/ viernes 28 de agosto de 2020

Anatomía de lo Social | Deficiencias

Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico.

San Agustín

Sin duda las expectativas construidas, desde el escritorio, para el inicio de las actividades escolares, de acuerdo al calendario oficial, no pudieron cumplirse, pues las condiciones para ello mostraron una enorme cantidad de obstáculos, no solo por las estrategias implementadas con el uso de la tecnología, sino además por las condiciones económicas prevalecientes en el país, creándose una enorme brecha entre lo planeado y lo realizado, en consecuencia, se pudieron observar las deficiencias en los procesos, desde el educativo hasta el de la tecnología.

Más allá del tortuoso problema de la pandemia, el inicio de las actividades escolares, en la gran mayoría de sus niveles, específicamente en el básico y medio superior, atravesó por muchas dificultades, trastocando lo que se presumía sería un éxito, desafortunadamente, los objetivos esperados dejaron muchas decepciones, lo peor se pudo percibir en quienes tenían la esperanza de reiniciar sus estudios para mantener viva la esperanza de la superación.

No se puede negar el interés y la disposición de la gran mayoría de instituciones educativas en la organización y apertura de este nuevo ciclo, directivos y personal docente mostraron no solo sus capacidades, sino el profesionalismo para adecuarse a las exigencias de esta temporada tan singular, ajena a las tareas tradicionalmente ejecutadas, de cualquier forma, a pesar de estas fortalezas, las debilidades fueron creciendo en los escasos cinco días de iniciado oficialmente el ciclo escolar.

De las grandes deficiencias, a pesar de que en los discursos se aseguraba la cobertura de las fuentes informáticas a todos los rincones del país, en contrasentido, no solo las deficiencias en las plataformas, además, de los canales ofrecidos por la televisión abierta, evidenciaron, quizá no la falta de interés, pero si, de la insuficiente capacidad para trasmitir los contenidos de las diferentes materias, según los niveles; también fueron superados los formatos, sincrónicos y asincrónicos, pues el problema no radicaba en los tiempos sino en la diversidad de la tecnología.

Desde luego, en otras deficiencias operativas del ciclo escolar, se apreciaron, los problemas relativos al dinero, pues no solo podía representarse por tener una televisión, sino para quienes obligatoriamente habían de hacer el uso del internet para recibir sus cátedras en línea, por supuesto que hay quienes han realizado un enorme esfuerzo para no perderse de sus clases, sin embargo, en contrasentido, muchos, aunque no se crea, no pudieron “asistir” a las transmisiones por carecer tanto de dinero para comprar tiempo aire, así como de algún aparato receptor de las señales educativas.

En los niveles ya señalados, tampoco pudieron, “las mentes brillantes”, concebir que los padres o madres de familia, realizan otras actividades, cuyo resultado y beneficio, es el de obtener los ingresos necesarios para mantener a su familias, sin contar con los tiempos para ayudar a sus hijos en los estudios, de igual manera, no pudieron entender que enseñar, o acompañar, a un hijo en esos procesos, no solo basta el sentido común, sino también de cierto grado de formación para hacer un papel que, por supuesto, no les corresponde en su totalidad.

Como un ejemplo real, de los que hay muchos, una madre soltera que atiende un pequeño negocio y que es exigida por sus hijos para que los apoye, además de la ignorancia, no en sentido peyorativo, no puede estar calificada para ayudar. En un agregado adicional, aparece la desesperación por no poder hacerlo, el resultado, obviamente, es la pérdida parcial, de un conocimiento no logrado.

Para quienes saben de planeación argumentan que, se debió, en una primera instancia, someter a prueba en diferentes contextos, la viabilidad de las propuestas, pues no es lo mismo un medio rural a un urbano, que las condiciones económicas son desiguales, que la posesión de instrumentos tecnológicos no tiene coberturas generales, que los paterfamilias realizan otro tipo de actividades y no pueden, aunque quisieran, estar al pendiente de sus hijos, etc.

Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico.

San Agustín

Sin duda las expectativas construidas, desde el escritorio, para el inicio de las actividades escolares, de acuerdo al calendario oficial, no pudieron cumplirse, pues las condiciones para ello mostraron una enorme cantidad de obstáculos, no solo por las estrategias implementadas con el uso de la tecnología, sino además por las condiciones económicas prevalecientes en el país, creándose una enorme brecha entre lo planeado y lo realizado, en consecuencia, se pudieron observar las deficiencias en los procesos, desde el educativo hasta el de la tecnología.

Más allá del tortuoso problema de la pandemia, el inicio de las actividades escolares, en la gran mayoría de sus niveles, específicamente en el básico y medio superior, atravesó por muchas dificultades, trastocando lo que se presumía sería un éxito, desafortunadamente, los objetivos esperados dejaron muchas decepciones, lo peor se pudo percibir en quienes tenían la esperanza de reiniciar sus estudios para mantener viva la esperanza de la superación.

No se puede negar el interés y la disposición de la gran mayoría de instituciones educativas en la organización y apertura de este nuevo ciclo, directivos y personal docente mostraron no solo sus capacidades, sino el profesionalismo para adecuarse a las exigencias de esta temporada tan singular, ajena a las tareas tradicionalmente ejecutadas, de cualquier forma, a pesar de estas fortalezas, las debilidades fueron creciendo en los escasos cinco días de iniciado oficialmente el ciclo escolar.

De las grandes deficiencias, a pesar de que en los discursos se aseguraba la cobertura de las fuentes informáticas a todos los rincones del país, en contrasentido, no solo las deficiencias en las plataformas, además, de los canales ofrecidos por la televisión abierta, evidenciaron, quizá no la falta de interés, pero si, de la insuficiente capacidad para trasmitir los contenidos de las diferentes materias, según los niveles; también fueron superados los formatos, sincrónicos y asincrónicos, pues el problema no radicaba en los tiempos sino en la diversidad de la tecnología.

Desde luego, en otras deficiencias operativas del ciclo escolar, se apreciaron, los problemas relativos al dinero, pues no solo podía representarse por tener una televisión, sino para quienes obligatoriamente habían de hacer el uso del internet para recibir sus cátedras en línea, por supuesto que hay quienes han realizado un enorme esfuerzo para no perderse de sus clases, sin embargo, en contrasentido, muchos, aunque no se crea, no pudieron “asistir” a las transmisiones por carecer tanto de dinero para comprar tiempo aire, así como de algún aparato receptor de las señales educativas.

En los niveles ya señalados, tampoco pudieron, “las mentes brillantes”, concebir que los padres o madres de familia, realizan otras actividades, cuyo resultado y beneficio, es el de obtener los ingresos necesarios para mantener a su familias, sin contar con los tiempos para ayudar a sus hijos en los estudios, de igual manera, no pudieron entender que enseñar, o acompañar, a un hijo en esos procesos, no solo basta el sentido común, sino también de cierto grado de formación para hacer un papel que, por supuesto, no les corresponde en su totalidad.

Como un ejemplo real, de los que hay muchos, una madre soltera que atiende un pequeño negocio y que es exigida por sus hijos para que los apoye, además de la ignorancia, no en sentido peyorativo, no puede estar calificada para ayudar. En un agregado adicional, aparece la desesperación por no poder hacerlo, el resultado, obviamente, es la pérdida parcial, de un conocimiento no logrado.

Para quienes saben de planeación argumentan que, se debió, en una primera instancia, someter a prueba en diferentes contextos, la viabilidad de las propuestas, pues no es lo mismo un medio rural a un urbano, que las condiciones económicas son desiguales, que la posesión de instrumentos tecnológicos no tiene coberturas generales, que los paterfamilias realizan otro tipo de actividades y no pueden, aunque quisieran, estar al pendiente de sus hijos, etc.