/ miércoles 11 de noviembre de 2020

Caras y Máscaras | Alejandro Martínez Contreras, un cronista emblemático

El pasado 26 de octubre, a la edad de 92 años, falleció Alejandro Martínez Contreras, quien fue cronista del municipio de Calpulalpan durante 35 años. En recuerdo de su laudable labor, al tener conocimiento del triste deceso el maestro Mario Ríos Reyes, Delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Tlaxcala de 1989 a 1995, quien conoció al finado cronista con motivo de iniciarse los trabajos exploratorios de las zonas arqueológicas de Zultépec (Tecoaque), Los Cerritos y La Herradura, respetuosamente formuló la siguiente semblanza:

"Alejandro Martínez Contreras Cronista de Calpulalpan, formó con Desiderio Hernández Xochitiotzin y José Hernández Castillo el eje transversal de la crónica en el estado de Tlaxcala. De oriente a occidente en varios momentos coincidieron para contar los sucesos del estado, aunque Martínez Contreras por casi cuatro décadas enfrentó la dificultad de escribir crónicas dadas las limitadas fuentes históricas referentes a los actuales municipios del oeste de Tlaxcala.

"Cuando se enseñaba la historia prehispánica de Tlaxcala, todos los maestros de primaria se referían a las dinastías de los cuatro señoríos, la alianza con los hispanos, el arrojo y la rebeldía de Xicohténcatl Alzayacatzin, el Joven, y la conquista espiritual franciscana, relatos que no alcanzaban los terrenos por donde se oculta el sol, cuando aquellas elevadas tierras eran texcocanas, una región que no fue de Tlaxcala del siglo XIV al siglo XIX.

"Alejandro Martínez se empeñó en llenar el vacío, insistió con la población -que tempranamente perdió el uso del náhuatl-, en descifrar los toponímicos, y ante las autoridades insistió en la exploración arqueológica de Zultépec (Tecoaque "lugar donde se comieron a los señores") que en los años 60 del siglo pasado había iniciado el arqueólogo Román Piña Chan. Las limitaciones de personal técnico en el INAH causaron que fuera hasta 1989 que se continuaran los trabajos exploratorios en las zonas arqueológicas mencionadas.

"Cronista municipal tradicional atestiguó los aconteceres locales, rastreó la tradición oral, las leyendas y los recuerdos. Registró el auge y el ocaso del divino neutle, la producción pulquera, la magnificencia de las haciendas, la epopeya de la transportación ferroviaria y el impacto de la producción de la cebada, que cambio el paisaje de magueyales a llanuras cerealeras con la referencia obligada a los silos para su procesamiento industrial. "Observó los múltiples y lentos avances de las carreteras para los autotransportes, la explosión del crecimiento demográfico de los pueblos de la comarca, hasta llegar a la saturación del pavimento con innumerables tractocamiones arrastrando remolques duplicados.

"Su libro "Lo que vi, lo que leí y lo que me contaron de Calpulalpan" es referencia obligada para conocer la historia matria -del terruño-, en paralelo con la historia patria, que desgraciadamente cada vez se enseña menos. Su libro ahora es difícil de encontrar, pues las historias en papel están en peligro de extinción, por lo que es necesario que quienes lo atesoran faciliten su disponibilidad para enriquecer el acervo de bibliotecas y museos de la palabra y la memoria.

"Fue tesorero y síndico municipal y en esos cargos conoció a detalle lo evidente, entendió a fondo el problema del progreso y el retraso, supo de la magnitud de las fortunas y las carencias; fue conocedor de las características de sus coterráneos, apreció sus valores y sus tradiciones, observó ferias y peregrinaciones anuales, los cambios de dirección en las avenidas y las calles, la edificación y permanencia de obras y edificios públicos, el surgimiento caótico de zonas residenciales…

"Los hallazgos arqueológicos en Tecoaque y La Herradura han dotado a la historia de Calpulalpan de una enorme cantidad de datos, de la existencia de una tradición y de un orgullo, los grandes retos son ahora la difusión del patrimonio histórico, el surgimiento de nuevos cronistas que puedan continuar la encomiable labor del fallecido narrador calpulalpense y la actuación de gobiernos locales y entidades nacionales que apoyen la investigación y propagación de la riqueza cultural local. "Alejandro Martínez Contreras percibió la necesidad de disponer de información que sustente la identidad comunitaria y admirablemente contribuyó a satisfacer tal carencia, en homenaje a su encomiable labor de décadas se dedican estas palabras." Mario Ríos Reyes.

El pasado 26 de octubre, a la edad de 92 años, falleció Alejandro Martínez Contreras, quien fue cronista del municipio de Calpulalpan durante 35 años. En recuerdo de su laudable labor, al tener conocimiento del triste deceso el maestro Mario Ríos Reyes, Delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Tlaxcala de 1989 a 1995, quien conoció al finado cronista con motivo de iniciarse los trabajos exploratorios de las zonas arqueológicas de Zultépec (Tecoaque), Los Cerritos y La Herradura, respetuosamente formuló la siguiente semblanza:

"Alejandro Martínez Contreras Cronista de Calpulalpan, formó con Desiderio Hernández Xochitiotzin y José Hernández Castillo el eje transversal de la crónica en el estado de Tlaxcala. De oriente a occidente en varios momentos coincidieron para contar los sucesos del estado, aunque Martínez Contreras por casi cuatro décadas enfrentó la dificultad de escribir crónicas dadas las limitadas fuentes históricas referentes a los actuales municipios del oeste de Tlaxcala.

"Cuando se enseñaba la historia prehispánica de Tlaxcala, todos los maestros de primaria se referían a las dinastías de los cuatro señoríos, la alianza con los hispanos, el arrojo y la rebeldía de Xicohténcatl Alzayacatzin, el Joven, y la conquista espiritual franciscana, relatos que no alcanzaban los terrenos por donde se oculta el sol, cuando aquellas elevadas tierras eran texcocanas, una región que no fue de Tlaxcala del siglo XIV al siglo XIX.

"Alejandro Martínez se empeñó en llenar el vacío, insistió con la población -que tempranamente perdió el uso del náhuatl-, en descifrar los toponímicos, y ante las autoridades insistió en la exploración arqueológica de Zultépec (Tecoaque "lugar donde se comieron a los señores") que en los años 60 del siglo pasado había iniciado el arqueólogo Román Piña Chan. Las limitaciones de personal técnico en el INAH causaron que fuera hasta 1989 que se continuaran los trabajos exploratorios en las zonas arqueológicas mencionadas.

"Cronista municipal tradicional atestiguó los aconteceres locales, rastreó la tradición oral, las leyendas y los recuerdos. Registró el auge y el ocaso del divino neutle, la producción pulquera, la magnificencia de las haciendas, la epopeya de la transportación ferroviaria y el impacto de la producción de la cebada, que cambio el paisaje de magueyales a llanuras cerealeras con la referencia obligada a los silos para su procesamiento industrial. "Observó los múltiples y lentos avances de las carreteras para los autotransportes, la explosión del crecimiento demográfico de los pueblos de la comarca, hasta llegar a la saturación del pavimento con innumerables tractocamiones arrastrando remolques duplicados.

"Su libro "Lo que vi, lo que leí y lo que me contaron de Calpulalpan" es referencia obligada para conocer la historia matria -del terruño-, en paralelo con la historia patria, que desgraciadamente cada vez se enseña menos. Su libro ahora es difícil de encontrar, pues las historias en papel están en peligro de extinción, por lo que es necesario que quienes lo atesoran faciliten su disponibilidad para enriquecer el acervo de bibliotecas y museos de la palabra y la memoria.

"Fue tesorero y síndico municipal y en esos cargos conoció a detalle lo evidente, entendió a fondo el problema del progreso y el retraso, supo de la magnitud de las fortunas y las carencias; fue conocedor de las características de sus coterráneos, apreció sus valores y sus tradiciones, observó ferias y peregrinaciones anuales, los cambios de dirección en las avenidas y las calles, la edificación y permanencia de obras y edificios públicos, el surgimiento caótico de zonas residenciales…

"Los hallazgos arqueológicos en Tecoaque y La Herradura han dotado a la historia de Calpulalpan de una enorme cantidad de datos, de la existencia de una tradición y de un orgullo, los grandes retos son ahora la difusión del patrimonio histórico, el surgimiento de nuevos cronistas que puedan continuar la encomiable labor del fallecido narrador calpulalpense y la actuación de gobiernos locales y entidades nacionales que apoyen la investigación y propagación de la riqueza cultural local. "Alejandro Martínez Contreras percibió la necesidad de disponer de información que sustente la identidad comunitaria y admirablemente contribuyó a satisfacer tal carencia, en homenaje a su encomiable labor de décadas se dedican estas palabras." Mario Ríos Reyes.