/ lunes 30 de marzo de 2020

Nada Personal | Aprendizaje

Desde niño aprendí que “no hay mal que por bien no venga” y hoy, la pandemia mundial por el Covid-19, lo reafirma.

La humanidad enfrenta desde hace unos meses uno de sus mayores retos por la expansión del Coronavirus y, por supuesto, México y Tlaxcala no iban a estar exentos.

Pero más allá de los números y si las estrategias gubernamentales para hacerle frente a la problemática de salud pública son eficaces, me quiero centrar en el aislamiento preventivo.

El hashtag #QuédateEnCasa convoca a la gran mayoría de ciudadanos a evitar salir de sus hogares para evitar ser contagiados por el virus que ya circula en nuestro territorio. Como buenos mexicanos, el ingenio ha relucido en los últimos días a través de graciosos memes y videos que circulan en redes, pero no solo eso, también se ha visto a padres compartir más tiempo con sus hijos y a hijos compartir más tiempo con sus padres.

El virus poco a poco ha hecho que los humanos seamos más humanos y sintamos empatía por quienes sufren, pues el Covid-19 no distingue entre ricos o pobres y estar en casa ha demostrado lo que realmente es importante: la salud propia y de quienes amamos.

EMPATÍA VIRAL

Retomo parte de un texto de la escritora Edna Rueda Abrahams, quien describe como las fronteras que por años se defendieron con guerras, hoy se han quebrado con gotitas de saliva y las infalibles potencias observan cómo se puede caer ante un beso y un abrazo.

“Y entonces una enfermera se ha vuelto más indispensable que un futbolista y un hospital se hizo más urgente que un misil*. Se apagaron luces en estadios, se detuvieron los conciertos, misas y encuentros masivos, y entonces hubo tiempo para la reflexión, para esperar que lleguen todos a casa y contar cuentos que estuvieron a punto de ser olvidados”.

“Tres gotitas de mocos en el aire nos ha puesto a cuidar ancianos, a valorar la ciencia por encima de la economía. Nos ha dicho que no solo los indigentes traen pestes, que nuestra pirámide de valores estaba invertida, que la vida siempre fue primero y que las otras cosas eran accesorios”, manifiesta.

Y concluye: “No hay un lugar seguro, en la mente de todos nos caben todos*. Y empezamos a desearle el bien al vecino, necesitamos que se mantenga seguro, necesitamos que no se enferme, que viva mucho, que sea feliz*. Junto a una paranoia hervida en desinfectante nos damos cuenta que, si yo tengo agua y el de más allá no, mi vida está en riesgo*. Volvimos a ser aldea, la solidaridad se tiñe de miedo y a riesgo de perdernos en el aislamiento, existe una sola alternativa: ser mejores juntos. Si todo sale bien, todo cambiará para siempre.

ADIVINA ADIVINADOR…

¿Qué regidor de Chiautempan hizo una mega pachanga en su casa de la calle Unión, pese a las recomendaciones gubernamentales para evitar este tipo de eventos?

Un dato: su nombre empieza con D de Damián y su apellido con M de Mendoza.

Desde niño aprendí que “no hay mal que por bien no venga” y hoy, la pandemia mundial por el Covid-19, lo reafirma.

La humanidad enfrenta desde hace unos meses uno de sus mayores retos por la expansión del Coronavirus y, por supuesto, México y Tlaxcala no iban a estar exentos.

Pero más allá de los números y si las estrategias gubernamentales para hacerle frente a la problemática de salud pública son eficaces, me quiero centrar en el aislamiento preventivo.

El hashtag #QuédateEnCasa convoca a la gran mayoría de ciudadanos a evitar salir de sus hogares para evitar ser contagiados por el virus que ya circula en nuestro territorio. Como buenos mexicanos, el ingenio ha relucido en los últimos días a través de graciosos memes y videos que circulan en redes, pero no solo eso, también se ha visto a padres compartir más tiempo con sus hijos y a hijos compartir más tiempo con sus padres.

El virus poco a poco ha hecho que los humanos seamos más humanos y sintamos empatía por quienes sufren, pues el Covid-19 no distingue entre ricos o pobres y estar en casa ha demostrado lo que realmente es importante: la salud propia y de quienes amamos.

EMPATÍA VIRAL

Retomo parte de un texto de la escritora Edna Rueda Abrahams, quien describe como las fronteras que por años se defendieron con guerras, hoy se han quebrado con gotitas de saliva y las infalibles potencias observan cómo se puede caer ante un beso y un abrazo.

“Y entonces una enfermera se ha vuelto más indispensable que un futbolista y un hospital se hizo más urgente que un misil*. Se apagaron luces en estadios, se detuvieron los conciertos, misas y encuentros masivos, y entonces hubo tiempo para la reflexión, para esperar que lleguen todos a casa y contar cuentos que estuvieron a punto de ser olvidados”.

“Tres gotitas de mocos en el aire nos ha puesto a cuidar ancianos, a valorar la ciencia por encima de la economía. Nos ha dicho que no solo los indigentes traen pestes, que nuestra pirámide de valores estaba invertida, que la vida siempre fue primero y que las otras cosas eran accesorios”, manifiesta.

Y concluye: “No hay un lugar seguro, en la mente de todos nos caben todos*. Y empezamos a desearle el bien al vecino, necesitamos que se mantenga seguro, necesitamos que no se enferme, que viva mucho, que sea feliz*. Junto a una paranoia hervida en desinfectante nos damos cuenta que, si yo tengo agua y el de más allá no, mi vida está en riesgo*. Volvimos a ser aldea, la solidaridad se tiñe de miedo y a riesgo de perdernos en el aislamiento, existe una sola alternativa: ser mejores juntos. Si todo sale bien, todo cambiará para siempre.

ADIVINA ADIVINADOR…

¿Qué regidor de Chiautempan hizo una mega pachanga en su casa de la calle Unión, pese a las recomendaciones gubernamentales para evitar este tipo de eventos?

Un dato: su nombre empieza con D de Damián y su apellido con M de Mendoza.