/ martes 26 de junio de 2018

El Tintero

ANARQUÍA E IMPUNIDAD

Lo ocurrido el pasado miércoles en el barrio de San Nicolás de San Pablo del Monte, cuando una turba enardecida golpeó hasta asesinar a un hombre de Puebla, acusado de haber robado, junto con otras dos personas una camioneta, muestra no solo que las policías estatales y municipales son un fiasco, sino que en la entidad priva la anarquía y la impunidad.

Anarquía es la ausencia total de estructura gubernamental en un Estado y, eso, fue lo que vimos en esa población limítrofe con la Angelópolis.

La gente está harta de que la delincuencia común y organizada esté desatada y las autoridades de los tres niveles de gobierno sean –hasta ahora- incapaces para enfrentarla y erradicarla. Pero eso no justifica, bajo ninguna circunstancia, que la población asuma la venganza por mano propia, se convierta en la moderna “Santa Inquisición” y se asuma como el Dios que quita y da la vida.

La policía está rebasada y el gobierno estatal no cuenta, primero con servicios de inteligencia para, con prospectiva, avizorar lo que sucederá y con personas con capacidad negociadora para rescatar con celeridad a una persona de una población enardecida.

Pero qué podemos esperar de Joaquín Flores Nophal, director de Gobernación y responsable directo de negociar en este tipo de situaciones, si su trayectoria política ha sido más que gris y, quien sabe por qué, los gobernadores en turno lo mantienen en esa posición estratégica. De qué sirve tanta palabrería del Comisionado Estatal de Seguridad, Hervé Hurtado Ruiz, de supuestos cursos de capacitación para la policía si, a la hora de la verdad, los uniformados muestran una total incompetencia.

Aunque el gobierno siga manteniendo el irreal discurso de que Tlaxcala es la entidad más seguridad del país, los robos a casas, asaltos a transeúntes, atracos a automovilistas y a negocios se han convertido en el “talón de Aquiles” de la administración estatal y de las comunas.

No basta solo con capacitar a los efectivos para que sean los primeros respondientes. El asunto es para más y las autoridades se están tardando en fortalecer a las policías.

No es posible, por ejemplo, que en Ixtenco las patrullas estén detenidas porque la autoridad no destina dinero para comprar combustible y que, en Apizaco, la delincuencia vaya en ascenso gracias a que alcalde Julio César Hernández Mejía anda más metido en su labor como coordinador de la campaña presidencial del panista Ricardo Anaya Cortés, que en poner atención a esa problemática. Cuando asumió el cargo como munícipe protestó cumplir y hacer cumplir la Ley, más no que se buscaría una chamba política. El señor dirá misa, pero usa tiempo oficial para sus intereses. Si tanto le gusta la política, que solicite licencia y no ande perdiendo el tiempo como alcalde.

A la incapacidad de la autoridad para contener a la delincuencia se suma la impunidad que gozan quienes cometen delitos y que, por cierto, permite la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE). Desde 1990 –fecha en que me inicié como comunicador- los linchamientos no han sido castigados. Gobernadores van y vienen y no hay una sola persona condenada por haber sido parte de una turba asesina.

¿Se lo merecen los hampones? Eso no está ni debería estar a discusión. Existen leyes que castigan los delitos y a quienes los cometen y, en todo caso, si hay alguien a quien reprocharle que el nuevo Sistema Penal Acusatorio sea una porquería y favorezca más a los infractores que a las víctimas, es a los congresistas que aprobaron esta ley al vapor. Es tiempo de que el gobierno de Marco Mena se ponga las pilas y castigue a quienes mataron a golpes a un presunto delincuente. De otra forma, la impunidad seguirá siendo el sello de Tlaxcala. Y hablando de este tema, ya veremos hasta dónde la PGJE busca vincular a proceso a la exprocuradora Alicia Fragoso Sánchez, acusada de haber permitido la tortura de expolicías acreditables para incriminarlos en el delito de secuestro exprés

**********

EPÍLOGO…

1.- DESCARO TOTAL… Otros que hacen de la impunidad el pan de todos los días son los diputados que, por sus pantalones -por no decir otra cosa- hacen hasta lo imposible para que los suplentes de los congresistas que pidieron licencia y andan en campaña no se incorporen al Legislativo. Ellos saben que si ceden, sus amigos tendrán que olvidarse de las canonjías que, a discreción, todavía reciben. Y el principal responsable de esta burla se llama Juan Carlos Sánchez García. Qué lástima.

2.- ¿JUVENTUD VS EXPERIENCIA?… Por fin este miércoles terminarán las campañas y vendrán entonces los días en los que la gente reflexionará, a partir de la cascada de promesas que recibió, a quién dará su voto. En Tlaxcala, las principales candidaturas están encabezadas por gente que por muchos años ha figurado en la política. También hay jóvenes como el panista Humberto Macías y el priista Mariano González que se disputan el primer Distrito federal con el morenistaJosé de la Luz, un personaje gris que solo apuesta su triunfo a su apodo (pepeluche) –qué patético- y al empuje que pueda darle la figura de Andrés Manuel López Obrador. En el otro extremo, Minerva Hernández Ramos apuesta su experiencia -en varias legislaturas- a que puede ganar el Senado a la morenista Ana Lilia Rivera y a la priista Anabel Alvarado.

En el Dos, la añeja aspirante priista a diputada, Blanca Águila, se medirá con el morenista Rubén Terán y con el grupo de poder de los Ortiz representado por Alejandra Ramírez. Y en el Tercero, la morenista Lorena Cuéllar enfrenta a Guadalupe Sánchez, expriista y hoy panista que sigue viviendo a la sombra de su padre Emilio Sánchez Piedras y a la joven del PRI-Verde-Panal, Sandra Corona.

ANARQUÍA E IMPUNIDAD

Lo ocurrido el pasado miércoles en el barrio de San Nicolás de San Pablo del Monte, cuando una turba enardecida golpeó hasta asesinar a un hombre de Puebla, acusado de haber robado, junto con otras dos personas una camioneta, muestra no solo que las policías estatales y municipales son un fiasco, sino que en la entidad priva la anarquía y la impunidad.

Anarquía es la ausencia total de estructura gubernamental en un Estado y, eso, fue lo que vimos en esa población limítrofe con la Angelópolis.

La gente está harta de que la delincuencia común y organizada esté desatada y las autoridades de los tres niveles de gobierno sean –hasta ahora- incapaces para enfrentarla y erradicarla. Pero eso no justifica, bajo ninguna circunstancia, que la población asuma la venganza por mano propia, se convierta en la moderna “Santa Inquisición” y se asuma como el Dios que quita y da la vida.

La policía está rebasada y el gobierno estatal no cuenta, primero con servicios de inteligencia para, con prospectiva, avizorar lo que sucederá y con personas con capacidad negociadora para rescatar con celeridad a una persona de una población enardecida.

Pero qué podemos esperar de Joaquín Flores Nophal, director de Gobernación y responsable directo de negociar en este tipo de situaciones, si su trayectoria política ha sido más que gris y, quien sabe por qué, los gobernadores en turno lo mantienen en esa posición estratégica. De qué sirve tanta palabrería del Comisionado Estatal de Seguridad, Hervé Hurtado Ruiz, de supuestos cursos de capacitación para la policía si, a la hora de la verdad, los uniformados muestran una total incompetencia.

Aunque el gobierno siga manteniendo el irreal discurso de que Tlaxcala es la entidad más seguridad del país, los robos a casas, asaltos a transeúntes, atracos a automovilistas y a negocios se han convertido en el “talón de Aquiles” de la administración estatal y de las comunas.

No basta solo con capacitar a los efectivos para que sean los primeros respondientes. El asunto es para más y las autoridades se están tardando en fortalecer a las policías.

No es posible, por ejemplo, que en Ixtenco las patrullas estén detenidas porque la autoridad no destina dinero para comprar combustible y que, en Apizaco, la delincuencia vaya en ascenso gracias a que alcalde Julio César Hernández Mejía anda más metido en su labor como coordinador de la campaña presidencial del panista Ricardo Anaya Cortés, que en poner atención a esa problemática. Cuando asumió el cargo como munícipe protestó cumplir y hacer cumplir la Ley, más no que se buscaría una chamba política. El señor dirá misa, pero usa tiempo oficial para sus intereses. Si tanto le gusta la política, que solicite licencia y no ande perdiendo el tiempo como alcalde.

A la incapacidad de la autoridad para contener a la delincuencia se suma la impunidad que gozan quienes cometen delitos y que, por cierto, permite la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE). Desde 1990 –fecha en que me inicié como comunicador- los linchamientos no han sido castigados. Gobernadores van y vienen y no hay una sola persona condenada por haber sido parte de una turba asesina.

¿Se lo merecen los hampones? Eso no está ni debería estar a discusión. Existen leyes que castigan los delitos y a quienes los cometen y, en todo caso, si hay alguien a quien reprocharle que el nuevo Sistema Penal Acusatorio sea una porquería y favorezca más a los infractores que a las víctimas, es a los congresistas que aprobaron esta ley al vapor. Es tiempo de que el gobierno de Marco Mena se ponga las pilas y castigue a quienes mataron a golpes a un presunto delincuente. De otra forma, la impunidad seguirá siendo el sello de Tlaxcala. Y hablando de este tema, ya veremos hasta dónde la PGJE busca vincular a proceso a la exprocuradora Alicia Fragoso Sánchez, acusada de haber permitido la tortura de expolicías acreditables para incriminarlos en el delito de secuestro exprés

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EPÍLOGO…

1.- DESCARO TOTAL… Otros que hacen de la impunidad el pan de todos los días son los diputados que, por sus pantalones -por no decir otra cosa- hacen hasta lo imposible para que los suplentes de los congresistas que pidieron licencia y andan en campaña no se incorporen al Legislativo. Ellos saben que si ceden, sus amigos tendrán que olvidarse de las canonjías que, a discreción, todavía reciben. Y el principal responsable de esta burla se llama Juan Carlos Sánchez García. Qué lástima.

2.- ¿JUVENTUD VS EXPERIENCIA?… Por fin este miércoles terminarán las campañas y vendrán entonces los días en los que la gente reflexionará, a partir de la cascada de promesas que recibió, a quién dará su voto. En Tlaxcala, las principales candidaturas están encabezadas por gente que por muchos años ha figurado en la política. También hay jóvenes como el panista Humberto Macías y el priista Mariano González que se disputan el primer Distrito federal con el morenistaJosé de la Luz, un personaje gris que solo apuesta su triunfo a su apodo (pepeluche) –qué patético- y al empuje que pueda darle la figura de Andrés Manuel López Obrador. En el otro extremo, Minerva Hernández Ramos apuesta su experiencia -en varias legislaturas- a que puede ganar el Senado a la morenista Ana Lilia Rivera y a la priista Anabel Alvarado.

En el Dos, la añeja aspirante priista a diputada, Blanca Águila, se medirá con el morenista Rubén Terán y con el grupo de poder de los Ortiz representado por Alejandra Ramírez. Y en el Tercero, la morenista Lorena Cuéllar enfrenta a Guadalupe Sánchez, expriista y hoy panista que sigue viviendo a la sombra de su padre Emilio Sánchez Piedras y a la joven del PRI-Verde-Panal, Sandra Corona.