunto la diputada por Nueva Alianza, Luz Guadalupe Mata: “…para fiscalizar está el OFS, para ejecutar el Ejecutivo y para legislar el Congreso…”.


NECESARIO LLAMADO A LA SENSATEZ

¿Influyó en el cambio morenista que el Ejecutivo amenazara con acudir a la Corte ante la inminencia de un conflicto entre poderes? ¿Fue esa la causa de la rectificación a su indebida injerencia en temas que no le incumben? Y en lo que toca a sus desmedidas percepciones, y a las arbitrarias asignaciones a municipios concebidas para propiciar los aborrecidos moches… ¿se requerirá de una reconvención presidencial para que modifiquen su conducta y la adecuen a los postulados de la Cuarta Transformación? Por lo pronto, sus mezquinos intereses quedaron exhibidos de cara a la sociedad. Agréguese que las desavenencias entre los lopezobradoristas son públicas y notorias, así como su falta de cohesión en tanto grupo parlamentario, lo que ha redundado en el incumplimiento de la ambiciosa agenda que en principio se habían planteado. Creo que, respetando la investidura de sus congresistas y el derecho que tienen para actuar y expresarse, es tiempo de que, en su conducción, se haga notar la experiencia y buen juicio político de Joel Molina, líder del partido en el estado y futuro senador de la República.


ANTENA NACIONAL

CREER O NO CREER… TAL ES EL DILEMA

El viernes pasado por la tarde vi y escuché por televisión el mitin -no puede llamarse de otro modo a tamaña concentración- que ante varios miles de nayaritas protagonizó el presidente López Obrador. El evento sirvió para que el político de Macuspana hiciera un pormenorizado repaso de los problemas sociales que ha anunciado, precisando el procedimiento que en cada uno de ellos seguirá a efecto de hacerlos cuanto antes realidad. Al referirse a los adultos mayores, a los incapacitados y a los jóvenes a los que se dará una beca a cambio de que laboren como aprendices en alguna empresa, explicó que -sin pasar por ninguna intermediación- los apoyos se depositarán directamente en las cuentas de los beneficiados. Y para disipar dudas afirmó que ya dispone de los fondos necesarios para cumplir lo ofrecido. Al oírle expresarse con tanto énfasis y seguridad dan ganas de creer que la cruzada que ha emprendido tendrá al final buenos resultados. Sus palabras suenan convincentes… aunque sus expectativas, de tan ambiciosas, parezcan quiméricas. Carlos Urzúa, su competente secretario de Hacienda, no lo ha contradicho en ningún momento ni le ha sugerido moderar sus ofrecimientos. Y en lo que concierne a la lucha contra la corrupción y la impunidad -parte medular del pensamiento de Andrés Manuel-, ni su mando civil a cargo de Alfonso Durazo ni el mando militar a cargo de Luis Crescencio Sandoval y de Rafael Ojeda Durán, han suavizado una sola línea del radical discurso de su Jefe Supremo. ¡Adelante pues!

Moderar ambiciones materiales y atenuar rencores, respetuoso llamado a los diputados locales morenistas

  • No es fácil conquistar en las urnas una amplia mayoría…, pero aún más difícil es el hacer un uso inteligente de ella
  • A los congresistas de Morena bien les vendría estudiar el espíritu que inspiró el principio de la División de Poderes
  • El discurso de AMLO suena convincente… aunque sus expectativas, de tan ambiciosas, puedan parecer quiméricas.

Los acontecidos de las recientes semanas han puesto en la agenda tlaxcalteca una cuestión hasta ahora inédita, generada por la forma como la bancada morenista pretendió desahogar temas en que se tocan -y en ocasiones parecen entremezclarse- las distintas atribuciones que la Ley otorga a los poderes del Estado. En concreto me refiero a las fronteras que definen y separan las facultades del Ejecutivo y el Legislativo, entrados hoy en conflicto a causa de la presupuestación de los gastos de la entidad. El desencuentro deriva de la interpretación -para unos puntual y para otros excesiva- que hacen los diputados de lo establecido por el Artículo 54 de la Constitución en su fracción XII, el cual concede al Congreso la facultad de “…decretar el Presupuesto de Egresos del Estado a iniciativa del Ejecutivo...”. Si bien nadie discute que es su prerrogativa exclusiva, también es verdad que la norma precisa que el documento que les remite el titular del Poder Ejecutivo “…se deberá discutir, aprobar o modificar…”, se entiende que considerando las motivaciones y exigencias que dieron lugar a su formulación.


MANZANA DE LA DISCORDIA

A este precepto general se añaden otras disposiciones que lo limitan, matizan y orientan. De inicio ha de contarse con la indispensable aprobación de la Ley de Ingresos del Estado, que sabemos sujeta a las contingencias que sufran las participaciones federales, así como a la etiquetación que de ellas hace la Secretaría de Hacienda desde Palacio Nacional, y la Cámara de Diputados desde San Lázaro. Conocida la cantidad presumiblemente disponible, el Ejecutivo elabora el proyecto de Presupuesto de Egresos del Estado, el cual debe considerar, entre otras partidas, las relativas al funcionamiento: 1) del Poder Judicial; 2) del propio Legislativo; 3) de los Municipios y, 4) de los organismos autónomos, amén de otras de inferior cuantía pero no de menor importancia. Deducidas estas, el Ejecutivo calcula entonces las erogaciones para sufragar las tareas que son de su responsabilidad, como salud, educación y seguridad pública y, en general, las del aparato burocrático en que se sustenta la marcha del gobierno. Lo que sobra -como reza la canción del inmortal Chava Flores- se destina al “gasto programable”.


FUNCIÓN DE UN PARTIDO DEMÓCRATA DE OPOSICIÓN

Se ha vuelto habitual que los morenistas interpreten a su personal y arrebatada manera lo que significa el haber conquistado una amplia mayoría en el Congreso tlaxcalteca. En su triunfalista atropello, ignoran que la victoria obtenida en las urnas supuso, no un mandato para avasallar al Ejecutivo, sino la oportunidad de trabajar de consuno con él en beneficio de la comunidad. Se trata de compartir la responsabilidad de gobernar, sin vergonzantes complicidades, sí, pero sin obstrucciones indebidas. Señalar omisiones, errores y transgresiones a la ley, y oponerse firmemente a ellas, es papel de la oposición. Mas mantenerse atentos con el objeto de detectar desviaciones no da licencia para invadir áreas privativas de otros poderes. El constituyente -vale recordarlo- concibió su separación con el fin de evitar interferencias entre ellos, contrapesándolos entre sí; empero, en su espíritu nunca estuvo entorpecer sus funciones ni propiciar la usurpación de sus respectivos espacios. Ahí radica la confusión que, en perjuicio de la normal marcha de los asuntos públicos, padecen los bisoños diputados de Morena.


CONFUSIÓN Y BARULLO EN EL CUERPO LEGISLATIVO

En ese entendido, dictar condiciones desde el Congreso -como buscó hacerlo la mayoría morenista- para que el Ejecutivo no pudiera enfrentar los requerimientos que plantean, por citar sólo un ejemplo, las pensiones civiles, era una barbaridad por fortuna en vías de corregirse. Y este, el de las pensiones, es sólo un ejemplo de una serie de excesos e indebidas injerencias, explicables sólo por virtud del desconocimiento que parece ser denominador común de los miembros de la bancada que -se supone- tienen en López Obrador su luz y guía. A la vista de las determinaciones adoptadas -incrementándose sin mesura sus emolumentos y asignando discrecional y desproporcionadamente partidas a municipios- da margen a pensar que están actuando en dirección contraria a la prédica que a favor de la austeridad republicana y en contra de la corrupción hace todos los días el presidente de la República. Al respecto, coincido con la acertada síntesis que hizo del asunto la diputada por Nueva Alianza, Luz Guadalupe Mata: “…para fiscalizar está el OFS, para ejecutar el Ejecutivo y para legislar el Congreso…”.


NECESARIO LLAMADO A LA SENSATEZ

¿Influyó en el cambio morenista que el Ejecutivo amenazara con acudir a la Corte ante la inminencia de un conflicto entre poderes? ¿Fue esa la causa de la rectificación a su indebida injerencia en temas que no le incumben? Y en lo que toca a sus desmedidas percepciones, y a las arbitrarias asignaciones a municipios concebidas para propiciar los aborrecidos moches… ¿se requerirá de una reconvención presidencial para que modifiquen su conducta y la adecuen a los postulados de la Cuarta Transformación? Por lo pronto, sus mezquinos intereses quedaron exhibidos de cara a la sociedad. Agréguese que las desavenencias entre los lopezobradoristas son públicas y notorias, así como su falta de cohesión en tanto grupo parlamentario, lo que ha redundado en el incumplimiento de la ambiciosa agenda que en principio se habían planteado. Creo que, respetando la investidura de sus congresistas y el derecho que tienen para actuar y expresarse, es tiempo de que, en su conducción, se haga notar la experiencia y buen juicio político de Joel Molina, líder del partido en el estado y futuro senador de la República.


ANTENA NACIONAL

CREER O NO CREER… TAL ES EL DILEMA

El viernes pasado por la tarde vi y escuché por televisión el mitin -no puede llamarse de otro modo a tamaña concentración- que ante varios miles de nayaritas protagonizó el presidente López Obrador. El evento sirvió para que el político de Macuspana hiciera un pormenorizado repaso de los problemas sociales que ha anunciado, precisando el procedimiento que en cada uno de ellos seguirá a efecto de hacerlos cuanto antes realidad. Al referirse a los adultos mayores, a los incapacitados y a los jóvenes a los que se dará una beca a cambio de que laboren como aprendices en alguna empresa, explicó que -sin pasar por ninguna intermediación- los apoyos se depositarán directamente en las cuentas de los beneficiados. Y para disipar dudas afirmó que ya dispone de los fondos necesarios para cumplir lo ofrecido. Al oírle expresarse con tanto énfasis y seguridad dan ganas de creer que la cruzada que ha emprendido tendrá al final buenos resultados. Sus palabras suenan convincentes… aunque sus expectativas, de tan ambiciosas, parezcan quiméricas. Carlos Urzúa, su competente secretario de Hacienda, no lo ha contradicho en ningún momento ni le ha sugerido moderar sus ofrecimientos. Y en lo que concierne a la lucha contra la corrupción y la impunidad -parte medular del pensamiento de Andrés Manuel-, ni su mando civil a cargo de Alfonso Durazo ni el mando militar a cargo de Luis Crescencio Sandoval y de Rafael Ojeda Durán, han suavizado una sola línea del radical discurso de su Jefe Supremo. ¡Adelante pues!