/ martes 14 de diciembre de 2021

Tintero | Contra la trata menos política, más inteligencia

  • Ningún gobernador ha podido, hasta ahora, combatir la trata de personas. Saben que no es sencillo y que, entrar a ese tema, es meterse en "camisa de once varas", así que, hábiles, dejaron que sean las mujeres, las principales afectadas, quienes levanten la voz contra este problema que ha denigrado la imagen de Tlaxcala en el ámbito internacional.

Pero es cierto, los exmandatarios tampoco supieron cómo hacerlo. Solo nombraron procuradores y directores de la Policía a modo, pero que no tenían una sola idea de cómo enfrentar el mal.

Quizá los más rudos para atenderlo fueron designados en el gobierno del perredista y ahora morenista Alfonso Sánchez Anaya: Edgar Bayardo del Villar (+), subprocurador y Eduardo Osorno Lara, responsable de la entonces Policía Judicial, solo que no era su negocio. Ellos se movían en otros ámbitos, así que combatir ese tipo de ilícitos no les interesaba. Sin piedad, pudieron haberlo hecho pero, hasta donde se supo, nunca recibieron, en ese sentido, una orden del titular del Ejecutivo estatal.

Es evidente que nadie quiere enfrentar a los "padrotes" porque son protegidos por elementos de las policías federal, estatal y municipales. El enemigo sigue estando en casa. No se sabe con precisión en qué niveles se mueven.

En los últimos años de la década de los 90 surgieron decenas de moteles en Tlaxcala, pero Samuel Quiroz de la Vega, gobernador interino y quien heredó el cargo tras la salida de Beatriz Paredes Rangel, no hizo nada por investigar el origen, pero ¿quién proporcionaba los permisos? Ahora son cientos, muchos de "mala muerte" el gran negocio de los tratantes pues ahí prostituyen a las mujeres.

En el combate de este ilícito, algunos gobernadores hasta fueron humillados. Por ejemplo, a Héctor Ortiz Ortiz, quien era un mandatario que controlaba todo o ya supimos que "casi todo", nunca le fue informado de un operativo del gobierno de Estados Unidos de América en Tlaxcala para capturar a "padrotes".

En 2005, mientras el poderoso mandatario panista cenaba en su residencia, agentes del Federal Bureau of Investigation, en un operativo nocturno y sigiloso, al que no fue "invitado", detenían en Tenancingo a varios miembros de una familia dedicada al tráfico de personas que operaba no solo en Tlaxcala, sino en Nueva York. En su perorata gubernamental, Ortiz sostenía que la trata era un mito, pero la Universidad Autónoma de Tlaxcala, de la que era rector su hermano Serafín, aseguraba, a través de libros que publicaban, que mil "padrotes" operaban sin control en el sur de la entidad. Hoy son más.

Cuando. EE.UU. notificó al presidente Felipe Calderón Hinojosa del operativo, solicitó silencio absoluto para las autoridades estatales y locales pues tenía información de que mandos policiacos solapaban y protegían a la familia Carreto. Lo mismo sucedió al priista Mariano González Zarur con el llamado operativo "TechCamp Tlaxcala", maquinado desde la Casa Blanca. Él se enteró por la prensa.

El problema de la trata de personas ocupa a todos. El entonces presidente Barack Obama sostenía que había que "voltear la moneda a los tratantes para que, tal como ellos usan la tecnología y el internet para explotar a las víctimas, nosotros utilizaremos la tecnología para detenerlos". Para saber cómo operan primero había que filtrarse en sus redes.

Es real, el FBI y la CIA "contratan" o, dicho de otra forma, hacen acuerdos con sicarios para enfrentar a otros sicarios y terroristas. Solo así conocen sus movimientos.

La gobernadora Lorena Cuéllar ya demostró que destrabó problemas sociales que sus antecesores olvidaron por años. Ya veremos cómo operará este asunto del que casi siempre habla. Eso sí, no será con la Procuraduría y las policías estatales y municipales. Tiene, en materia de seguridad, gente capaz que seguramente le ayudará a resolverlo. Menos política y más inteligencia.

Lógica elemental: la mordida de una serpiente venenosa es combatida con su propio veneno. Al tiempo.

  • Ningún gobernador ha podido, hasta ahora, combatir la trata de personas. Saben que no es sencillo y que, entrar a ese tema, es meterse en "camisa de once varas", así que, hábiles, dejaron que sean las mujeres, las principales afectadas, quienes levanten la voz contra este problema que ha denigrado la imagen de Tlaxcala en el ámbito internacional.

Pero es cierto, los exmandatarios tampoco supieron cómo hacerlo. Solo nombraron procuradores y directores de la Policía a modo, pero que no tenían una sola idea de cómo enfrentar el mal.

Quizá los más rudos para atenderlo fueron designados en el gobierno del perredista y ahora morenista Alfonso Sánchez Anaya: Edgar Bayardo del Villar (+), subprocurador y Eduardo Osorno Lara, responsable de la entonces Policía Judicial, solo que no era su negocio. Ellos se movían en otros ámbitos, así que combatir ese tipo de ilícitos no les interesaba. Sin piedad, pudieron haberlo hecho pero, hasta donde se supo, nunca recibieron, en ese sentido, una orden del titular del Ejecutivo estatal.

Es evidente que nadie quiere enfrentar a los "padrotes" porque son protegidos por elementos de las policías federal, estatal y municipales. El enemigo sigue estando en casa. No se sabe con precisión en qué niveles se mueven.

En los últimos años de la década de los 90 surgieron decenas de moteles en Tlaxcala, pero Samuel Quiroz de la Vega, gobernador interino y quien heredó el cargo tras la salida de Beatriz Paredes Rangel, no hizo nada por investigar el origen, pero ¿quién proporcionaba los permisos? Ahora son cientos, muchos de "mala muerte" el gran negocio de los tratantes pues ahí prostituyen a las mujeres.

En el combate de este ilícito, algunos gobernadores hasta fueron humillados. Por ejemplo, a Héctor Ortiz Ortiz, quien era un mandatario que controlaba todo o ya supimos que "casi todo", nunca le fue informado de un operativo del gobierno de Estados Unidos de América en Tlaxcala para capturar a "padrotes".

En 2005, mientras el poderoso mandatario panista cenaba en su residencia, agentes del Federal Bureau of Investigation, en un operativo nocturno y sigiloso, al que no fue "invitado", detenían en Tenancingo a varios miembros de una familia dedicada al tráfico de personas que operaba no solo en Tlaxcala, sino en Nueva York. En su perorata gubernamental, Ortiz sostenía que la trata era un mito, pero la Universidad Autónoma de Tlaxcala, de la que era rector su hermano Serafín, aseguraba, a través de libros que publicaban, que mil "padrotes" operaban sin control en el sur de la entidad. Hoy son más.

Cuando. EE.UU. notificó al presidente Felipe Calderón Hinojosa del operativo, solicitó silencio absoluto para las autoridades estatales y locales pues tenía información de que mandos policiacos solapaban y protegían a la familia Carreto. Lo mismo sucedió al priista Mariano González Zarur con el llamado operativo "TechCamp Tlaxcala", maquinado desde la Casa Blanca. Él se enteró por la prensa.

El problema de la trata de personas ocupa a todos. El entonces presidente Barack Obama sostenía que había que "voltear la moneda a los tratantes para que, tal como ellos usan la tecnología y el internet para explotar a las víctimas, nosotros utilizaremos la tecnología para detenerlos". Para saber cómo operan primero había que filtrarse en sus redes.

Es real, el FBI y la CIA "contratan" o, dicho de otra forma, hacen acuerdos con sicarios para enfrentar a otros sicarios y terroristas. Solo así conocen sus movimientos.

La gobernadora Lorena Cuéllar ya demostró que destrabó problemas sociales que sus antecesores olvidaron por años. Ya veremos cómo operará este asunto del que casi siempre habla. Eso sí, no será con la Procuraduría y las policías estatales y municipales. Tiene, en materia de seguridad, gente capaz que seguramente le ayudará a resolverlo. Menos política y más inteligencia.

Lógica elemental: la mordida de una serpiente venenosa es combatida con su propio veneno. Al tiempo.