/ jueves 8 de febrero de 2024

Al relleno sanitario “Tonsil” se le tiene aprecio, dice don Mario, pepenador de Techachalco

Al lado de su esposa Hortensia López, han ofrecido los mejores años laborales de su vida al reciclaje de la basura

Los 84 años de edad no le pesan a don Mario para remover decenas de kilogramos de basura en busca de desechos reciclables para vender.

Todos los días, junto con su esposa Hortensia López, acude al relleno sanitario “Tonsil”, en Panotla, para pepenar aquello que los trabajadores municipales o particulares dejaron pasar en los camiones recolectores de basura.

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Mario Flores Flores y su esposa Hortensia López Ramírez son dos de los cerca de 200 pepenadores de Santa Cruz Techachalco que han hecho del relleno sanitario de Panotla su centro de trabajo durante casi 30 años. Son también de los primeros que en Panotla incursionaron en ese oficio.

Pese a los fétidos olores, la acumulación de tierra y la permanente presencia de moscas y de insectos como las cucarachas, para ellos el relleno sanitario es un lugar al que se le tiene respeto y aprecio, precisamente por ser un sitio que, a la fecha, les permite trabajar para llevar el sustento a su hogar.

En la charla con El Sol de Tlaxcala, el señor Mario Flores y la señora Hortensia López dan la impresión que se han hecho inmunes a las condiciones insalubres en las que pepenan. No se inmutan ante las pequeñas montañas hechas de todo tipo de basura vertida de manera indiscriminada por miles de tlaxcaltecas.

Te puede interesar: ➡️ Alienta a pepenadores de “Tonsil” intervención de Cuéllar en incendio

Don Mario Flores cuenta que lo más complicado que enfrentan los pepenadores, y que es algo muy común, es lastimarse con fierros, vidrios o jeringas que las personas desechan sin tener un cuidado especial para su disposición final, pero nunca ha habido nada grave o que lamentar.


Mientras en un viejo costal de plástico aparta botellas, latas, pedazos de cartón y papel y todo material que considera con algún valor comercial, don Mario revela que las ganancias económicas para los pepenadores no son las mismas que hace 30, 20 o 10 años, pero su ánimo no decae al afirmar que lo que obtienen él y su esposa les sirve para vivir.

Deja más o menos para comer. No hay mucho, quizá son unos 100 o 200 pesos lo que a veces recuperamos, todo depende de cuánto desecho llegue y el precio a como nos lo paguen, comenta.

Los detalles: ➡️ Conflicto por relleno sanitario de Panotla confronta a pobladores

Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

Pero generar esa cantidad implica varias horas. Para llegar a su centro de trabajo don Mario y su esposa caminan entre 30 y 45 minutos diarios de ida y hacen un tiempo similar para regresar a su hogar. A diferencia de algunos compañeros de labor, el matrimonio prefiere regresar pronto a su hogar porque la edad también les exige descansar.

Resignado ante una imposibilidad de que las cosas cambien, menciona que es poco el material reciclable que actualmente llega al relleno sanitario, pues refiere que antes ya fue escogido y acaparado por los trabajadores del ayuntamiento o por personal de la recolección de basura particular.

Le pedimos al gobierno que nos ayude, que los carros no pepenen para nosotros tener más material. Lo que juntamos es poquito, la gente solamente buscando mucho es como logra tener un salario. Los carros prácticamente son dueños del tiradero y de todo lo que se junta, y lo poquito que se les escapa a ellos es lo que juntamos, no tenemos más y con eso es con lo que nos vamos ayudando, expresa.

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Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

Don Mario recuerda que trabaja como pepenador prácticamente desde que ese predio fue convertido en un relleno sanitario, y en entrevista con El Sol de Tlaxcala cuenta que en su memoria conserva los momentos en que la maquinaria pesada rascó sobre el terreno para darle forma.

Primero fue para Tonsil (una mina), un lugar donde tiraba su tierra que llevaba a Puebla. Con el tiempo el gobierno lo empezó a hacer un tiradero de basura, hace aproximadamente 30 años”, relata.

Don Mario recuerda que siguiendo el ejemplo de Vicente Pérez Pérez, quizá el primer pepenador en el relleno sanitario de Panotla, él y varios pobladores de Techachalco acudieron a conocer el sitio que inmediatamente se convirtió en su lugar de trabajo, cuya labor principal es reciclar materiales como plástico o cartón.

Entérate: ➡️ Entrega DIF estatal despensas a familias afectadas por incendio

“Muchos seguimos su forma de trabajar, fue poquita gente, después se fue agrandando poco a poco”, señala al destacar que actualmente es una agrupación de aproximadamente 200 personas que todos los días trabaja y obtiene una remuneración para poder subsistir.

Doña Hortensia y su esposo Mario han sacado adelante su familia gracias a la pepena. Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

“RECOLECTANDO BASURA NOS GANAMOS EL PAN”

Por su lado, la señora Hortensia López Ramírez destaca que entre montañas de basura de todo tipo es como ellos se ganan el pan de cada día; ese ha sido su trabajo desde hace más de 30 años y por su edad es complicado pensar en otras opciones labores.

Más información: ➡️ Con o sin pandemia, pepenadores trabajan

Recientemente fue inscrita al programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores del Gobierno de México, pero antes de eso ella y su esposo solo vivían de lo que les pagan por pepenar en la basura.

Tenemos que lucharle un poquito más para tener otro poquito, y para ir pasando los días aquí tenemos que trabajar, enuncia mientras con dificultad se endereza, pues dice que sus pies ya no le responden igual a cuando tenía 40 años.

Doña Hortensia es de los pocos pepenadores que recolecta la basura en “Tonsil” sin ningún tipo de protección en sus manos o rostro y “a la brava” abre las bolsas de plástico y esculca entre los montones de basura que dejaron los camiones recolectores.

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La experiencia y su valentía le han permitido desistir del uso de guantes y hasta del cubrebocas para la selección del papel, plástico, vidrio y metal, pues al parecer no le tiene miedo a sufrir alguna herida, a contraer infecciones o adquirir alguna enfermedad.

Sin embargo, se muestra desanimada porque ser pepenadora adulta a veces ya no le deja ni para comer, caso contrario en las personas jóvenes que, por la ventaja de su edad, tienen la habilidad de recolectar más material y más rápido.

Siempre ha habido la misma cantidad de basura, pero antes el material era mejor, encontrábamos muchas cosas que nos convenían, pero ahorita ya somos más gente, hay menos material, ya viene escogido y nos dejan cosas que prácticamente nosotros ya no podemos vender, lamenta.

Lee más: ➡️ Incendio del relleno sanitario “Tonsil” está casi controlado

Doña Hortensia opina que si los trabajadores de los ayuntamientos tienen un salario fijo deberían dejar libre el reciclaje a los pepenadores, pero también sabe que es algo con lo que tendrán que vivir permanentemente al recordar que la última vez que se inconformaron por ello e impidieron el paso de los camiones recolectores como una forma de protesta, el gobierno estatal les respondió con granaderos.

Desde su centro de trabajo que en últimas fechas ha registrado incendios, la señora Hortensia López Ramírez pide a las personas y a las autoridades ser empáticas y entender la situación en la que laboran y el mínimo ingreso que tienen al recolectar “casi nada”.

Explica que un kilogramo de PET se lo pagan en tres pesos y que para juntar esa cantidad ellos invierten mucho tiempo y esfuerzo.

No te pierdas: ➡️ Pepenadores exigen no privatizar el reciclaje

Ahorita está bien barato (el material que venden) y la canasta básica está muy cara”, reprocha.

Pese a las condiciones precarias, insalubres y complejas que a diario enfrentan, doña Hortensia asegura que se le tiene un cariño al trabajo de pepenador, “porque ha sido nuestra fuente de ingreso por muchos años, entonces nosotros por eso le tenemos ese cariño porque cuando no trabajamos lo echamos de menos”.

  • 200 pepenadores de Santa Cruz Techachalco laboran en el tiradero de Panotla.


Los 84 años de edad no le pesan a don Mario para remover decenas de kilogramos de basura en busca de desechos reciclables para vender.

Todos los días, junto con su esposa Hortensia López, acude al relleno sanitario “Tonsil”, en Panotla, para pepenar aquello que los trabajadores municipales o particulares dejaron pasar en los camiones recolectores de basura.

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Mario Flores Flores y su esposa Hortensia López Ramírez son dos de los cerca de 200 pepenadores de Santa Cruz Techachalco que han hecho del relleno sanitario de Panotla su centro de trabajo durante casi 30 años. Son también de los primeros que en Panotla incursionaron en ese oficio.

Pese a los fétidos olores, la acumulación de tierra y la permanente presencia de moscas y de insectos como las cucarachas, para ellos el relleno sanitario es un lugar al que se le tiene respeto y aprecio, precisamente por ser un sitio que, a la fecha, les permite trabajar para llevar el sustento a su hogar.

En la charla con El Sol de Tlaxcala, el señor Mario Flores y la señora Hortensia López dan la impresión que se han hecho inmunes a las condiciones insalubres en las que pepenan. No se inmutan ante las pequeñas montañas hechas de todo tipo de basura vertida de manera indiscriminada por miles de tlaxcaltecas.

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Don Mario Flores cuenta que lo más complicado que enfrentan los pepenadores, y que es algo muy común, es lastimarse con fierros, vidrios o jeringas que las personas desechan sin tener un cuidado especial para su disposición final, pero nunca ha habido nada grave o que lamentar.


Mientras en un viejo costal de plástico aparta botellas, latas, pedazos de cartón y papel y todo material que considera con algún valor comercial, don Mario revela que las ganancias económicas para los pepenadores no son las mismas que hace 30, 20 o 10 años, pero su ánimo no decae al afirmar que lo que obtienen él y su esposa les sirve para vivir.

Deja más o menos para comer. No hay mucho, quizá son unos 100 o 200 pesos lo que a veces recuperamos, todo depende de cuánto desecho llegue y el precio a como nos lo paguen, comenta.

Los detalles: ➡️ Conflicto por relleno sanitario de Panotla confronta a pobladores

Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

Pero generar esa cantidad implica varias horas. Para llegar a su centro de trabajo don Mario y su esposa caminan entre 30 y 45 minutos diarios de ida y hacen un tiempo similar para regresar a su hogar. A diferencia de algunos compañeros de labor, el matrimonio prefiere regresar pronto a su hogar porque la edad también les exige descansar.

Resignado ante una imposibilidad de que las cosas cambien, menciona que es poco el material reciclable que actualmente llega al relleno sanitario, pues refiere que antes ya fue escogido y acaparado por los trabajadores del ayuntamiento o por personal de la recolección de basura particular.

Le pedimos al gobierno que nos ayude, que los carros no pepenen para nosotros tener más material. Lo que juntamos es poquito, la gente solamente buscando mucho es como logra tener un salario. Los carros prácticamente son dueños del tiradero y de todo lo que se junta, y lo poquito que se les escapa a ellos es lo que juntamos, no tenemos más y con eso es con lo que nos vamos ayudando, expresa.

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Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

Don Mario recuerda que trabaja como pepenador prácticamente desde que ese predio fue convertido en un relleno sanitario, y en entrevista con El Sol de Tlaxcala cuenta que en su memoria conserva los momentos en que la maquinaria pesada rascó sobre el terreno para darle forma.

Primero fue para Tonsil (una mina), un lugar donde tiraba su tierra que llevaba a Puebla. Con el tiempo el gobierno lo empezó a hacer un tiradero de basura, hace aproximadamente 30 años”, relata.

Don Mario recuerda que siguiendo el ejemplo de Vicente Pérez Pérez, quizá el primer pepenador en el relleno sanitario de Panotla, él y varios pobladores de Techachalco acudieron a conocer el sitio que inmediatamente se convirtió en su lugar de trabajo, cuya labor principal es reciclar materiales como plástico o cartón.

Entérate: ➡️ Entrega DIF estatal despensas a familias afectadas por incendio

“Muchos seguimos su forma de trabajar, fue poquita gente, después se fue agrandando poco a poco”, señala al destacar que actualmente es una agrupación de aproximadamente 200 personas que todos los días trabaja y obtiene una remuneración para poder subsistir.

Doña Hortensia y su esposo Mario han sacado adelante su familia gracias a la pepena. Foto: César Rodríguez | El Sol de Tlaxcala

“RECOLECTANDO BASURA NOS GANAMOS EL PAN”

Por su lado, la señora Hortensia López Ramírez destaca que entre montañas de basura de todo tipo es como ellos se ganan el pan de cada día; ese ha sido su trabajo desde hace más de 30 años y por su edad es complicado pensar en otras opciones labores.

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Recientemente fue inscrita al programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores del Gobierno de México, pero antes de eso ella y su esposo solo vivían de lo que les pagan por pepenar en la basura.

Tenemos que lucharle un poquito más para tener otro poquito, y para ir pasando los días aquí tenemos que trabajar, enuncia mientras con dificultad se endereza, pues dice que sus pies ya no le responden igual a cuando tenía 40 años.

Doña Hortensia es de los pocos pepenadores que recolecta la basura en “Tonsil” sin ningún tipo de protección en sus manos o rostro y “a la brava” abre las bolsas de plástico y esculca entre los montones de basura que dejaron los camiones recolectores.

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La experiencia y su valentía le han permitido desistir del uso de guantes y hasta del cubrebocas para la selección del papel, plástico, vidrio y metal, pues al parecer no le tiene miedo a sufrir alguna herida, a contraer infecciones o adquirir alguna enfermedad.

Sin embargo, se muestra desanimada porque ser pepenadora adulta a veces ya no le deja ni para comer, caso contrario en las personas jóvenes que, por la ventaja de su edad, tienen la habilidad de recolectar más material y más rápido.

Siempre ha habido la misma cantidad de basura, pero antes el material era mejor, encontrábamos muchas cosas que nos convenían, pero ahorita ya somos más gente, hay menos material, ya viene escogido y nos dejan cosas que prácticamente nosotros ya no podemos vender, lamenta.

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Doña Hortensia opina que si los trabajadores de los ayuntamientos tienen un salario fijo deberían dejar libre el reciclaje a los pepenadores, pero también sabe que es algo con lo que tendrán que vivir permanentemente al recordar que la última vez que se inconformaron por ello e impidieron el paso de los camiones recolectores como una forma de protesta, el gobierno estatal les respondió con granaderos.

Desde su centro de trabajo que en últimas fechas ha registrado incendios, la señora Hortensia López Ramírez pide a las personas y a las autoridades ser empáticas y entender la situación en la que laboran y el mínimo ingreso que tienen al recolectar “casi nada”.

Explica que un kilogramo de PET se lo pagan en tres pesos y que para juntar esa cantidad ellos invierten mucho tiempo y esfuerzo.

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Ahorita está bien barato (el material que venden) y la canasta básica está muy cara”, reprocha.

Pese a las condiciones precarias, insalubres y complejas que a diario enfrentan, doña Hortensia asegura que se le tiene un cariño al trabajo de pepenador, “porque ha sido nuestra fuente de ingreso por muchos años, entonces nosotros por eso le tenemos ese cariño porque cuando no trabajamos lo echamos de menos”.

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