/ martes 9 de noviembre de 2021

Tintero | ¿Algún día cambiará la historia?

Lo de siempre: abusos y excesos. De acuerdo con la historia, en México, el Poder Legislativo fue constituido el 24 febrero de 1822 en la antigua iglesia de San Pedro y San Pablo, denominada hoy Hemeroteca Nacional y los congresistas surgieron con la función de formular y trasladar a la sociedad los "grandes" planteamientos políticos para mejorar la vida política del país. Es decir, las leyes deben aplicarlas y es su obligación.

Solo que cambiaron el sentido de las cosas. Perdieron su esencia, ahora hacen lo que quieren, son promotores de obras, manejan dinero y nunca cumplen.

A las personas y, muchas se la creen, les ofrecen el "sol, la luna y las estrellas", pero en el ejercicio de sus funciones, ni se acuerdan de ellas.

Y no hay a quien apostarle, del partido que sea. Explico: los Ejecutivos en funciones son quienes controlan al Congreso. Es real.

Cuando gobernaba el Partido Revolucionario Institucional, el entonces mandatario José Antonio Álvarez Lima "manejaba" a los diputados, a través de Javier Lima Paredes y después con Argelia Arenas Corona.

Él, con el poder a cuestas, decidía quien debía ser el líder del Legislativo y hasta los presidentes de la llamada "Gran Comisión", de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y del entonces Instituto Electoral de Tlaxcala, hoy, Instituto Tlaxcalteca de Elecciones.

En tiempos del Partido de la Revolución Democrática, Alfonso Sánchez Anaya, quiso, pero no pudo imponer al titular del IET, pero la mayoría priista, comandada por Ubaldo Velasco, designó a Patricio Lima Gutiérrez.

Enojado, Sánchez Anaya llamó públicamente a Lima Gutiérrez "dinosaurio", pero cuando supo que no podía cambiar la historia, buscó al originario de Atltzayanca, ofreció disculpas y respetó su trabajo.

Héctor Ortiz Ortiz, el panista, controlaba los organismos independientes y, desde luego, el Congreso. Enrique Padilla era su operador y resolvía cualquier situación para aprobar sus iniciativas de ley.

Mariano González Zarur trabajaba en el Congreso vía Marco Antonio Mena y él, muy hábil, como Ejecutivo, operó iniciativas a través de sus opositores, sus amigos. No se complicó la existencia.

Lorena Cuéllar Cisneros, hoy mandataria estatal, no tiene problemas. Los diputados que dominan el Congreso están a las órdenes del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y, por consiguiente, la apoyarán con todo

El tema es que los exdiputados, algunos que trabajan para el Gobierno Estatal y otros siguen en funciones, tienen pendientes que explicar en qué usaron el dinero que, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, dañó las arcas públicas del Estado.

Y es que no es cualquier cosa, de acuerdo con lo publicado por El Sol de Tlaxcala, el ente federal halló irregularidades en el ejercicio fiscal de 2020 por 11 millones 426 mil 543.18 pesos. Qué grave.

Ese dinero fue usado para su servicio personal (sin comprobar) respecto del límite máximo permitido basado en el acuerdo con el cálculo establecido en la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios.

Por ello, la ley debe aplicarse, el Comité de Administración investigará e iniciará un procedimiento administrativo en contra de quienes no incluyeron en el Anteproyecto de Presupuesto de Egresos 2020. Ya veremos hasta dónde llegan o, como siempre, será pura fantasía.

El Legislativo infringió la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios y la Ley General de Contabilidad Gubernamental. Estamos en la llamada "cuarta transformación" y nada ha cambiado.

Lo de siempre: abusos y excesos. De acuerdo con la historia, en México, el Poder Legislativo fue constituido el 24 febrero de 1822 en la antigua iglesia de San Pedro y San Pablo, denominada hoy Hemeroteca Nacional y los congresistas surgieron con la función de formular y trasladar a la sociedad los "grandes" planteamientos políticos para mejorar la vida política del país. Es decir, las leyes deben aplicarlas y es su obligación.

Solo que cambiaron el sentido de las cosas. Perdieron su esencia, ahora hacen lo que quieren, son promotores de obras, manejan dinero y nunca cumplen.

A las personas y, muchas se la creen, les ofrecen el "sol, la luna y las estrellas", pero en el ejercicio de sus funciones, ni se acuerdan de ellas.

Y no hay a quien apostarle, del partido que sea. Explico: los Ejecutivos en funciones son quienes controlan al Congreso. Es real.

Cuando gobernaba el Partido Revolucionario Institucional, el entonces mandatario José Antonio Álvarez Lima "manejaba" a los diputados, a través de Javier Lima Paredes y después con Argelia Arenas Corona.

Él, con el poder a cuestas, decidía quien debía ser el líder del Legislativo y hasta los presidentes de la llamada "Gran Comisión", de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y del entonces Instituto Electoral de Tlaxcala, hoy, Instituto Tlaxcalteca de Elecciones.

En tiempos del Partido de la Revolución Democrática, Alfonso Sánchez Anaya, quiso, pero no pudo imponer al titular del IET, pero la mayoría priista, comandada por Ubaldo Velasco, designó a Patricio Lima Gutiérrez.

Enojado, Sánchez Anaya llamó públicamente a Lima Gutiérrez "dinosaurio", pero cuando supo que no podía cambiar la historia, buscó al originario de Atltzayanca, ofreció disculpas y respetó su trabajo.

Héctor Ortiz Ortiz, el panista, controlaba los organismos independientes y, desde luego, el Congreso. Enrique Padilla era su operador y resolvía cualquier situación para aprobar sus iniciativas de ley.

Mariano González Zarur trabajaba en el Congreso vía Marco Antonio Mena y él, muy hábil, como Ejecutivo, operó iniciativas a través de sus opositores, sus amigos. No se complicó la existencia.

Lorena Cuéllar Cisneros, hoy mandataria estatal, no tiene problemas. Los diputados que dominan el Congreso están a las órdenes del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y, por consiguiente, la apoyarán con todo

El tema es que los exdiputados, algunos que trabajan para el Gobierno Estatal y otros siguen en funciones, tienen pendientes que explicar en qué usaron el dinero que, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, dañó las arcas públicas del Estado.

Y es que no es cualquier cosa, de acuerdo con lo publicado por El Sol de Tlaxcala, el ente federal halló irregularidades en el ejercicio fiscal de 2020 por 11 millones 426 mil 543.18 pesos. Qué grave.

Ese dinero fue usado para su servicio personal (sin comprobar) respecto del límite máximo permitido basado en el acuerdo con el cálculo establecido en la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios.

Por ello, la ley debe aplicarse, el Comité de Administración investigará e iniciará un procedimiento administrativo en contra de quienes no incluyeron en el Anteproyecto de Presupuesto de Egresos 2020. Ya veremos hasta dónde llegan o, como siempre, será pura fantasía.

El Legislativo infringió la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios y la Ley General de Contabilidad Gubernamental. Estamos en la llamada "cuarta transformación" y nada ha cambiado.