/ sábado 13 de junio de 2020

Los avatares de nuestro tiempo | La nueva normalidad y las estrategias políticas

La nueva normalidad en México y el mundo, tras los estragos de la pandemia y la presencia permanente del coronavirus, han determinado cambios profundos en la actividad humana, desde los asuntos más cotidianos hasta las dinámicas de los diferentes sectores productivos de la economía y, por supuesto, la manera de hacer política. Sin embargo, aún están pendientes las consecuencias negativas más graves, las cuales -según estimaciones- de organismos nacionales e internacionales supondrán el incremento de indicadores como la pobreza y el desempleo, lastimosamente. En este contexto, los gobiernos de todas partes del mundo anunciaron medidas para mitigar los riesgos y amenazas, digamos "pandémicas" y "postpandémicas", nuestro país no ha sido la excepción.


No obstante la seriedad con la que se ha abordado la crisis por Covid-19 a nivel tanto federal como estatal y dado que el año 2021 (en el que se tendrán elecciones en las 32 entidades federativas, en 15 se renovarán las gubernaturas y el varias de ellas congresos locales y gobiernos municipales, así como la renovación de la Cámara de Diputados federales) está tan próximo, la actividad política del presidente de la República ha ocupado espacios valiosos en su agenda y en su posicionamiento público, por ejemplo en las conferencias de prensa diarias por la mañana. Sí, en un contexto de crisis en el control de la pandemia, la política electoral ocupa al gobernante.


Para muchos parece un error y, a todas luces un despropósito ocupar tiempo en la invención de discursos políticos que -por ahora- a la población le resultan intrascendentes dada la incertidumbre actual por temas de salud y económicos, sobre todo. Empero, para el grupo político que ejerce el poder, el momento actual parece ser fundamental para gestar la defensa de un proyecto político que enfrenta algunas críticas fortalecidas por el entorno de crítico que vive el país y por el desgaste natural que supone la toma de decisiones gubernamentales.


Todo es estratégico. El presidente ha podido seguir hablando de liberales y conservadores porque la traspaso de manera total la comunicación del manejo de la pandemia al subsecretario de Salud, quien como una suerte de vocero de facto, presenta proyecciones, recomendaciones y líneas de acción a los gobiernos locales, quienes en buena medida han tenido que hacer más con menos, por decisión del Gobierno federal. Esta realidad no significa que el primer mandatario no tenga la posibilidad de hablar sobre el tema -como normalmente lo ha hecho- pero sí le ha abierto la puerta para plantear temas totalmente ajenos a las preocupaciones actuales de la población y desperdiciando la oportunidad de emitir mensajes clave a partir de un briefing institucional que oriente las declaraciones y actos públicos de las autoridades para permear en el comportamiento de la población y demás agentes de la vida pública, quizás así (también hay explicaciones sociales y económicas, por supuesto) la Jornada Nacional de Sana Distancia hubiese sido más exitosa.


Esta semana la exhibición de un documento denominado "BOA-Bloque Opositor Ampliado", demuestra lo dicho. El juego político rumbo al 2021 está iniciado y por ello la formación de propaganda y el diseño de estrategias de comunicación es vital para el proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador que -a pesar de las condiciones naciones que enfrentamos- no distrae sus esfuerzos de la actividad política.


La presentación del mencionado documento, el cual presuntamente asienta las bases de un proyecto totalmente opositor al proyecto del actual gobierno, responde a la necesidad de estar presente en la opinión pública y los medios de comunicación por considerarlos un factor estratégico. También parece el demostrativo de una lógica "schmittiana" del amigo-enemigo para la identificación facilitada de bloques ideológicos, si le sumamos el exhorto por parte del presidente para tomar partido a favor o en contra de la cuarta transformación, se comprende aún más la lógica electoral que caracterizará al año 2021.


Por eso se señala que la nueva normalidad cambia formas de interacción, pero no impide que el manejo de la propagando siga siendo eficiente para las batallas electorales que se avecinan. Contrarrestar esta lógica desde los argumentos académicos, las estadísticas y demás argumentos medianamente lógicos parece ineficiente, la confrontación política de estos tiempos está centrada en otros elementos más simbólicos y simultáneamente estratégicos.



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @EnriqueBermC


La nueva normalidad en México y el mundo, tras los estragos de la pandemia y la presencia permanente del coronavirus, han determinado cambios profundos en la actividad humana, desde los asuntos más cotidianos hasta las dinámicas de los diferentes sectores productivos de la economía y, por supuesto, la manera de hacer política. Sin embargo, aún están pendientes las consecuencias negativas más graves, las cuales -según estimaciones- de organismos nacionales e internacionales supondrán el incremento de indicadores como la pobreza y el desempleo, lastimosamente. En este contexto, los gobiernos de todas partes del mundo anunciaron medidas para mitigar los riesgos y amenazas, digamos "pandémicas" y "postpandémicas", nuestro país no ha sido la excepción.


No obstante la seriedad con la que se ha abordado la crisis por Covid-19 a nivel tanto federal como estatal y dado que el año 2021 (en el que se tendrán elecciones en las 32 entidades federativas, en 15 se renovarán las gubernaturas y el varias de ellas congresos locales y gobiernos municipales, así como la renovación de la Cámara de Diputados federales) está tan próximo, la actividad política del presidente de la República ha ocupado espacios valiosos en su agenda y en su posicionamiento público, por ejemplo en las conferencias de prensa diarias por la mañana. Sí, en un contexto de crisis en el control de la pandemia, la política electoral ocupa al gobernante.


Para muchos parece un error y, a todas luces un despropósito ocupar tiempo en la invención de discursos políticos que -por ahora- a la población le resultan intrascendentes dada la incertidumbre actual por temas de salud y económicos, sobre todo. Empero, para el grupo político que ejerce el poder, el momento actual parece ser fundamental para gestar la defensa de un proyecto político que enfrenta algunas críticas fortalecidas por el entorno de crítico que vive el país y por el desgaste natural que supone la toma de decisiones gubernamentales.


Todo es estratégico. El presidente ha podido seguir hablando de liberales y conservadores porque la traspaso de manera total la comunicación del manejo de la pandemia al subsecretario de Salud, quien como una suerte de vocero de facto, presenta proyecciones, recomendaciones y líneas de acción a los gobiernos locales, quienes en buena medida han tenido que hacer más con menos, por decisión del Gobierno federal. Esta realidad no significa que el primer mandatario no tenga la posibilidad de hablar sobre el tema -como normalmente lo ha hecho- pero sí le ha abierto la puerta para plantear temas totalmente ajenos a las preocupaciones actuales de la población y desperdiciando la oportunidad de emitir mensajes clave a partir de un briefing institucional que oriente las declaraciones y actos públicos de las autoridades para permear en el comportamiento de la población y demás agentes de la vida pública, quizás así (también hay explicaciones sociales y económicas, por supuesto) la Jornada Nacional de Sana Distancia hubiese sido más exitosa.


Esta semana la exhibición de un documento denominado "BOA-Bloque Opositor Ampliado", demuestra lo dicho. El juego político rumbo al 2021 está iniciado y por ello la formación de propaganda y el diseño de estrategias de comunicación es vital para el proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador que -a pesar de las condiciones naciones que enfrentamos- no distrae sus esfuerzos de la actividad política.


La presentación del mencionado documento, el cual presuntamente asienta las bases de un proyecto totalmente opositor al proyecto del actual gobierno, responde a la necesidad de estar presente en la opinión pública y los medios de comunicación por considerarlos un factor estratégico. También parece el demostrativo de una lógica "schmittiana" del amigo-enemigo para la identificación facilitada de bloques ideológicos, si le sumamos el exhorto por parte del presidente para tomar partido a favor o en contra de la cuarta transformación, se comprende aún más la lógica electoral que caracterizará al año 2021.


Por eso se señala que la nueva normalidad cambia formas de interacción, pero no impide que el manejo de la propagando siga siendo eficiente para las batallas electorales que se avecinan. Contrarrestar esta lógica desde los argumentos académicos, las estadísticas y demás argumentos medianamente lógicos parece ineficiente, la confrontación política de estos tiempos está centrada en otros elementos más simbólicos y simultáneamente estratégicos.



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @EnriqueBermC