/ miércoles 22 de enero de 2020

Caras y Máscaras | Tizatlán, crisol de historia y cultura

  • La comunidad de Tizatlán, perteneciente al municipio de Tlaxcala, tiene una ubicación privilegiada. Localizada en las estribaciones del conjunto de los llamados cerros blancos, en la época prehispánica, ante asedio de los mexicas y sus aliados cholultecas y huejotzincas, constituyó una defensa inexpugnable para los habitantes de la República de Tlaxcallan.

En la explanada que remata los restos de la pirámide que ahí existió, se tiene una visión panorámica de 180 grados: al oriente aparece el volcán Matlacuéyetl y en el poniente se ven los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl en medio de los cuales se encuentra el “paso de Cortés”, lugar donde el conquistador, después de abandonar Cholula y el valle poblano-tlaxcalteca avistó el valle de México y la Gran Tenochtitlan, preciado destino de sus afanes aventureros.

Tizatlán paulatinamente ha integrado un conjunto de atractivos que en breve tiempo pueden convertir a esta localidad en un sitio de elevado desarrollo turístico. Su historia y su cultura constituyen un capital que, con la firme voluntad y eficaz organización de su población, podrá ampliar sus fuentes de prosperidad y bienestar.

Historia

El origen de Tizatlán -lugar de tiza o tierra blanca- se remonta al siglo XIV d. c. Se cuenta que tras la muerte de Acantehuatecutli, Señor de Ocotelulco, las discordias por el poder provocaron la separación del caudillo Tzompane y el establecimiento de un nuevo barrio que, al paso del tiempo, se consolidaría como el Señorío de Tizatlán.

Entre sus personajes destacados figuran Xicohténcatl “El Viejo”, de quien se dice vivió más de 100 años y su hijo Xicohténcatl Axayacatzin, “El Joven”, quien dirigió las batallas libradas para evitar el paso de Cortes por el territorio de los Cuatro Señoríos y murió trágicamente ahorcado en Texcoco, por una supuesta traición a los españoles.

En Tizatlán el jefe del ejército tlaxcalteca tuvo que someterse a la decisión de su padre y los otros tres caciques de Tlaxcallan y aceptar la alianza con los españoles.

Cultura

En el transcurso de su existencia el pueblo de Tizatlán ha modelado una cultura cuyas expresiones materiales y humanas, si bien lo distinguen en el interior, contribuyen en gran medida a conformar la identidad de la patria chica tlaxcalteca. Algunas de tales expresiones, que integran la base para un sólido desarrollo turístico, se enuncian a continuación.

Vestigios arqueológicos. Descubiertos en 1927, destacan entre ellos el llamado palacio de Xicohténcatl y dos altares policromos con la representación de Mictlantecuhtli, Dios del Inframundo; Tezcatlipoca, Dios de la Noche, y Camaxtli, principal deidad de los tlaxcaltecas. Son de los pocos restos arqueológicos de México donde puede observarse el uso de ladrillos recubriendo el basamento piramidal. Junto a los vestigios se encuentra un Museo de Sitio que exhibe las piezas halladas durante las excavaciones hechas en el lugar.

Capilla abierta. Fue construida por los frailes franciscanos para la evangelización de los indígenas. Construida con adobe en su interior se encuentran pinturas murales que representan el bautismo de Jesús, los tres Reyes Magos, la figura del Padre Eterno, ángeles con instrumentos musicales y otras imágenes celestiales.

Junto a la capilla abierta y bloqueando su fachada en el siglo XIX se construyó, a base de cantera y con estilo neoclásico, el templo católico bajo la advocación de san Esteban Mártir. El atrio corresponde al antiguo cementerio y en su interior se encuentra una pintura donde se representa el bautizo de los cuatro señores de la antigua República de Tlaxcallan.

En el campo de las artesanías Tizatlán se distingue por las tallas de madera. Sobresalen los “bastones de Apizaco”, producidos en este pueblo pero que antaño se vendían en la estación del tren de esa ciudad. También se producen tableros de ajedrez, abrecartas, muebles e imágenes religiosas.

Entre las costumbres y tradiciones tizatlanenses lugar sobresaliente tiene la feria del “Bastón y del Pipián” en honor al santo patrono de esa comunidad, que se efectúa anualmente del 26 al 30 de diciembre, lo mismo que “las cuadrillas” características de las danzas de carnaval, en las que los hombres se visten con trajes de luces similares a los de los toreros y las mujeres lucen faldas negras adornadas con chaquira y lentejuela, blusa blanca y vistoso sombrero. El mole y el pipián satisface la apetencia gastronómica de propios y extraños.

Complementan el inventario de atractivos para los visitantes el paraje “Cola de Caballo”, escenario muy apreciado por los amantes del senderismo y el Jardín Botánico, espacio ecológico que abrió sus puertas en 1992 para coadyuvar en las investigaciones, rescate y difusión del patrimonio botánico tanto de Tlaxcala cuanto del altiplano mexicano; sin olvidar el acuario público de peces tropicales de ornato que opera una empresa privada.

En este marco, en breve en el cerro El Ostol abrirá sus puertas el anunciado parque temático enfocado al transporte aéreo, un espacio de esparcimiento para los niños donde ya se encuentra instalado el avión Boeing 727 donado por la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) al Ayuntamiento de Tlaxcala.

  • La comunidad de Tizatlán, perteneciente al municipio de Tlaxcala, tiene una ubicación privilegiada. Localizada en las estribaciones del conjunto de los llamados cerros blancos, en la época prehispánica, ante asedio de los mexicas y sus aliados cholultecas y huejotzincas, constituyó una defensa inexpugnable para los habitantes de la República de Tlaxcallan.

En la explanada que remata los restos de la pirámide que ahí existió, se tiene una visión panorámica de 180 grados: al oriente aparece el volcán Matlacuéyetl y en el poniente se ven los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl en medio de los cuales se encuentra el “paso de Cortés”, lugar donde el conquistador, después de abandonar Cholula y el valle poblano-tlaxcalteca avistó el valle de México y la Gran Tenochtitlan, preciado destino de sus afanes aventureros.

Tizatlán paulatinamente ha integrado un conjunto de atractivos que en breve tiempo pueden convertir a esta localidad en un sitio de elevado desarrollo turístico. Su historia y su cultura constituyen un capital que, con la firme voluntad y eficaz organización de su población, podrá ampliar sus fuentes de prosperidad y bienestar.

Historia

El origen de Tizatlán -lugar de tiza o tierra blanca- se remonta al siglo XIV d. c. Se cuenta que tras la muerte de Acantehuatecutli, Señor de Ocotelulco, las discordias por el poder provocaron la separación del caudillo Tzompane y el establecimiento de un nuevo barrio que, al paso del tiempo, se consolidaría como el Señorío de Tizatlán.

Entre sus personajes destacados figuran Xicohténcatl “El Viejo”, de quien se dice vivió más de 100 años y su hijo Xicohténcatl Axayacatzin, “El Joven”, quien dirigió las batallas libradas para evitar el paso de Cortes por el territorio de los Cuatro Señoríos y murió trágicamente ahorcado en Texcoco, por una supuesta traición a los españoles.

En Tizatlán el jefe del ejército tlaxcalteca tuvo que someterse a la decisión de su padre y los otros tres caciques de Tlaxcallan y aceptar la alianza con los españoles.

Cultura

En el transcurso de su existencia el pueblo de Tizatlán ha modelado una cultura cuyas expresiones materiales y humanas, si bien lo distinguen en el interior, contribuyen en gran medida a conformar la identidad de la patria chica tlaxcalteca. Algunas de tales expresiones, que integran la base para un sólido desarrollo turístico, se enuncian a continuación.

Vestigios arqueológicos. Descubiertos en 1927, destacan entre ellos el llamado palacio de Xicohténcatl y dos altares policromos con la representación de Mictlantecuhtli, Dios del Inframundo; Tezcatlipoca, Dios de la Noche, y Camaxtli, principal deidad de los tlaxcaltecas. Son de los pocos restos arqueológicos de México donde puede observarse el uso de ladrillos recubriendo el basamento piramidal. Junto a los vestigios se encuentra un Museo de Sitio que exhibe las piezas halladas durante las excavaciones hechas en el lugar.

Capilla abierta. Fue construida por los frailes franciscanos para la evangelización de los indígenas. Construida con adobe en su interior se encuentran pinturas murales que representan el bautismo de Jesús, los tres Reyes Magos, la figura del Padre Eterno, ángeles con instrumentos musicales y otras imágenes celestiales.

Junto a la capilla abierta y bloqueando su fachada en el siglo XIX se construyó, a base de cantera y con estilo neoclásico, el templo católico bajo la advocación de san Esteban Mártir. El atrio corresponde al antiguo cementerio y en su interior se encuentra una pintura donde se representa el bautizo de los cuatro señores de la antigua República de Tlaxcallan.

En el campo de las artesanías Tizatlán se distingue por las tallas de madera. Sobresalen los “bastones de Apizaco”, producidos en este pueblo pero que antaño se vendían en la estación del tren de esa ciudad. También se producen tableros de ajedrez, abrecartas, muebles e imágenes religiosas.

Entre las costumbres y tradiciones tizatlanenses lugar sobresaliente tiene la feria del “Bastón y del Pipián” en honor al santo patrono de esa comunidad, que se efectúa anualmente del 26 al 30 de diciembre, lo mismo que “las cuadrillas” características de las danzas de carnaval, en las que los hombres se visten con trajes de luces similares a los de los toreros y las mujeres lucen faldas negras adornadas con chaquira y lentejuela, blusa blanca y vistoso sombrero. El mole y el pipián satisface la apetencia gastronómica de propios y extraños.

Complementan el inventario de atractivos para los visitantes el paraje “Cola de Caballo”, escenario muy apreciado por los amantes del senderismo y el Jardín Botánico, espacio ecológico que abrió sus puertas en 1992 para coadyuvar en las investigaciones, rescate y difusión del patrimonio botánico tanto de Tlaxcala cuanto del altiplano mexicano; sin olvidar el acuario público de peces tropicales de ornato que opera una empresa privada.

En este marco, en breve en el cerro El Ostol abrirá sus puertas el anunciado parque temático enfocado al transporte aéreo, un espacio de esparcimiento para los niños donde ya se encuentra instalado el avión Boeing 727 donado por la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) al Ayuntamiento de Tlaxcala.