/ lunes 20 de febrero de 2023

A que no te atreves…

Las redes sociales se han vuelto para gran parte del planeta, especialmente para las y los jóvenes, asidero significante de sus cortas vidas. No se imaginan la existencia sin compartir hasta el más ínfimo detalle de su cotidianeidad; suben a Instagram, Tik Tok, Facebook, Twitter y cuantas hay, desde como lucen cuando se levantan hasta el momento que van a la cama, sin dejar por supuesto de postear en el ínter qué comen, visten, hacen y sus relaciones en la escuela, familia, amigos, viajes, etc. Rinden tributo al rey “like”, se transmutan en sus súbditos, siempre pendientes de ser aceptados por esa masa de desconocidos que es el monstruo de mil cabezas.

Las redes sociales han cambiado al mundo en muchos, extremos y a veces peligrosos sentidos. Es el caso de los retos virales online, que aparecen y desaparecen a velocidades que rebasan al más puesto. Madres y padres de familia, tutores y maestros deben estar a las vivas, muy atentos de que los menores no expongan su integridad física, moral y emocional por satisfacer la necesidad de encajar socialmente, de no quedarse atrás de la moda, de no ser populares o suficientes en el demandante y casi imposible de satisfacer, mundo digital.

Muchos de esos retos bajo la apariencia de simples juegos entre amigos, se convierten en situaciones de enorme riesgo que producen lesiones graves o incluso la muerte y las y los adultos, en la absoluta ignorancia del riesgo. Aquí algunos muy peligrosos:

Momo.- Invita a los adolescentes a escribir por WhatsApp a una supuesta mujer de apariencia aterradora. Momo envía a quienes le escriben imágenes violentas y agresivas, así como amenazas utilizando información personal del usuario y terribles maldiciones. El riesgo es enorme pues los delincuentes roban información privada, incitan al suicidio o violencia, acosan y extorsionan, generando trastornos físicos y psicológicos como ansiedad, depresión e insomnio.

La Ballena Azul.- Consiste en ir superando pruebas cada vez más peligrosas hasta llegar a la prueba final, que reside en el suicidio del joven participante.

Quien duerma el último, gana.- En este reto se incita a los menores a tomar el ansiolítico Rivotril (clonazepamha), que produce somnolencia extrema y que es medicamento controlado, por lo que las dosis deben ser recetadas por médicos certificados.

El juego de la muerte.- Consiste en asfixiar a otra persona hasta que esta cae inconsciente, grabarlo en video y subirlo a redes sociales. Dejar sin oxígeno un cerebro puede ocasionar convulsiones, daños neuronales irreparables e incluso la muerte.

Falta mucho espacio para hacer una lista exhaustiva pero entre muchos otros están los que incitan a tomarse fotos con cucarachas en la cara, comer cactus ardiendo en fuego, envolver los tobillos de alguien con una tela para hacerle caer de frente, tirar agua extremadamente caliente a alguien, verter vodka en los ojos, provocar asfixia buscando placer eufórico, comer o morder cápsulas de detergente y lanzarse desde un balcón a una piscina. Son incontables las víctimas a nivel mundial de lesiones leves y graves, intoxicaciones, acoso y por supuesto, de muertes.

Entre las y los menores, los retos virales tienen tanto éxito porque su cerebro todavía está en desarrollo, algo que les hace ser más impulsivos provocando que actúen sin tener en cuenta las consecuencias. ¡Basta! El impulso que despierta la interactividad con las pantallas está llevándoles a la muerte, la discapacidad o a la pérdida de su dignidad, aplomo y capacidad de discernimiento.

Ojo en cómo nos comportamos nosotros en las redes, adultos; todos los días con información hallada en internet se suceden despidos laborales, divorcios y hasta suicidios. Nuestros hijos e hijas aprenden por el ejemplo, no por el discurso. Cuidemos a niñas, niños y adolescentes. Cualquier reto online que implique peligro debe ser reportado a las autoridades competentes en sus respectivos ámbitos. El silencio es tan peligroso como ese desafío: …a que no te atreves…

Muchos de esos retos bajo la apariencia de simples juegos entre amigos, se convierten en situaciones de enorme riesgo que producen lesiones graves o incluso la muerte y las y los adultos, en la absoluta ignorancia del riesgo.

Las redes sociales se han vuelto para gran parte del planeta, especialmente para las y los jóvenes, asidero significante de sus cortas vidas. No se imaginan la existencia sin compartir hasta el más ínfimo detalle de su cotidianeidad; suben a Instagram, Tik Tok, Facebook, Twitter y cuantas hay, desde como lucen cuando se levantan hasta el momento que van a la cama, sin dejar por supuesto de postear en el ínter qué comen, visten, hacen y sus relaciones en la escuela, familia, amigos, viajes, etc. Rinden tributo al rey “like”, se transmutan en sus súbditos, siempre pendientes de ser aceptados por esa masa de desconocidos que es el monstruo de mil cabezas.

Las redes sociales han cambiado al mundo en muchos, extremos y a veces peligrosos sentidos. Es el caso de los retos virales online, que aparecen y desaparecen a velocidades que rebasan al más puesto. Madres y padres de familia, tutores y maestros deben estar a las vivas, muy atentos de que los menores no expongan su integridad física, moral y emocional por satisfacer la necesidad de encajar socialmente, de no quedarse atrás de la moda, de no ser populares o suficientes en el demandante y casi imposible de satisfacer, mundo digital.

Muchos de esos retos bajo la apariencia de simples juegos entre amigos, se convierten en situaciones de enorme riesgo que producen lesiones graves o incluso la muerte y las y los adultos, en la absoluta ignorancia del riesgo. Aquí algunos muy peligrosos:

Momo.- Invita a los adolescentes a escribir por WhatsApp a una supuesta mujer de apariencia aterradora. Momo envía a quienes le escriben imágenes violentas y agresivas, así como amenazas utilizando información personal del usuario y terribles maldiciones. El riesgo es enorme pues los delincuentes roban información privada, incitan al suicidio o violencia, acosan y extorsionan, generando trastornos físicos y psicológicos como ansiedad, depresión e insomnio.

La Ballena Azul.- Consiste en ir superando pruebas cada vez más peligrosas hasta llegar a la prueba final, que reside en el suicidio del joven participante.

Quien duerma el último, gana.- En este reto se incita a los menores a tomar el ansiolítico Rivotril (clonazepamha), que produce somnolencia extrema y que es medicamento controlado, por lo que las dosis deben ser recetadas por médicos certificados.

El juego de la muerte.- Consiste en asfixiar a otra persona hasta que esta cae inconsciente, grabarlo en video y subirlo a redes sociales. Dejar sin oxígeno un cerebro puede ocasionar convulsiones, daños neuronales irreparables e incluso la muerte.

Falta mucho espacio para hacer una lista exhaustiva pero entre muchos otros están los que incitan a tomarse fotos con cucarachas en la cara, comer cactus ardiendo en fuego, envolver los tobillos de alguien con una tela para hacerle caer de frente, tirar agua extremadamente caliente a alguien, verter vodka en los ojos, provocar asfixia buscando placer eufórico, comer o morder cápsulas de detergente y lanzarse desde un balcón a una piscina. Son incontables las víctimas a nivel mundial de lesiones leves y graves, intoxicaciones, acoso y por supuesto, de muertes.

Entre las y los menores, los retos virales tienen tanto éxito porque su cerebro todavía está en desarrollo, algo que les hace ser más impulsivos provocando que actúen sin tener en cuenta las consecuencias. ¡Basta! El impulso que despierta la interactividad con las pantallas está llevándoles a la muerte, la discapacidad o a la pérdida de su dignidad, aplomo y capacidad de discernimiento.

Ojo en cómo nos comportamos nosotros en las redes, adultos; todos los días con información hallada en internet se suceden despidos laborales, divorcios y hasta suicidios. Nuestros hijos e hijas aprenden por el ejemplo, no por el discurso. Cuidemos a niñas, niños y adolescentes. Cualquier reto online que implique peligro debe ser reportado a las autoridades competentes en sus respectivos ámbitos. El silencio es tan peligroso como ese desafío: …a que no te atreves…

Muchos de esos retos bajo la apariencia de simples juegos entre amigos, se convierten en situaciones de enorme riesgo que producen lesiones graves o incluso la muerte y las y los adultos, en la absoluta ignorancia del riesgo.