/ martes 25 de agosto de 2020

Tintero | Descomposición social

México enfrenta una grave descomposición social al grado de que, en algunos estados, priva la ingobernabilidad y la delincuencia controla, ordena y decide. El objetivo del bien común se perdió y, ahora quienes gobiernan están más interesados en perpetuarse en el poder y hacer negocios al amparo de los cargos públicos en lugar de recomponer ese tejido que, desde hace muchos años, está más que roto.

El país navega sin rumbo fijo, ha sido saqueado hasta el cansancio, la economía está colapsada y millones de personas sobreviven con lo mínimo.

Eso sí, el odio y el encono son el pan de todos los días. No vamos lejos, aquí en Tlaxcala los diputados no son capaces de ponerse de acuerdo para concretar una reforma electoral y han centrado sus energías en pelarse en una denuncia por una supuesta violencia de género que promueve la petista Irma Yordana Garay, pero dejaron atrás las agendas planteadas pues, lo urgente, es que sea reinstalada en el cargo del que fue removida –junto con otros de sus compañeros- por una decisión mayoritaria del Pleno.

¿Y la pandemia? Tampoco les importa. A diario, la gente se infecta y muere; varios personajes que tienen puestos públicos solo piensan en los comicios de 2021 y otros, que ni son políticos o ya hace varios años dejaron de serlo, burdos, y aprovechando la pandemia, creen que regalando despensas con productos baratos o haciendo gestiones que presumen en Facebook tendrán alguna posición.

En el ámbito nacional, el tema de la Covid-19 –se ve- pasó a segundo término. Esta es la era de la corrupción comprobada a través de videos. El objetivo es pegarse entre sí con un solo objetivo: seguir en el poder.

La corrupción es un cáncer que México siempre ha padecido. Y nada ha cambiado en la política contemporánea. Explico por qué:

1.-En el año 2000, el panista Vicente Fox representaba la esperanza de millones de mexicanos y resultó un fiasco.

Cómo olvidar que en los primeros días de su gobierno, ordenó comprar, para los Pinos, toallas de 400 dólares por unidad, cortinas a control remoto por 17 mil dólares y sábanas de tres mil 500 dólares. Y fue lo menos.

2.- Felipe Calderón, cuestionado porque ganó los comicios de 2006 ("haiga sido como haiga sido", –(así ‘haiga’ sido un fraude), sin estrategia alguna, declaró la guerra a los capos de la droga, no pudo con ellos y hubo miles de muertos, pero también se vio envuelto en casos de corrupción en la Comisión Federal de Electricidad, en la compra de los detectores moleculares de seguridad, en Turissste y en las licitaciones en Pemex. La lista es larga.

3.- Con el priista Enrique Peña Nieto, el país no solo vivió una "telenovela" de seis años después de que contrajo nupcias con la actriz Angélica Rivera, sino que padeció sus abusos como la compra de la Casa Blanca y las anomalías en Pemex cometidas por su amigo Emilio Lozoya, hoy detenido y testigo protegido del gobierno.

4.-La llegada del morenista Andrés Manuel López Obrador daba un rayo de luz a mucha gente. Abanderó una férrea campaña contra la corrupción y terminaron por involucrarlo en ella. Su hermano Pío apareció en videos recibiendo, de un funcionario del gobierno de Chiapas, dinero para Morena. Muchos esperaban una respuesta enérgica del presidente y, en cambio, justificó que los dos millones de pesos (quizá fueron más) que su "brother" obtuvo -de su hasta hace algunos días principal colaborador- fueron, no un acto de corrupción, sino "aportaciones" del pueblo que no se comparan con los 400 millones de dólares que operaron en Pemex. Para el caso es lo mismo, pudieron haber sido 50 o cien mil pesos pero se debe predicar con el ejemplo.

Lo cierto es que gobiernos van y vienen y las cosas siguen igual. El poder enloquece y corrompe. Ni a quien irle.

Sin alusiones directas, pero lo que pasa en la política mexicana remonta al excelente final de la novela La Rebelión en la Granja de George Orwell: "Los animales que estaban fuera, miraban a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después a un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podían saber cuál era cuál."

EPÍLOGO…

1.-El mandatario Marco Antonio Mena tomó distancia de sus homólogos de la Alianza de Gobernadores y decidió no pelear con López Obrador. Es más, ofreció sensatez siempre y cuando no trastoquen la autonomía del estado. Él sabe que con este mensaje, que llegó a los Pinos, jamás tendrá problemas políticos ni de dinero para obras.

México enfrenta una grave descomposición social al grado de que, en algunos estados, priva la ingobernabilidad y la delincuencia controla, ordena y decide. El objetivo del bien común se perdió y, ahora quienes gobiernan están más interesados en perpetuarse en el poder y hacer negocios al amparo de los cargos públicos en lugar de recomponer ese tejido que, desde hace muchos años, está más que roto.

El país navega sin rumbo fijo, ha sido saqueado hasta el cansancio, la economía está colapsada y millones de personas sobreviven con lo mínimo.

Eso sí, el odio y el encono son el pan de todos los días. No vamos lejos, aquí en Tlaxcala los diputados no son capaces de ponerse de acuerdo para concretar una reforma electoral y han centrado sus energías en pelarse en una denuncia por una supuesta violencia de género que promueve la petista Irma Yordana Garay, pero dejaron atrás las agendas planteadas pues, lo urgente, es que sea reinstalada en el cargo del que fue removida –junto con otros de sus compañeros- por una decisión mayoritaria del Pleno.

¿Y la pandemia? Tampoco les importa. A diario, la gente se infecta y muere; varios personajes que tienen puestos públicos solo piensan en los comicios de 2021 y otros, que ni son políticos o ya hace varios años dejaron de serlo, burdos, y aprovechando la pandemia, creen que regalando despensas con productos baratos o haciendo gestiones que presumen en Facebook tendrán alguna posición.

En el ámbito nacional, el tema de la Covid-19 –se ve- pasó a segundo término. Esta es la era de la corrupción comprobada a través de videos. El objetivo es pegarse entre sí con un solo objetivo: seguir en el poder.

La corrupción es un cáncer que México siempre ha padecido. Y nada ha cambiado en la política contemporánea. Explico por qué:

1.-En el año 2000, el panista Vicente Fox representaba la esperanza de millones de mexicanos y resultó un fiasco.

Cómo olvidar que en los primeros días de su gobierno, ordenó comprar, para los Pinos, toallas de 400 dólares por unidad, cortinas a control remoto por 17 mil dólares y sábanas de tres mil 500 dólares. Y fue lo menos.

2.- Felipe Calderón, cuestionado porque ganó los comicios de 2006 ("haiga sido como haiga sido", –(así ‘haiga’ sido un fraude), sin estrategia alguna, declaró la guerra a los capos de la droga, no pudo con ellos y hubo miles de muertos, pero también se vio envuelto en casos de corrupción en la Comisión Federal de Electricidad, en la compra de los detectores moleculares de seguridad, en Turissste y en las licitaciones en Pemex. La lista es larga.

3.- Con el priista Enrique Peña Nieto, el país no solo vivió una "telenovela" de seis años después de que contrajo nupcias con la actriz Angélica Rivera, sino que padeció sus abusos como la compra de la Casa Blanca y las anomalías en Pemex cometidas por su amigo Emilio Lozoya, hoy detenido y testigo protegido del gobierno.

4.-La llegada del morenista Andrés Manuel López Obrador daba un rayo de luz a mucha gente. Abanderó una férrea campaña contra la corrupción y terminaron por involucrarlo en ella. Su hermano Pío apareció en videos recibiendo, de un funcionario del gobierno de Chiapas, dinero para Morena. Muchos esperaban una respuesta enérgica del presidente y, en cambio, justificó que los dos millones de pesos (quizá fueron más) que su "brother" obtuvo -de su hasta hace algunos días principal colaborador- fueron, no un acto de corrupción, sino "aportaciones" del pueblo que no se comparan con los 400 millones de dólares que operaron en Pemex. Para el caso es lo mismo, pudieron haber sido 50 o cien mil pesos pero se debe predicar con el ejemplo.

Lo cierto es que gobiernos van y vienen y las cosas siguen igual. El poder enloquece y corrompe. Ni a quien irle.

Sin alusiones directas, pero lo que pasa en la política mexicana remonta al excelente final de la novela La Rebelión en la Granja de George Orwell: "Los animales que estaban fuera, miraban a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después a un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podían saber cuál era cuál."

EPÍLOGO…

1.-El mandatario Marco Antonio Mena tomó distancia de sus homólogos de la Alianza de Gobernadores y decidió no pelear con López Obrador. Es más, ofreció sensatez siempre y cuando no trastoquen la autonomía del estado. Él sabe que con este mensaje, que llegó a los Pinos, jamás tendrá problemas políticos ni de dinero para obras.