/ viernes 2 de julio de 2021

La presencia de la “Señora Violencia”

¡La violencia nos acecha! Su presencia etiqueta nuestros tiempos. Tamaulipas, entidad que se ubica en la costa del golfo, limítrofe con los EE. UU., sufre los embates de un narco desbordado. Son las bandas y cárteles que se disputan el territorio y las rutas de trasiego del golfo.

Asesinan sin piedad y sin motivos aparentes. Pareciera que solo buscan el caos, el terror y el miedo. Es fama pública que los dos anteriores gobernadores estuvieron coludidos con el narco y del actual, se afirma lo mismo. Se dice que amasó fortuna incalculable, invertida “de aquel lado”.

Por ahora, preocupado solo por su sobrevivencia. Escudado en las instituciones judiciales que le procuran momentáneas trincheras. Vive su día a día a salto de mata. Tamaulipas, entidad norteña en la cual la muerte circula por calles y carreteras. La pregunta es, ¿a quién beneficiaria que Estados Unidos llegase a catalogar a México como “terrorista”? Propiciando la intervención imperial.

Me atrevo a pensar que solo convendría a los que ahora están afectados en sus intereses por una política presidencial de rescate de la soberanía, de la riqueza social y de atención para los desposeídos.

¿Qué tan descabellado seria aventurar que por eso alientan a las bandas rivales, destruyendo la tranquilidad? Esperando quizás el beneficio que para ellos conlleve el fracaso del proyecto electoral que treinta millones de mexicanos exigieron como necesario en las urnas electorales hace dos años. Esta es una interrogante que vale la pena reflexionar.

¡La violencia se hace presente! Ahora la dirigencia nacional de un partido otrora poderoso en lo nacional, se discute en las calles al más puro estilo de las bandas gansteriles de Chicago de principios del siglo pasado.

En escena, ha aparecido un personaje oaxaqueño de infame memoria, que mostró sus habilidades de “bravucón callejero”, de “fajador de barrio” cuando gobernó Oaxaca. Tira la piedra y esconde la mano. Ubica como distractor una “protesta” de apariencia pacifista, pero por otro lado suelta a sus bandas callejeras. Ambiciona la dirigencia nacional.

En ese vacío de poder que propició la derrota tricolor en las elecciones pasadas, vislumbra oportunidad para regresar de esa forma a los escenarios nacionales. Enseñando su arma predilecta, la estrategia golpeadora como negociación.

Modelo copiado del gansterismo sindical que en México cada cuanto debate a balazos y en las calles o donde sea, sus titularidades. Nada hay más peligroso que un político sin chamba y con morrales de dinero. La política de México debiera erradicar esas conductas. El pasado post revolucionario nos alecciona a través de las memorias del potosino Gonzalo N. Santos.

Época aquella de sangre en las calles, ametralladoras Thompson, gargaleotes, cacicazgos a sangre y fuego, que imponían por la ley del más fuerte designios políticos. Vuelvo a preguntar, ¿A quién beneficia el caos en un PRI desfondado, cascaron vacío y que ha perdido toda credibilidad? Pero que esconde en su vientre a personajes dispuestos a todo.

Que pudieran ver en la política violenta, apoyada en recursos infinitos, la vía para hacer presencia en la escena nacional. Insuflando por oscuros personajes y desde los albañales de la política nacional, nuevos halitos de vida.

¡Más violencia en nuestros días! La educación del más alto costo en México, como es el caso de la muy prestigiada Universidad de las Américas UDLA, establecida en Cholula, Puebla, debió mediante la violencia física legitimada, fundamentada en una orden judicial, sustituir sus patronos, con el mismo timón, pero nuevo timonel.

La fundación Mary Street Jenkins, se dice que de tiempo atrás sufrió una usurpación de sus bienes y dirigencia.

Ha sido del conocimiento de la prensa nacional, la inmensa riqueza que esa fundación legó y que, en este caso, en apariencia durante cierto tiempo fue objeto de indebido apoderamiento por quienes, usurpadores, buscaron adueñarse de esa fortuna incalculable, de la dirección de tan fastuosa y afamada universidad.

Por de pronto, fueron desalojados los directivos de un patronato para ubicar uno nuevo. Cambio que desde luego se espera sea benéfico para la formación de estudiantes nacionales y extranjeros. En todas partes se “cuecen habas”. Y en mi casa las “comaladas”.

¡La violencia nos acecha! Su presencia etiqueta nuestros tiempos. Tamaulipas, entidad que se ubica en la costa del golfo, limítrofe con los EE. UU., sufre los embates de un narco desbordado. Son las bandas y cárteles que se disputan el territorio y las rutas de trasiego del golfo.

Asesinan sin piedad y sin motivos aparentes. Pareciera que solo buscan el caos, el terror y el miedo. Es fama pública que los dos anteriores gobernadores estuvieron coludidos con el narco y del actual, se afirma lo mismo. Se dice que amasó fortuna incalculable, invertida “de aquel lado”.

Por ahora, preocupado solo por su sobrevivencia. Escudado en las instituciones judiciales que le procuran momentáneas trincheras. Vive su día a día a salto de mata. Tamaulipas, entidad norteña en la cual la muerte circula por calles y carreteras. La pregunta es, ¿a quién beneficiaria que Estados Unidos llegase a catalogar a México como “terrorista”? Propiciando la intervención imperial.

Me atrevo a pensar que solo convendría a los que ahora están afectados en sus intereses por una política presidencial de rescate de la soberanía, de la riqueza social y de atención para los desposeídos.

¿Qué tan descabellado seria aventurar que por eso alientan a las bandas rivales, destruyendo la tranquilidad? Esperando quizás el beneficio que para ellos conlleve el fracaso del proyecto electoral que treinta millones de mexicanos exigieron como necesario en las urnas electorales hace dos años. Esta es una interrogante que vale la pena reflexionar.

¡La violencia se hace presente! Ahora la dirigencia nacional de un partido otrora poderoso en lo nacional, se discute en las calles al más puro estilo de las bandas gansteriles de Chicago de principios del siglo pasado.

En escena, ha aparecido un personaje oaxaqueño de infame memoria, que mostró sus habilidades de “bravucón callejero”, de “fajador de barrio” cuando gobernó Oaxaca. Tira la piedra y esconde la mano. Ubica como distractor una “protesta” de apariencia pacifista, pero por otro lado suelta a sus bandas callejeras. Ambiciona la dirigencia nacional.

En ese vacío de poder que propició la derrota tricolor en las elecciones pasadas, vislumbra oportunidad para regresar de esa forma a los escenarios nacionales. Enseñando su arma predilecta, la estrategia golpeadora como negociación.

Modelo copiado del gansterismo sindical que en México cada cuanto debate a balazos y en las calles o donde sea, sus titularidades. Nada hay más peligroso que un político sin chamba y con morrales de dinero. La política de México debiera erradicar esas conductas. El pasado post revolucionario nos alecciona a través de las memorias del potosino Gonzalo N. Santos.

Época aquella de sangre en las calles, ametralladoras Thompson, gargaleotes, cacicazgos a sangre y fuego, que imponían por la ley del más fuerte designios políticos. Vuelvo a preguntar, ¿A quién beneficia el caos en un PRI desfondado, cascaron vacío y que ha perdido toda credibilidad? Pero que esconde en su vientre a personajes dispuestos a todo.

Que pudieran ver en la política violenta, apoyada en recursos infinitos, la vía para hacer presencia en la escena nacional. Insuflando por oscuros personajes y desde los albañales de la política nacional, nuevos halitos de vida.

¡Más violencia en nuestros días! La educación del más alto costo en México, como es el caso de la muy prestigiada Universidad de las Américas UDLA, establecida en Cholula, Puebla, debió mediante la violencia física legitimada, fundamentada en una orden judicial, sustituir sus patronos, con el mismo timón, pero nuevo timonel.

La fundación Mary Street Jenkins, se dice que de tiempo atrás sufrió una usurpación de sus bienes y dirigencia.

Ha sido del conocimiento de la prensa nacional, la inmensa riqueza que esa fundación legó y que, en este caso, en apariencia durante cierto tiempo fue objeto de indebido apoderamiento por quienes, usurpadores, buscaron adueñarse de esa fortuna incalculable, de la dirección de tan fastuosa y afamada universidad.

Por de pronto, fueron desalojados los directivos de un patronato para ubicar uno nuevo. Cambio que desde luego se espera sea benéfico para la formación de estudiantes nacionales y extranjeros. En todas partes se “cuecen habas”. Y en mi casa las “comaladas”.