En un mundo hiperconectado por la tecnología y ante el auge del internet, la Federación Ambientalista Internacional declaró cada 8 de noviembre como Día Mundial sin Wi-Fi con el objetivo de hacer visible el riesgo al que están expuestas millones de personas que se conectan a la red mediante el uso del sistema inalámbrico.
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La invitación de la Federación es sumarse a un día de desconexión total o parcial, según sea posible, para así tomar seriedad respecto a los daños consecuentes.
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¿Cuáles son los riesgos para la salud? De acuerdo con la organización internacional, la señal de Wi-Fi emite radiaciones que alteran los ritmos biológicos, el estado de ánimo y la salud en general.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que del 5 % al 10 % de la población mundial es electrosensible, es decir, que puede desarrollar afecciones debido a la interacción con ondas móviles. Las consecuencias pueden ir desde dolores de cabeza hasta insomnio, irritabilidad, cambios de humor y depresión.
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Lo anterior se suma al daño que genera el uso de aparatos electrónicos móviles, debido a que la luz emitida juega un papel indispensable en nuestros ciclos de sueño. Cuando estamos constantemente expuestos a este tipo de luz artificial, limitamos nuestra producción de melatonina y nos mantenemos alerta más tiempo de lo que deberíamos.
En suma, darle un respiro a nuestro cuerpo de esta conexión podría beneficiar en gran medida nuestro estilo de vida. Si no es posible desconectarse por el trabajo o la educación, lo ideal es apagar el Wi-Fi por la noche y el mayor tiempo posible.
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OTRAS RECOMENDACIONES
Utilizar alternativas al Wi-Fi mediante la conexión por cables y fibra óptica, ya que son más eficientes y eliminan la radiación.
Colocar el modem a un metro de distancia de aquellos lugares que solemos frecuentar más en la casa o en la oficina.
Apagar el modem cuando no esté en uso y antes de dormir.