/ martes 5 de diciembre de 2017

Tintero | Amnistía a delincuentes, un disparate

En un país infestado por la corrupción y la inseguridad, la gente demanda justicia y no acuerdos políticos, tipo Colombia

La propuesta de Andrés Manuel López Obrador, dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y cuasi candidato presidencial, de dar amnistía a los líderes del narcotráfico y victimarios, es un verdadero disparate.

El pasado sábado, el dos veces aspirante a Los Pinos planteó que con tal de alcanzar la paz en el país y que no haya más violencia, se perdone a los delincuentes siempre que se cuente con la aprobación de las víctimas.

En un país infestado por la corrupción y la inseguridad, la gente demanda justicia y no acuerdos políticos, tipo Colombia, como el pretendido con el sanguinario narcotraficante, Pablo Escobar.

Amnistía es el perdón de penas decretado por el Estado como medida excepcional para todos los presos condenados por determinados tipos de delitos, generalmente políticos.

El caso más reciente en México se dio en enero de 1994 cuando, tras cruentos combates entre zapatistas y el Ejército Mexicano, el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, anunció una amnistía general para todos los guerrilleros del llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se sublevaron en los primeros días del año en Chiapas.

Pero no funcionó, la violencia continuó y, peor aún, apenas asumió el poder, Ernesto Zedillo Ponce de León ordenó detener a Rafael Sebastián Guillén Vicente, mejor conocido como ‘Marcos’ y a la sazón líder del EZLN.

Los zapatistas se ‘alzaron’ porque estaban hartos de vivir en el rezago social y en la marginación que por años los habían sometido los gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Pero lo que plantea López Obrador no tiene sentido, sobre todo porque, por años, si de algo ha acusado a Salinas y a Zedillo, es de haber ‘pactado’ una tregua con los capos, cosa que, según el líder de Morena, no pudieron lograr los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y por eso la violencia está incontrolable.

Lo cierto es que, con esa ocurrencia, Obrador, favorito en las encuestas para la presidencia de México, se pone ‘de a pechito’ a sus rivales políticos que, ahora, de loco no lo bajan.

Es evidente que los sistemas de seguridad son el ‘Talón de Aquiles’ de los Gobiernos federal y estatal que todos los días pierden la batalla contra los delincuentes. El Estado ha sido rebasado por el hampa y el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio ha sido un fiasco pues, hasta ahora, solo beneficia a los victimarios que más tardan en ser capturados que en estar libres otra vez.

Por eso pretender una amnistía para ellos es seguir apostándole a la violencia. No vamos lejos, en Tlaxcala como en muchas otras partes del país, la gente se hace justicia por mano propia, y ante gobiernos débiles y un sistema penal mal hecho por los diputados, han optado por linchar a los delincuentes.

No conozco a quien después de que haber sido secuestrado, robado, golpeado y lastimado, quiera perdonar a sus victimarios. Más aún, nadie en su sano juicio perdonaría a quien asesinó a un familiar para despojarlo de sus propiedades.

Frente a ese asunto, Obrador tiene dos caminos: rectificar su comentario y disculparse con los mexicanos que pretende gobernar. Al tiempo

***********

EPÍLOGO…

1.- EL NUEVO VOCERO… Y ya que hablamos de disparates, el Ombuscopión Víctor Manuel del Cid del Prado Pineda no entiende la naturaleza de su trabajo como defensor de los derechos humanos, pues hoy anda convertido en un verdadero ‘vocero’ de los expolicías acreditables quienes, en su momento, fueron acusados de secuestros exprés. En recientes declaraciones a medios, este señor anunció con ‘bombo y platillo’ la pronta liberación de todos estos personajes. Lo peor de todo es que abiertamente acepta que no ha emitido la recomendación correspondiente, entonces para qué anunciar algo que no fue producto de su trabajo, o más bien aplica la frase de que “los derechos humanos solo sirven para defender delincuentes”.

En un país infestado por la corrupción y la inseguridad, la gente demanda justicia y no acuerdos políticos, tipo Colombia

La propuesta de Andrés Manuel López Obrador, dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y cuasi candidato presidencial, de dar amnistía a los líderes del narcotráfico y victimarios, es un verdadero disparate.

El pasado sábado, el dos veces aspirante a Los Pinos planteó que con tal de alcanzar la paz en el país y que no haya más violencia, se perdone a los delincuentes siempre que se cuente con la aprobación de las víctimas.

En un país infestado por la corrupción y la inseguridad, la gente demanda justicia y no acuerdos políticos, tipo Colombia, como el pretendido con el sanguinario narcotraficante, Pablo Escobar.

Amnistía es el perdón de penas decretado por el Estado como medida excepcional para todos los presos condenados por determinados tipos de delitos, generalmente políticos.

El caso más reciente en México se dio en enero de 1994 cuando, tras cruentos combates entre zapatistas y el Ejército Mexicano, el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, anunció una amnistía general para todos los guerrilleros del llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se sublevaron en los primeros días del año en Chiapas.

Pero no funcionó, la violencia continuó y, peor aún, apenas asumió el poder, Ernesto Zedillo Ponce de León ordenó detener a Rafael Sebastián Guillén Vicente, mejor conocido como ‘Marcos’ y a la sazón líder del EZLN.

Los zapatistas se ‘alzaron’ porque estaban hartos de vivir en el rezago social y en la marginación que por años los habían sometido los gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Pero lo que plantea López Obrador no tiene sentido, sobre todo porque, por años, si de algo ha acusado a Salinas y a Zedillo, es de haber ‘pactado’ una tregua con los capos, cosa que, según el líder de Morena, no pudieron lograr los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y por eso la violencia está incontrolable.

Lo cierto es que, con esa ocurrencia, Obrador, favorito en las encuestas para la presidencia de México, se pone ‘de a pechito’ a sus rivales políticos que, ahora, de loco no lo bajan.

Es evidente que los sistemas de seguridad son el ‘Talón de Aquiles’ de los Gobiernos federal y estatal que todos los días pierden la batalla contra los delincuentes. El Estado ha sido rebasado por el hampa y el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio ha sido un fiasco pues, hasta ahora, solo beneficia a los victimarios que más tardan en ser capturados que en estar libres otra vez.

Por eso pretender una amnistía para ellos es seguir apostándole a la violencia. No vamos lejos, en Tlaxcala como en muchas otras partes del país, la gente se hace justicia por mano propia, y ante gobiernos débiles y un sistema penal mal hecho por los diputados, han optado por linchar a los delincuentes.

No conozco a quien después de que haber sido secuestrado, robado, golpeado y lastimado, quiera perdonar a sus victimarios. Más aún, nadie en su sano juicio perdonaría a quien asesinó a un familiar para despojarlo de sus propiedades.

Frente a ese asunto, Obrador tiene dos caminos: rectificar su comentario y disculparse con los mexicanos que pretende gobernar. Al tiempo

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EPÍLOGO…

1.- EL NUEVO VOCERO… Y ya que hablamos de disparates, el Ombuscopión Víctor Manuel del Cid del Prado Pineda no entiende la naturaleza de su trabajo como defensor de los derechos humanos, pues hoy anda convertido en un verdadero ‘vocero’ de los expolicías acreditables quienes, en su momento, fueron acusados de secuestros exprés. En recientes declaraciones a medios, este señor anunció con ‘bombo y platillo’ la pronta liberación de todos estos personajes. Lo peor de todo es que abiertamente acepta que no ha emitido la recomendación correspondiente, entonces para qué anunciar algo que no fue producto de su trabajo, o más bien aplica la frase de que “los derechos humanos solo sirven para defender delincuentes”.