/ sábado 5 de junio de 2021

Nada Personal | A mis 18

Corría el año 2001 cuando lo hice por primera vez. Recién había cumplido 18 años y estaba muy emocionado porque comprobaría que ya era adulto, un hombre hecho y derecho.

Mis hermanas y hermano mayores ya lo habían hecho muchas veces y me dijeron que no tuviera temor, por el contrario, que lo disfrutara, aunque debo confesar que sentí nervios.

Un amigo de más años que yo me dijo tuviera cuidado, pues él se sentía arrepentido porque le hicieron promesas que jamás se cumplieron, aunque tenía la satisfacción de que no quedó en él pues hizo lo que en ese momento pensó fue lo correcto.

Fue así que me preparé para vivir el momento y comencé a escuchar los consejos de la radio y la televisión que decían a los jóvenes que siempre deben hacerlo informados.

En muchas pláticas mis compañeros de escuela y yo nos preguntábamos cómo nos sentiríamos o si de plano mejor no lo hacíamos. El hecho es que varios ya andaban en eso y yo no me quería quedar atrás. Entre los muchos perfiles no estaba del lado de ninguno, aunque algunas opciones me convencían.

De momento traté de elegir a más de dos opciones, pero alguien me dijo que eso no era válido, que lo correcto es solo con una o uno a la vez.

En aquel entonces entre las múltiples opciones había una mujer que se veía muy interesante y, aunque era mayor que yo, debo confesar que me ilusioné y quería hacer con ella ese acto sencillo, natural y que se repite por todo el mundo, porque así como se hace en Tlaxcala y en México, lo aplican en Estados Unidos de Norteamérica o Brasil, y en países de Europa, Asia y África, aunque con ciertos cambios porque mientras en algunos son muy apasionados, en otros son muy fríos y lo hacen prácticamente por obligación.

Dos días antes me preparé, coloqué la fecha en la agenda y solo me faltaba checar la hora.

Unos tíos me dijeron que a ellos les gusta hacerlo muy temprano, para después irse tranquilos a trabajar o de paseo. Otros familiares me dijeron que la mejor forma es hacerlo al mediodía, porque estás en tus cinco sentidos y sientes más el impulso, aunque con el calor es más tardado para llegar y, la gran mayoría de veces, te desesperas por no poder terminar pronto.

Un amigo me contó que es mejor casi al final de la jornada porque estás libre de toda preocupación del día, aunque corres el riesgo de estar agotado y como todos andan presumiendo que ya lo hicieron, te sientes presionado y disfrutas menos.

Fue así que en aquel 2001 decidí hacerlo muy temprano, recién bañado y junto al parque que está a la vuelta de la casa de mis papás. Ahí elegí a los tres candidatos por los que votaría por primera vez para Presidente Municipal de Chiautempan, para Diputado local y para Presidente de mi Comunidad.

Lamentablemente mi opción para presidente municipal perdió, pero me sentí contento por cumplir por primera vez con mi deber ciudadano, como un hombre de 18 años.

Jóvenes que por primera vez van a votar este 6 de junio, mi consejo es que se atrevan, no tengan miedo y jamás se arrepientan.

Corría el año 2001 cuando lo hice por primera vez. Recién había cumplido 18 años y estaba muy emocionado porque comprobaría que ya era adulto, un hombre hecho y derecho.

Mis hermanas y hermano mayores ya lo habían hecho muchas veces y me dijeron que no tuviera temor, por el contrario, que lo disfrutara, aunque debo confesar que sentí nervios.

Un amigo de más años que yo me dijo tuviera cuidado, pues él se sentía arrepentido porque le hicieron promesas que jamás se cumplieron, aunque tenía la satisfacción de que no quedó en él pues hizo lo que en ese momento pensó fue lo correcto.

Fue así que me preparé para vivir el momento y comencé a escuchar los consejos de la radio y la televisión que decían a los jóvenes que siempre deben hacerlo informados.

En muchas pláticas mis compañeros de escuela y yo nos preguntábamos cómo nos sentiríamos o si de plano mejor no lo hacíamos. El hecho es que varios ya andaban en eso y yo no me quería quedar atrás. Entre los muchos perfiles no estaba del lado de ninguno, aunque algunas opciones me convencían.

De momento traté de elegir a más de dos opciones, pero alguien me dijo que eso no era válido, que lo correcto es solo con una o uno a la vez.

En aquel entonces entre las múltiples opciones había una mujer que se veía muy interesante y, aunque era mayor que yo, debo confesar que me ilusioné y quería hacer con ella ese acto sencillo, natural y que se repite por todo el mundo, porque así como se hace en Tlaxcala y en México, lo aplican en Estados Unidos de Norteamérica o Brasil, y en países de Europa, Asia y África, aunque con ciertos cambios porque mientras en algunos son muy apasionados, en otros son muy fríos y lo hacen prácticamente por obligación.

Dos días antes me preparé, coloqué la fecha en la agenda y solo me faltaba checar la hora.

Unos tíos me dijeron que a ellos les gusta hacerlo muy temprano, para después irse tranquilos a trabajar o de paseo. Otros familiares me dijeron que la mejor forma es hacerlo al mediodía, porque estás en tus cinco sentidos y sientes más el impulso, aunque con el calor es más tardado para llegar y, la gran mayoría de veces, te desesperas por no poder terminar pronto.

Un amigo me contó que es mejor casi al final de la jornada porque estás libre de toda preocupación del día, aunque corres el riesgo de estar agotado y como todos andan presumiendo que ya lo hicieron, te sientes presionado y disfrutas menos.

Fue así que en aquel 2001 decidí hacerlo muy temprano, recién bañado y junto al parque que está a la vuelta de la casa de mis papás. Ahí elegí a los tres candidatos por los que votaría por primera vez para Presidente Municipal de Chiautempan, para Diputado local y para Presidente de mi Comunidad.

Lamentablemente mi opción para presidente municipal perdió, pero me sentí contento por cumplir por primera vez con mi deber ciudadano, como un hombre de 18 años.

Jóvenes que por primera vez van a votar este 6 de junio, mi consejo es que se atrevan, no tengan miedo y jamás se arrepientan.