/ miércoles 7 de febrero de 2018

Caras y Máscaras

El carnaval es una expresión cultural que integra música, disfraces, danza y alegría, todo ello vinculado a la identidad, a la esencia misma de la sociedad, que paralelamente genera un impulso económico local de gran envergadura que involucra a la actividad turística.

El carnaval, del latín “carnis levare” (“quitar la carne”), es una fiesta popular que precede a la Cuaresma -período de cuarenta y seis días, desde el Miércoles de Ceniza hasta la víspera del domingo de Resurrección- que, en el calendario cristiano significa tiempo de penitencia, ayuno y abstinencia, en recuerdo de los cuarenta días que Jesús ayunó en el desierto.

El carnaval en Tlaxcala se iniciará mañana ocho de febrero, con la coronación de la Reina del Carnaval 2018 y un vistoso desfile en las principales calles de la capital del estado, oficialmente la celebración concluirá el día 13 de este mes.

Las autoridades estatales de educación, cultura y turismo informaron recientemente que se estima el arribo de 15 mil visitantes, entre nacionales y extranjeros, que se sumarán a los 80 mil habitantes locales que presenciarán la actuación de las camadas de huehues, 524 de las cuales en conjunto este año recibieron un apoyo económico gubernamental que sumó 6 millones 215 mil pesos. En el ámbito económico se estima una derrama de 15 millones de pesos y la ocupación hotelera de por lo menos el 50 por ciento.

El turismo y la cultura mantienen una relación simbiótica mutuamente beneficiosa. La cultura, en sus variadas formas y expresiones, funciona como atractivo turístico que puede ser, a la vez, agradable y educativo para los visitantes; el turismo, por su parte, al tiempo que contribuye al desarrollo social y económico, acentúa la necesidad de fortalecer la identidad cultural autóctona.

En relación a lo anterior, resulta pertinente seleccionar y presentar aquí algunas ideas sobresalientes que contiene el documento denominado “El ABC del Patrimonio Cultural y el Turismo”, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), organismo que antecedió a la actual Secretaría de la Cultura.

Por principio, el documento cita a Guillermo Bonfil Batalla, uno de los más destacados investigadores y expertos en la materia, quien señala que la cultura es el conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación, organización social y bienes materiales, que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generación a las siguientes. Todos los pueblos, todas las sociedades y todos los grupos humanos tienen cultura, sentencia Bonfil Batalla.

A continuación el documento contiene conceptos, acciones y recomendaciones orientadas a promover una sana y vigorosa relación entre el patrimonio cultural y el turismo sostenible. Explica que la cultura se manifiesta en la arquitectura, la música, la escritura, el lenguaje; en el modo de celebrar una fiesta y sus motivaciones; en las vestimentas, las danzas y bailes tradicionales, lo mismo que las técnicas de cultivos y la elaboración de platillos; de modo que el patrimonio cultural de un pueblo comprende las obras materiales e inmateriales de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores e intelectuales, así como las obras anónimas surgidas del alma popular que dan sentido a la vida y expresan la creatividad de ese pueblo.

El patrimonio cultural inmaterial, que reúne las diferentes expresiones de la vida de los pueblos, depende de los portadores para su existencia, se transmite de generación en generación y es fundamental para mantener la cohesión social entre los miembros del grupo. Componentes del patrimonio cultural inmaterial son: a) La tradición oral y narrativa; b) Los conocimientos tradicionales sobre cocina, ciclos agrícolas, herbolaria y medicina tradicional; c) Los mitos y concepciones del universo y la naturaleza; d) Los espacios y el entorno geográfico dotados de valor simbólico; e) Las expresiones dancísticas y musicales; f) La vida y las festividades religiosas y g) Los diseños en todas las artes populares y oficios artesanales.

La guía citada destaca que el patrimonio cultural: a) Genera riqueza, no sólo desde la perspectiva cultural, sino también al mejorar la calidad de vida de las comunidades receptoras de turismo adecuadamente dirigido; b) Refuerza nuestra identidad (porque nos ayuda a conocer, apreciar y fortalecer nuestros valores y raíces culturales); c) Promueve el respeto a la diversidad cultural y la creatividad humana y d) Se transmite de generación en generación.

En cuanto al turismo, este es un sector determinante del desarrollo económico del país. Constituye la tercera fuente de divisas (después del petróleo y de las remesas de los migrantes) pero, aunque derrama beneficios, si no se atiende de manera responsable, impacta negativamente el ambiente, el patrimonio material y las formas de vida de las comunidades.

La Organización Mundial de Turismo define al desarrollo sostenible, como aquel que atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y, al mismo tiempo, protege y fomenta las oportunidades del futuro. Se concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacer las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad cultural y los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida.

“El ABC del Patrimonio Cultural y el Turismo” recomienda, en síntesis: “articular políticas y estrategias entre los sectores de cultura y turismo para desarrollar programas que combinen la preservación del patrimonio cultural en todas sus manifestaciones (materiales e inmateriales) con el ejercicio responsable del turismo, y que signifiquen mejoras en la calidad de vida de las comunidades receptoras.

El turismo, vinculado con la cultura, implica acciones educativas, de sensibilización y participación comunitaria, que garanticen el desarrollo con pleno respeto a las costumbres y tradiciones locales, así como el conocimiento, aprecio y protección del patrimonio cultural.

El carnaval es una expresión cultural que integra música, disfraces, danza y alegría, todo ello vinculado a la identidad, a la esencia misma de la sociedad, que paralelamente genera un impulso económico local de gran envergadura que involucra a la actividad turística.

El carnaval, del latín “carnis levare” (“quitar la carne”), es una fiesta popular que precede a la Cuaresma -período de cuarenta y seis días, desde el Miércoles de Ceniza hasta la víspera del domingo de Resurrección- que, en el calendario cristiano significa tiempo de penitencia, ayuno y abstinencia, en recuerdo de los cuarenta días que Jesús ayunó en el desierto.

El carnaval en Tlaxcala se iniciará mañana ocho de febrero, con la coronación de la Reina del Carnaval 2018 y un vistoso desfile en las principales calles de la capital del estado, oficialmente la celebración concluirá el día 13 de este mes.

Las autoridades estatales de educación, cultura y turismo informaron recientemente que se estima el arribo de 15 mil visitantes, entre nacionales y extranjeros, que se sumarán a los 80 mil habitantes locales que presenciarán la actuación de las camadas de huehues, 524 de las cuales en conjunto este año recibieron un apoyo económico gubernamental que sumó 6 millones 215 mil pesos. En el ámbito económico se estima una derrama de 15 millones de pesos y la ocupación hotelera de por lo menos el 50 por ciento.

El turismo y la cultura mantienen una relación simbiótica mutuamente beneficiosa. La cultura, en sus variadas formas y expresiones, funciona como atractivo turístico que puede ser, a la vez, agradable y educativo para los visitantes; el turismo, por su parte, al tiempo que contribuye al desarrollo social y económico, acentúa la necesidad de fortalecer la identidad cultural autóctona.

En relación a lo anterior, resulta pertinente seleccionar y presentar aquí algunas ideas sobresalientes que contiene el documento denominado “El ABC del Patrimonio Cultural y el Turismo”, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), organismo que antecedió a la actual Secretaría de la Cultura.

Por principio, el documento cita a Guillermo Bonfil Batalla, uno de los más destacados investigadores y expertos en la materia, quien señala que la cultura es el conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación, organización social y bienes materiales, que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generación a las siguientes. Todos los pueblos, todas las sociedades y todos los grupos humanos tienen cultura, sentencia Bonfil Batalla.

A continuación el documento contiene conceptos, acciones y recomendaciones orientadas a promover una sana y vigorosa relación entre el patrimonio cultural y el turismo sostenible. Explica que la cultura se manifiesta en la arquitectura, la música, la escritura, el lenguaje; en el modo de celebrar una fiesta y sus motivaciones; en las vestimentas, las danzas y bailes tradicionales, lo mismo que las técnicas de cultivos y la elaboración de platillos; de modo que el patrimonio cultural de un pueblo comprende las obras materiales e inmateriales de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores e intelectuales, así como las obras anónimas surgidas del alma popular que dan sentido a la vida y expresan la creatividad de ese pueblo.

El patrimonio cultural inmaterial, que reúne las diferentes expresiones de la vida de los pueblos, depende de los portadores para su existencia, se transmite de generación en generación y es fundamental para mantener la cohesión social entre los miembros del grupo. Componentes del patrimonio cultural inmaterial son: a) La tradición oral y narrativa; b) Los conocimientos tradicionales sobre cocina, ciclos agrícolas, herbolaria y medicina tradicional; c) Los mitos y concepciones del universo y la naturaleza; d) Los espacios y el entorno geográfico dotados de valor simbólico; e) Las expresiones dancísticas y musicales; f) La vida y las festividades religiosas y g) Los diseños en todas las artes populares y oficios artesanales.

La guía citada destaca que el patrimonio cultural: a) Genera riqueza, no sólo desde la perspectiva cultural, sino también al mejorar la calidad de vida de las comunidades receptoras de turismo adecuadamente dirigido; b) Refuerza nuestra identidad (porque nos ayuda a conocer, apreciar y fortalecer nuestros valores y raíces culturales); c) Promueve el respeto a la diversidad cultural y la creatividad humana y d) Se transmite de generación en generación.

En cuanto al turismo, este es un sector determinante del desarrollo económico del país. Constituye la tercera fuente de divisas (después del petróleo y de las remesas de los migrantes) pero, aunque derrama beneficios, si no se atiende de manera responsable, impacta negativamente el ambiente, el patrimonio material y las formas de vida de las comunidades.

La Organización Mundial de Turismo define al desarrollo sostenible, como aquel que atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y, al mismo tiempo, protege y fomenta las oportunidades del futuro. Se concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacer las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad cultural y los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida.

“El ABC del Patrimonio Cultural y el Turismo” recomienda, en síntesis: “articular políticas y estrategias entre los sectores de cultura y turismo para desarrollar programas que combinen la preservación del patrimonio cultural en todas sus manifestaciones (materiales e inmateriales) con el ejercicio responsable del turismo, y que signifiquen mejoras en la calidad de vida de las comunidades receptoras.

El turismo, vinculado con la cultura, implica acciones educativas, de sensibilización y participación comunitaria, que garanticen el desarrollo con pleno respeto a las costumbres y tradiciones locales, así como el conocimiento, aprecio y protección del patrimonio cultural.