/ viernes 17 de septiembre de 2021

Anatomía de lo Social | Independencia

La felicidad de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.

José Martí

En una conmemoración desangelada, la ceremonia del Grito de Independencia estuvo permeada por las limitaciones causadas por una pandemia, cuyo fin no tiene fecha, sin embargo, a pesar de esas condiciones, en muchos lugares del país se llevaron al cabo, con los protocolos correspondientes, desde los honores a los símbolos patrios hasta los festejos particulares, donde los platillos tradicionales estuvieron presentes en muchos hogares donde estuvieran presentes los mexicanos.

Más allá de la ceremonia del Grito de Independencia, y a pesar de las inconveniencias por el clima y las restricciones para no hacer presencia en los eventos, hubo muchos lugares que permitieron la asistencia de personas, a pesar de no existir convocatoria para ello; de cualquier forma, los dos años antecedentes han dejado, o mejor dicho, han propiciado las modificaciones no solo en los actos cívicos y sociales, sino, además, en el ánimo de las personas.

Por supuesto, los antecedentes históricos de esta gesta revolucionaria, pareciera, han perdido vigencia, pues el sentido de pertenencia a México solo se ha mantenido en una celebración, no en la conmemoración propia hacia quienes fueron considerados en otros tiempos los héroes que nos legaron un país libre e independiente de la corona; hoy, la misma historia ha permitido algunas modificaciones por aquellos científicos que se han encargado de descubrir otras facetas de los mismos personajes independentistas, que han servido para entenderlos desde otra perspectiva; por lo tanto, la esencia del Grito de Independencia no es el mismo que en otros años.

Aunque las condiciones, las circunstancias y los gobiernos han cambiado, todavía quedan algunos resabios de identidad nacional sustentados, en una muy primera instancia, por la ceremonia republicana de homenaje a los símbolos patrios, a los primeros nombres mencionados tradicionalmente cuando se vitorea a la patria y se ondea la bandera nacional, el acto, para quienes sienten esa identidad, todavía causa grandes emociones, algunos hasta las lágrimas, mantienen la creencia de los cambios prometidos, aunque no sean tan notables.

  • De alguna manera, el compromiso legado por la historia se hizo presente, se cumplió con las obligaciones constitucionales, dándole al pueblo la esperanza de alcanzar en algún momento los cambios en las formas de vida, pues no es solo la libertad, sino también el cumplimiento a lo constitucionalmente establecido en los beneficios para los ciudadanos, eso puede ser lo que aún tiene, o mantiene, la esperanza de millones de mexicanos.

En contrasentido a lo formal, histórico, cívico y cultural, también hubo otras facilidades no tenidas en otros tiempos, por ejemplo, la facilidad de pasar inadvertido el hecho sobre la aplicación de la famosa “ley seca”, esta vez hubo oportunidad de permitirle a la gente poder comprar, consumir y vender las bebidas que liberan la conciencia para expresar la algarabía y felicidad por sentirse libres, aunque ese sentimiento sea solo pasajero.

Algo de lo que tampoco es novedoso, la ausencia del lábaro patrio en las casas y automóviles, que orgullosamente se colocaban como una evidencia de tener, por ese hecho, el sentido de patriotismo; lamentablemente, hoy solo se quedó en los saludos enviados a través de la tecnología, cientos de mensajes de WahtsApp fueron enviados y recibidos, sin siquiera acompañarlos de un comentario personal, o cuando menos manifestar la mexicanidad con un texto adicional; obviamente, se supone, esto hace evidente que la independencia se perdió en el tiempo.

De lo que posiblemente pudiera decirse que guardo ese sentido de la historia y de la patria, fueron las celebraciones particulares, pues fue más que evidente cuando se pudo observar el movimiento en los centros comerciales o en los mercados para comprar los ingredientes para la elaboración, entre otros alimentos, de los tamales, las garnachas, el pozole etc…

Esa fue como la mejor forma de celebrar, comer en familia, tomarse unas copitas y, ocasionalmente, recordar el motivo de la reunión.

En fin, entre conmemoraciones y celebraciones, entre identidad y olvido, entre comidas y bebidas, concluyó un año más del inicio de la independencia de nuestro país, quedando pendiente que los gobiernos le den al pueblo lo que siempre se ha perseguido, la libertad y la independencia, adicionada de una vida diferente, donde exista la salud, la bonanza y la seguridad para todos.

La felicidad de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.

José Martí

En una conmemoración desangelada, la ceremonia del Grito de Independencia estuvo permeada por las limitaciones causadas por una pandemia, cuyo fin no tiene fecha, sin embargo, a pesar de esas condiciones, en muchos lugares del país se llevaron al cabo, con los protocolos correspondientes, desde los honores a los símbolos patrios hasta los festejos particulares, donde los platillos tradicionales estuvieron presentes en muchos hogares donde estuvieran presentes los mexicanos.

Más allá de la ceremonia del Grito de Independencia, y a pesar de las inconveniencias por el clima y las restricciones para no hacer presencia en los eventos, hubo muchos lugares que permitieron la asistencia de personas, a pesar de no existir convocatoria para ello; de cualquier forma, los dos años antecedentes han dejado, o mejor dicho, han propiciado las modificaciones no solo en los actos cívicos y sociales, sino, además, en el ánimo de las personas.

Por supuesto, los antecedentes históricos de esta gesta revolucionaria, pareciera, han perdido vigencia, pues el sentido de pertenencia a México solo se ha mantenido en una celebración, no en la conmemoración propia hacia quienes fueron considerados en otros tiempos los héroes que nos legaron un país libre e independiente de la corona; hoy, la misma historia ha permitido algunas modificaciones por aquellos científicos que se han encargado de descubrir otras facetas de los mismos personajes independentistas, que han servido para entenderlos desde otra perspectiva; por lo tanto, la esencia del Grito de Independencia no es el mismo que en otros años.

Aunque las condiciones, las circunstancias y los gobiernos han cambiado, todavía quedan algunos resabios de identidad nacional sustentados, en una muy primera instancia, por la ceremonia republicana de homenaje a los símbolos patrios, a los primeros nombres mencionados tradicionalmente cuando se vitorea a la patria y se ondea la bandera nacional, el acto, para quienes sienten esa identidad, todavía causa grandes emociones, algunos hasta las lágrimas, mantienen la creencia de los cambios prometidos, aunque no sean tan notables.

  • De alguna manera, el compromiso legado por la historia se hizo presente, se cumplió con las obligaciones constitucionales, dándole al pueblo la esperanza de alcanzar en algún momento los cambios en las formas de vida, pues no es solo la libertad, sino también el cumplimiento a lo constitucionalmente establecido en los beneficios para los ciudadanos, eso puede ser lo que aún tiene, o mantiene, la esperanza de millones de mexicanos.

En contrasentido a lo formal, histórico, cívico y cultural, también hubo otras facilidades no tenidas en otros tiempos, por ejemplo, la facilidad de pasar inadvertido el hecho sobre la aplicación de la famosa “ley seca”, esta vez hubo oportunidad de permitirle a la gente poder comprar, consumir y vender las bebidas que liberan la conciencia para expresar la algarabía y felicidad por sentirse libres, aunque ese sentimiento sea solo pasajero.

Algo de lo que tampoco es novedoso, la ausencia del lábaro patrio en las casas y automóviles, que orgullosamente se colocaban como una evidencia de tener, por ese hecho, el sentido de patriotismo; lamentablemente, hoy solo se quedó en los saludos enviados a través de la tecnología, cientos de mensajes de WahtsApp fueron enviados y recibidos, sin siquiera acompañarlos de un comentario personal, o cuando menos manifestar la mexicanidad con un texto adicional; obviamente, se supone, esto hace evidente que la independencia se perdió en el tiempo.

De lo que posiblemente pudiera decirse que guardo ese sentido de la historia y de la patria, fueron las celebraciones particulares, pues fue más que evidente cuando se pudo observar el movimiento en los centros comerciales o en los mercados para comprar los ingredientes para la elaboración, entre otros alimentos, de los tamales, las garnachas, el pozole etc…

Esa fue como la mejor forma de celebrar, comer en familia, tomarse unas copitas y, ocasionalmente, recordar el motivo de la reunión.

En fin, entre conmemoraciones y celebraciones, entre identidad y olvido, entre comidas y bebidas, concluyó un año más del inicio de la independencia de nuestro país, quedando pendiente que los gobiernos le den al pueblo lo que siempre se ha perseguido, la libertad y la independencia, adicionada de una vida diferente, donde exista la salud, la bonanza y la seguridad para todos.