A propósito de los 500 años del encuentro de dos culturas, es preciso recordar que una parte de nuestra gastronomía es gracias a la mezcla de ingredientes traídos del continente europeo, en su mayoría.
Nuestra identidad nacional está basada en la alimentación, pero algunos componentes alimenticios no son nativos de México, ejemplo, el chile habanero.
Se dice que el picante es un distintivo del mexicano ¡sin chile no sabe la comida!
Pero en el caso del chile habanero, podemos comenzar a sospechar sobre su origen.
El portal “Food and Travel”( https://foodandtravel.mx/) describe que a diferencia de otros chiles nativos de zonas donde floreció la cultura maya, no existe una palabra maya para el habanero.
El nombre de la especie es Capsicum chinense y fue asignado por el botánico neerlandés Nikolaus Joseph von Jacquin, que se confundió y afirmó que procedía de China, dice al artículo.
El cilantro es otro ingrediente, prescindible en la cocina mexicana, pero foráneo. Éste proviene del Mediterráneo y sus abundantes semillas le confirieron una simbología religiosa.
El tamarindo es un fruto que se da del árbol “Tamarindus indica” y proviene de África tropical. A México llegó con los españoles, y desde entonces no hemos dejado de consumirlo.
A la lista se suma la flor de Jamaica, y las carnes. La primera pese a ser uno de los maridajes más comunes en nuestro país, esta planta proviene de África tropical.
En tanto la carne, cabe recordad que antes de la conquista, en México no existían cerdos, reses ni mucho menos aves de corral.
En la actualidad, los platillos típicos como el mole, pipián o a los famosos taquitos al pastor no serían lo mismo sin dicha proteína.
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