Ya sea criollo o industrial, el huevo de gallina es uno de los alimentos básicos de la dieta mexicana, pero ¿hay uno más nutritivo que otro? ¿Cuál deberíamos elegir en el mercado? ¿Sus propiedades dependen de la gallina que los pone?
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En primer lugar, debemos considerar que un huevo criollo se identifica principalmente por una coloración más intensa al de los huevos de gallinas ponedoras industriales. Esta diferencia radica en el nivel de carotenos y otros pigmentos presentes en el maíz suministrado a las gallinas criollas.
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De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el color de la cáscara obedece única y exclusivamente a factores genéticos de las aves. En otras palabras, las gallinas con plumaje blanco ponen huevos blancos, mientras que las de plumas color marrón, pondrán huevos más oscuros.
Lo anterior, sin embargo, no incide en los nutrientes del producto. Ambos son fuente importante de fósforo (necesario para que el cuerpo lleve a cabo muchos procesos químicos importantes), zinc (que ayuda al sistema inmunitario en su lucha contra virus y bacterias), hierro (materia prima de la hemoglobina) y yodo (el cual controla el metabolismo del cuerpo).
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Aunque diversos estudios han demostrado que los huevos criollos tienen ligeramente menor contenido de grupos sulfhidrilos, lo que indica que sus proteínas se encuentran más nativas, no es una brecha que debamos considerar al momento de contabilizar las virtudes de ambos, según el SIAP.
Por otro lado, algunas personas consideran que comprar huevos criollos, orgánicos o de libre pastoreo es una medida altruista para reducir el impacto de la industria del huevo al medio ambiente, así como ofrecer mejores condiciones de vida a las gallinas ponedoras.
En conclusión, el color de la cáscara no determina si el huevo es más o menos nutritivo, únicamente nos indica el origen del producto. Así que, al momento de elegir qué huevo comprar solo debe colocarse en la balanza el compromiso ecológico en la dieta.