/ miércoles 29 de enero de 2020

Caras y Máscaras | Día Mundial de la Educación Ambiental

  • El pasado domingo 26 de enero fue el Día Mundial de la Educación Ambiental, fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas, con el propósito de generar conciencia de la importancia de la educación en la formación y fortalecimiento de la cultura de la preservación del medio ambiente.

Esta fecha surgió de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo (Suecia) en junio de 1972, conferencia en la cual se expuso la necesidad de unos principios comunes que ofrecieran a la sociedad una guía para preservar y mejorar nuestro entorno.

En 1975 la Carta de Belgrado (Serbia) incorporó los principios y objetivos fundamentales de la educación ambiental a nivel mundial, acordados en el Seminario Internacional de Educación Ambiental efectuado en esa ciudad.

Causas

El Día Mundial de la Educación Ambiental se conmemora para hacer conciencia ante la crisis del modelo consumista que vivimos, conforme al cual “tomar-usar-desechar” agota vorazmente los recursos naturales, contaminando aire, suelo y agua.

Un dato ilustra el drama humano contemporáneo: la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que en 2012 murieron 12 millones 600 mil personas por vivir o trabajar en ambientes poco saludables: esto representó casi una cuarta parte del total mundial de fallecimientos de ese año.

Lamentablemente, avanza la contaminación del aire, agua y suelo y las sociedades difícilmente ven la relación directa entre la pérdida del patrimonio medioambiental y el menoscabo económico y social que esto implica a mediano y largo plazos.

Es trascendental, por tanto, identificar los daños ambientales que sufre nuestro planeta y revertirlos para evitar el cambio climático, la extinción de especies de flora y fauna y los dramas derivados del deterioro de la salud y la muerte de los seres humanos.

Objetivos

En 1977 la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental adoptó la Declaración de Tbilisi (Georgia), en la cual se establecieron tres grandes objetivos para la educación ambiental: a) fomentar una clara conciencia y una preocupación por la interdependencia económica, social, política y ecológica en áreas urbanas y rurales; b) proporcionar a cada persona las oportunidades para adquirir el conocimiento, valores, actitudes, compromiso y habilidades para proteger y mejorar el medio ambiente y c) crear nuevos patrones de comportamiento hacia el medio ambiente.

En esencia, el Día Mundial de la Educación Ambiental tiene como principal objetivo identificar la problemática ambiental tanto a nivel global como a nivel local, y crear conciencia en las personas -y muy especialmente en los gobiernos- en cuanto a la necesidad de participación para proteger y conservar el medio ambiente.

Hay que educar para apreciar y mejorar el medio ambiente, hay que aprender conductas correctas hacia el entorno. Se trata de concebir a la naturaleza no como fuente inagotable de recursos, sino como un ecosistema frágil que tiene sus propias exigencias, las cuales se deben respetar por nuestro propio interés y supervivencia.

“Aprender haciendo”

La educación ambiental debe ser una respuesta y un proceso permanente para eliminar la crisis civilizatoria que afecta al planeta. Para el caso, “Aprender haciendo” -“Learning by doing”- es una metodología atendible, que consiste en construir conocimiento haciendo cosas con otros a partir de la exploración y la experiencia, del ensayo y el error, del análisis y la ejecución. Genera un aprendizaje profundo, que hace posible definir y abstraer conceptos, por un lado, y, por otro, transferirlos y ponerlos en práctica en campos diversos.

“Aprender haciendo” es una metodología educativa que promueve una interacción entre el docente y el estudiante, así como entre estudiantes. Propicia un aprendizaje activo, efectivo y colaborativo, que permite a cada estudiante en su grupo, por un lado, manipular su objeto de estudio y reflexionar sobre él y, por otro, trabajar con las dimensiones afectiva, cognoscitiva y sensorial, más allá de un aprendizaje solo memorístico.

Huertos: recurso didáctico insuperable

En este marco muy oportuna resultó la declaración del secretario de Educación Pública del Estado (Sepe), publicada por El Sol de Tlaxcala el pasado 20 de los corrientes.

Según el reportero Jesús Lima, Florentino Domínguez Ordóñez informó que en este año se instrumentará un nuevo programa de huertos escolares –donde incuestionablemente se aplica la metodología “Aprender haciendo”- los cuales, en lo que va de este ciclo escolar, se han elevado a 400, 225 más que en el periodo 2018-2019. “Lo anterior –transcribe el periodista- con la finalidad de concientizar a los alumnos sobre una alimentación saludable, el cuidado del ambiente, el trabajo en equipo y que aprendan, de manera lúdica, el proceso de crecimiento de una planta y sean responsables de su cuidado”.

En la entrevista reseñada, Domínguez Ordóñez aseveró que se ha visualizado la probable ampliación del programa de huertos escolares, que hasta ahora solo algunas escuelas tienen, y parece muy viable que se vayan generalizando, para que todas las instituciones de educación básica cuenten con uno.

Agregó que, con el propósito de concientizar a los alumnos de los diferentes niveles de una mejor alimentación, participarán en la siembra y cosecha de lechuga, jitomate, brócoli, col, cebolla y calabaza, entre otros productos. Asimismo, dijo que, “gracias a este tipo de proyectos, la comunidad educativa participará en la plantación de árboles frutales, plantas medicinales y hortalizas cultivadas para su autoconsumo y comercialización”.

  • El pasado domingo 26 de enero fue el Día Mundial de la Educación Ambiental, fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas, con el propósito de generar conciencia de la importancia de la educación en la formación y fortalecimiento de la cultura de la preservación del medio ambiente.

Esta fecha surgió de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo (Suecia) en junio de 1972, conferencia en la cual se expuso la necesidad de unos principios comunes que ofrecieran a la sociedad una guía para preservar y mejorar nuestro entorno.

En 1975 la Carta de Belgrado (Serbia) incorporó los principios y objetivos fundamentales de la educación ambiental a nivel mundial, acordados en el Seminario Internacional de Educación Ambiental efectuado en esa ciudad.

Causas

El Día Mundial de la Educación Ambiental se conmemora para hacer conciencia ante la crisis del modelo consumista que vivimos, conforme al cual “tomar-usar-desechar” agota vorazmente los recursos naturales, contaminando aire, suelo y agua.

Un dato ilustra el drama humano contemporáneo: la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que en 2012 murieron 12 millones 600 mil personas por vivir o trabajar en ambientes poco saludables: esto representó casi una cuarta parte del total mundial de fallecimientos de ese año.

Lamentablemente, avanza la contaminación del aire, agua y suelo y las sociedades difícilmente ven la relación directa entre la pérdida del patrimonio medioambiental y el menoscabo económico y social que esto implica a mediano y largo plazos.

Es trascendental, por tanto, identificar los daños ambientales que sufre nuestro planeta y revertirlos para evitar el cambio climático, la extinción de especies de flora y fauna y los dramas derivados del deterioro de la salud y la muerte de los seres humanos.

Objetivos

En 1977 la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental adoptó la Declaración de Tbilisi (Georgia), en la cual se establecieron tres grandes objetivos para la educación ambiental: a) fomentar una clara conciencia y una preocupación por la interdependencia económica, social, política y ecológica en áreas urbanas y rurales; b) proporcionar a cada persona las oportunidades para adquirir el conocimiento, valores, actitudes, compromiso y habilidades para proteger y mejorar el medio ambiente y c) crear nuevos patrones de comportamiento hacia el medio ambiente.

En esencia, el Día Mundial de la Educación Ambiental tiene como principal objetivo identificar la problemática ambiental tanto a nivel global como a nivel local, y crear conciencia en las personas -y muy especialmente en los gobiernos- en cuanto a la necesidad de participación para proteger y conservar el medio ambiente.

Hay que educar para apreciar y mejorar el medio ambiente, hay que aprender conductas correctas hacia el entorno. Se trata de concebir a la naturaleza no como fuente inagotable de recursos, sino como un ecosistema frágil que tiene sus propias exigencias, las cuales se deben respetar por nuestro propio interés y supervivencia.

“Aprender haciendo”

La educación ambiental debe ser una respuesta y un proceso permanente para eliminar la crisis civilizatoria que afecta al planeta. Para el caso, “Aprender haciendo” -“Learning by doing”- es una metodología atendible, que consiste en construir conocimiento haciendo cosas con otros a partir de la exploración y la experiencia, del ensayo y el error, del análisis y la ejecución. Genera un aprendizaje profundo, que hace posible definir y abstraer conceptos, por un lado, y, por otro, transferirlos y ponerlos en práctica en campos diversos.

“Aprender haciendo” es una metodología educativa que promueve una interacción entre el docente y el estudiante, así como entre estudiantes. Propicia un aprendizaje activo, efectivo y colaborativo, que permite a cada estudiante en su grupo, por un lado, manipular su objeto de estudio y reflexionar sobre él y, por otro, trabajar con las dimensiones afectiva, cognoscitiva y sensorial, más allá de un aprendizaje solo memorístico.

Huertos: recurso didáctico insuperable

En este marco muy oportuna resultó la declaración del secretario de Educación Pública del Estado (Sepe), publicada por El Sol de Tlaxcala el pasado 20 de los corrientes.

Según el reportero Jesús Lima, Florentino Domínguez Ordóñez informó que en este año se instrumentará un nuevo programa de huertos escolares –donde incuestionablemente se aplica la metodología “Aprender haciendo”- los cuales, en lo que va de este ciclo escolar, se han elevado a 400, 225 más que en el periodo 2018-2019. “Lo anterior –transcribe el periodista- con la finalidad de concientizar a los alumnos sobre una alimentación saludable, el cuidado del ambiente, el trabajo en equipo y que aprendan, de manera lúdica, el proceso de crecimiento de una planta y sean responsables de su cuidado”.

En la entrevista reseñada, Domínguez Ordóñez aseveró que se ha visualizado la probable ampliación del programa de huertos escolares, que hasta ahora solo algunas escuelas tienen, y parece muy viable que se vayan generalizando, para que todas las instituciones de educación básica cuenten con uno.

Agregó que, con el propósito de concientizar a los alumnos de los diferentes niveles de una mejor alimentación, participarán en la siembra y cosecha de lechuga, jitomate, brócoli, col, cebolla y calabaza, entre otros productos. Asimismo, dijo que, “gracias a este tipo de proyectos, la comunidad educativa participará en la plantación de árboles frutales, plantas medicinales y hortalizas cultivadas para su autoconsumo y comercialización”.