/ martes 4 de septiembre de 2018

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

No somos de oro

Justo ayer, el presidente Enrique Peña Nieto presentó su sexto y último informe de gobierno. “El PRI sí sabe gobernar” fue su bandera de campaña. Los señalamientos a los dos gobiernos panistas anteriores fueron su plataforma para las promesas que les llevaron al gobierno federal y que sería su oportunidad para demostrar arrepentimiento acompañado de mejor forma de dirigir los destinos de México. Resultado: fracaso rotundo. Un gobierno se legitima cuando en las elecciones el ciudadano premia o castiga. Nunca antes un presidente había salido con una aprobación tan baja y un enojo social tan alto. Me corrijo; en los 70’s, 80’s y 90’s, tal vez el enojo social era igual de alto pero no había condiciones democráticas que permitieran expresarlo y acreditarlo en las urnas. En ese sentido, ¡bendita democracia! Tristemente, el precio pagado para confirmar que la democracia es real, fue el retroceso de los mexicanos en casi todo lo que en realidad nos importa.

El gobierno peñanietista termina con los sellos de la casa priista: fueron ineficaces, ineficientes y los más corruptos y desvergonzados de la historia (al menos por lo que se conoce públicamente). Bajo el lema “Te lo firmo y te lo cumplo”, en campaña se signaron 266 compromisos ante notario (habría que pedirle al notario que rinda su propio informe al respecto”. Cumplió apenas poco mas del 40%

En combate a la corrupción, fracasó. Buscar tener un fiscal a modo, impunidad en casos como Odebrecht, la casa blanca, el socavón de la autopista de Cuernavaca, Malinalco, los fallidos trenes rápidos a Querétaro, Toluca y Guadalajara, la estafa maestra, y, entre otras linduras, la nueva generación de gobernadores priistas que salieron más ladrones que sus propios mentores. En el tema de pobreza, también reprobó: en 2012 la pobreza alcanzaba el 37.1 por ciento y para 2017 ya había 42.1%. En economía igual: sin haber vivido crisis internacional ni elementos externos adversos, los precios al cierre de 2017 crecieron más que en los últimos 17 años incluidos gasolinazos y aumento al gas de uso doméstico. Sin apoyos reales para micro empresas, la traducción es que a casi 36 millones de mexicanos no les alcanza para comer. En seguridad ya mejor ni hablamos; 2017 cerró como el año más violento del país y el sexenio acumula mas de 100,000 víctimas.

Sí. Peña Nieto fracasó. El pueblo exige soluciones inmediatas y casi milagrosas. La pregunta es, ¿Cuánto tardaremos en reconocer que el asunto es un cambio de valores general para que cada uno rijamos nuestra conducta individual como los honestos y exitosos que deseamos que México sea?

Tengo temor que sea cierto que el resultado del actuar gubernamental actual no es sino el reflejo de los anti valores generalizados. Para muestra un botón: el 36 % de quienes cruzaron la meta del reciente maratón de la CDMX, hicieron trampa y el maratón no puede tener clasificación oro como de los mejores del mundo. Esos que se hacen trampa a sí mismos y tantos otros como ellos ¿por quién habrán votado y qué creen que se merecen del próximo gobierno? Duda fatal.


No somos de oro

Justo ayer, el presidente Enrique Peña Nieto presentó su sexto y último informe de gobierno. “El PRI sí sabe gobernar” fue su bandera de campaña. Los señalamientos a los dos gobiernos panistas anteriores fueron su plataforma para las promesas que les llevaron al gobierno federal y que sería su oportunidad para demostrar arrepentimiento acompañado de mejor forma de dirigir los destinos de México. Resultado: fracaso rotundo. Un gobierno se legitima cuando en las elecciones el ciudadano premia o castiga. Nunca antes un presidente había salido con una aprobación tan baja y un enojo social tan alto. Me corrijo; en los 70’s, 80’s y 90’s, tal vez el enojo social era igual de alto pero no había condiciones democráticas que permitieran expresarlo y acreditarlo en las urnas. En ese sentido, ¡bendita democracia! Tristemente, el precio pagado para confirmar que la democracia es real, fue el retroceso de los mexicanos en casi todo lo que en realidad nos importa.

El gobierno peñanietista termina con los sellos de la casa priista: fueron ineficaces, ineficientes y los más corruptos y desvergonzados de la historia (al menos por lo que se conoce públicamente). Bajo el lema “Te lo firmo y te lo cumplo”, en campaña se signaron 266 compromisos ante notario (habría que pedirle al notario que rinda su propio informe al respecto”. Cumplió apenas poco mas del 40%

En combate a la corrupción, fracasó. Buscar tener un fiscal a modo, impunidad en casos como Odebrecht, la casa blanca, el socavón de la autopista de Cuernavaca, Malinalco, los fallidos trenes rápidos a Querétaro, Toluca y Guadalajara, la estafa maestra, y, entre otras linduras, la nueva generación de gobernadores priistas que salieron más ladrones que sus propios mentores. En el tema de pobreza, también reprobó: en 2012 la pobreza alcanzaba el 37.1 por ciento y para 2017 ya había 42.1%. En economía igual: sin haber vivido crisis internacional ni elementos externos adversos, los precios al cierre de 2017 crecieron más que en los últimos 17 años incluidos gasolinazos y aumento al gas de uso doméstico. Sin apoyos reales para micro empresas, la traducción es que a casi 36 millones de mexicanos no les alcanza para comer. En seguridad ya mejor ni hablamos; 2017 cerró como el año más violento del país y el sexenio acumula mas de 100,000 víctimas.

Sí. Peña Nieto fracasó. El pueblo exige soluciones inmediatas y casi milagrosas. La pregunta es, ¿Cuánto tardaremos en reconocer que el asunto es un cambio de valores general para que cada uno rijamos nuestra conducta individual como los honestos y exitosos que deseamos que México sea?

Tengo temor que sea cierto que el resultado del actuar gubernamental actual no es sino el reflejo de los anti valores generalizados. Para muestra un botón: el 36 % de quienes cruzaron la meta del reciente maratón de la CDMX, hicieron trampa y el maratón no puede tener clasificación oro como de los mejores del mundo. Esos que se hacen trampa a sí mismos y tantos otros como ellos ¿por quién habrán votado y qué creen que se merecen del próximo gobierno? Duda fatal.