La cocina es un lugar sagrado en el hogar. Ahí se cuidan los alimentos, se procuran los secretos familiares y se experimenta a creces la creatividad culinaria. Por esas mismas razones, el acto de cocinar está rodeado de supersticiones que se transmiten entre generaciones.
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En el caso de Tlaxcala, son sobre todo las abuelitas quienes comparten estos saberes ancestrales y hacen de la cocina todo un ritual. A continuación, te compartimos cuatro de ellos:
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1.- Las tortillas infladas y la idea del matrimonio
¿A quién no le gusta una tortilla recién salida del comal? Este exquisito manjar se hace aún más rico cuando la tortilla llega inflada a la mano y se adereza con sal o salsa. Cuando una mujer logra que sus tortillas se separen de la famosa ‘pancita’, se dice que está lista para el matrimonio.
De acuerdo con las abuelitas, en la época en que las mujeres estaban destinadas únicamente al matrimonio y no podían aspirar a un futuro independiente, las niñas debían practicar muy bien el amasado y la formación de las tortillas, pues la manera de demostrar que podían ser excelentes amas de casa era través de la comida.
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Los tiempos han cambiado, sin embargo, es común escuchar frente al comal la guasa ‘ya te puedes casar’ cuando una tortilla queda en su punto -o cuando le sale bien el arroz-.
2.- El picante y el enojo
No se puede pensar en unos tacos sin salsa o un caldo sin picante. Una de las creencias más populares en ese sentido tiene que ver con las emociones que experimentan aquellos que preparan la comida.
Se piensa que una salsa muy picosa fue elaborada por alguien que estaba muy enojado y, por el contrario, si la salsa no pica significa que quien cocinó estaba ‘de buenas’.
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Por otro lado, hay un truco para aquellos chiles que se resisten a picar: ‘torearlos’. Esto consiste en apretarlos por algunos segundos para que desprendan todas sus propiedades y, aunque lo anterior tiene una explicación científica, para las abuelitas es hacerlo enfadar. De ahí la expresión “ando bien enchilado” cuando alguien está de malas.
3.- Solo una persona le mueve al mole
Ya sea ego, por respeto, por tradición o simplemente por gusto, en Tlaxcala se mantiene intacta la creencia de que cuando se prepara mole solo una persona puede moverlo al hervir, pues de lo contrario este podría pegarse, cortarse o saber mal.
Por eso, si es la abuelita quien empezó a hacerlo, es ella quien debe terminarlo, sin importar lo cansada que esté. Debido a lo anterior, algunas mujeres se preparan una noche antes durmiendo y comiendo bien para aguantar toda la faena culinaria, ¿en tu municipio aún lo hacen así?
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4.- Persignar los pasteles
Así como las abuelitas le piden a Dios por su familia cuando van a misa, al ir a cocinar también le piden por sus guisos -especialmente si se trata de algo que va al horno-.
Los panaderos, por ejemplo, persignan su pan antes de meterlo al horno para que salga rico, esponjoso y tenga buenas ventas. Pero las cocineras tradicionales no se quedan atrás, ellas hacen pequeñas oraciones cuando hornean pasteles, galletas o panqués.
Tanta es la fe en lo divino, que incluso hay oraciones a San juan Bailón, el patrono de las cocinas. “Si te queda bien el guisito, te bailó un danzoncito”, dice el dicho.