/ miércoles 15 de septiembre de 2021

Visión Empresarial | Lo que hace falta para crecer

Actualmente, las expectativas para el crecimiento de México en 2021 se ubican entre 5 y 6.5 por ciento; y para 2022 niveles del 3 por ciento. Sin embargo, es importante subrayar algunos riesgos que pueden desacelerar la recuperación económica como la inflación; problemas en la oferta de la industria manufacturera; el precio elevado de las materias primas; la tercera ola de Covid-19 y la incertidumbre jurídica para las inversiones.

Por otro lado, durante el segundo trimestre de 2021, el PIB tuvo un crecimiento real del 19.6 por ciento con respecto al mismo trimestre del año anterior (variación anual); pese a ser una cifra de doble dígito, se trata de un efecto rebote que es insuficiente puesto que aún nos ubicamos en niveles similares a los del año 2016.

En cuanto al empleo, los datos al cierre del mes de julio de 2021, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó un total de 20.2 millones trabajadores asegurados en el IMSS, niveles similares a octubre de 2018. De agosto de 2020 a julio de 2021, se han creado el 71 por ciento de los empleos perdidos entre marzo y julio de 2020.

Además, datos del INEGI indican que el 56.2 por ciento de la población ocupada se encuentra en el sector informal, lo que significa 31 millones de personas. Sí se están recuperando empleos, pero son de baja calidad.

En cuanto a la inflación y el ingreso, se tiene que en agosto de 2021, la inflación fue de 5.59 por ciento registrando el sexto mes consecutivo por encima del objetivo de Banxico (entre 2 y 4 por ciento). Y los ingresos de los hogares cayeron en promedio cerca de tres mil pesos, lo que representa una caída de 5.8 por ciento, según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020. Por lo que, si la inflación se mantiene alta y los ingresos no crecen, la calidad de vida de las familias mexicanas se deteriorará puesto que cada vez les alcanzará para comprar menos bienes y servicios.

Ahora que el paquete económico para el 2022 se ha presentado, éste puede y debe ser un motor para el crecimiento del país. Si bien no habrá más impuestos ni aumentos en ellos, eso no es suficiente, se requieren incentivos para el crecimiento y la inversión. Debe crecer la formalidad.

Asimismo, se deben de reasignar recursos para que el Presupuesto de Egresos incluya programas de apoyo para promover la recuperación de empleos formales y otorgar créditos para micro y pequeñas empresas. Más aún, preocupa que la Secretaría de Economía, encargada de la reactivación económica, presente una reducción real del 48.2 por ciento.

Es de reconocerse, que el incremento de la inversión pública que propone el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2022. Sin embargo, el 3.1 por ciento del PIB es insuficiente, debemos de llegar al 5 por ciento para que, en conjunto con la inversión privada, la economía crezca y se generen empleos de calidad. Más aún, se requiere una inversión pública diversificada en sectores como agua, transporte, salud y educación; rubros que han sido olvidados en los últimos años.

Además, desde la política fiscal, se debe promover la liquidez y el fortalecimiento del mercado interno, lo que repercutirá en mayor consumo y, por ende, mayor recaudación tributaria. Sin lugar a dudas, el comercio exterior debe ser una palanca. Eso implica aprovechar al máximo el T-MEC y los tratados de libre comercio que México tiene suscritos.

Resaltamos desde el sector patronal que la colaboración público-privada, es un rubro con enorme potencial. Ha rendido frutos en temas específicos como es el incremento en el salario mínimo, la reforma en materia de subcontratación, la reforma de pensiones; pero también debe permitirse y aprovecharse en rubros de alto impacto económico y social como es el sector energético. Eso permitirá que haya más oferta y menores precios.

Finalmente, decimos que la pandemia vino a complicar aún más la difícil situación que ya enfrentaba la economía mexicana, pero como bien sabemos los empresarios, los momentos de crisis abren también enormes oportunidades.

Actualmente, las expectativas para el crecimiento de México en 2021 se ubican entre 5 y 6.5 por ciento; y para 2022 niveles del 3 por ciento. Sin embargo, es importante subrayar algunos riesgos que pueden desacelerar la recuperación económica como la inflación; problemas en la oferta de la industria manufacturera; el precio elevado de las materias primas; la tercera ola de Covid-19 y la incertidumbre jurídica para las inversiones.

Por otro lado, durante el segundo trimestre de 2021, el PIB tuvo un crecimiento real del 19.6 por ciento con respecto al mismo trimestre del año anterior (variación anual); pese a ser una cifra de doble dígito, se trata de un efecto rebote que es insuficiente puesto que aún nos ubicamos en niveles similares a los del año 2016.

En cuanto al empleo, los datos al cierre del mes de julio de 2021, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó un total de 20.2 millones trabajadores asegurados en el IMSS, niveles similares a octubre de 2018. De agosto de 2020 a julio de 2021, se han creado el 71 por ciento de los empleos perdidos entre marzo y julio de 2020.

Además, datos del INEGI indican que el 56.2 por ciento de la población ocupada se encuentra en el sector informal, lo que significa 31 millones de personas. Sí se están recuperando empleos, pero son de baja calidad.

En cuanto a la inflación y el ingreso, se tiene que en agosto de 2021, la inflación fue de 5.59 por ciento registrando el sexto mes consecutivo por encima del objetivo de Banxico (entre 2 y 4 por ciento). Y los ingresos de los hogares cayeron en promedio cerca de tres mil pesos, lo que representa una caída de 5.8 por ciento, según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020. Por lo que, si la inflación se mantiene alta y los ingresos no crecen, la calidad de vida de las familias mexicanas se deteriorará puesto que cada vez les alcanzará para comprar menos bienes y servicios.

Ahora que el paquete económico para el 2022 se ha presentado, éste puede y debe ser un motor para el crecimiento del país. Si bien no habrá más impuestos ni aumentos en ellos, eso no es suficiente, se requieren incentivos para el crecimiento y la inversión. Debe crecer la formalidad.

Asimismo, se deben de reasignar recursos para que el Presupuesto de Egresos incluya programas de apoyo para promover la recuperación de empleos formales y otorgar créditos para micro y pequeñas empresas. Más aún, preocupa que la Secretaría de Economía, encargada de la reactivación económica, presente una reducción real del 48.2 por ciento.

Es de reconocerse, que el incremento de la inversión pública que propone el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2022. Sin embargo, el 3.1 por ciento del PIB es insuficiente, debemos de llegar al 5 por ciento para que, en conjunto con la inversión privada, la economía crezca y se generen empleos de calidad. Más aún, se requiere una inversión pública diversificada en sectores como agua, transporte, salud y educación; rubros que han sido olvidados en los últimos años.

Además, desde la política fiscal, se debe promover la liquidez y el fortalecimiento del mercado interno, lo que repercutirá en mayor consumo y, por ende, mayor recaudación tributaria. Sin lugar a dudas, el comercio exterior debe ser una palanca. Eso implica aprovechar al máximo el T-MEC y los tratados de libre comercio que México tiene suscritos.

Resaltamos desde el sector patronal que la colaboración público-privada, es un rubro con enorme potencial. Ha rendido frutos en temas específicos como es el incremento en el salario mínimo, la reforma en materia de subcontratación, la reforma de pensiones; pero también debe permitirse y aprovecharse en rubros de alto impacto económico y social como es el sector energético. Eso permitirá que haya más oferta y menores precios.

Finalmente, decimos que la pandemia vino a complicar aún más la difícil situación que ya enfrentaba la economía mexicana, pero como bien sabemos los empresarios, los momentos de crisis abren también enormes oportunidades.