/ martes 14 de agosto de 2018

El cristal con que se mira

NUEVOS TIEMPOS

La incertidumbre es siempre un impasse estresante. Quien divaga ante la circunstancia de cambio que enfrenta solo llenándose la cabeza de pensamientos catastróficos pierde un tiempo valiosísimo para preparase positivamente para lo que enfrentará. La mayoría de las veces el drama y la premonición de tragedia es mucho mayor en nuestra cabeza que en la realidad, aun y cuando las situaciones reales sean duras o desfavorables.

Se dijo repetidamente por sus detractores que el triunfo de AMLO traería catástrofes económicas inmediatas e irreversibles, y por sus apoyadores que con su triunfo en las urnas el ánimo nacional se transmutaría en menos inseguridad y mayor respeto entre mexicanos. Hasta hoy, ni lo uno ni lo otro. El dólar y las variables económicas siguen como hasta antes de la elección y las cifras de inseguridad por el estilo.

Muchas dudas, eso sí generan en los analistas de la vida institucional, en quienes laboran en el gobierno federal y en representantes de los diferentes ámbitos de la vida nacional algunos anuncios (presento a tu consideración querido lector solo tres en obvio de espacio) que el próximo presidente ha compartido con la opinión pública:

-Se reducirán sueldos a la mitad ampliando de 40 a 48 horas la jornada laboral de los trabajadores al servicio del Estado.- ¿Cambiarán la Ley Federal del Trabajo? ¿Aplicará a mandos medios y superiores o solo superiores? ¿Estará listo el gobierno económicamente para liquidaciones y demandas laborales?

-Descentralización de las dependencias.- ¿Van a separar familias? ¿Hay oferta educativa, de vivienda, de servicios públicos suficiente en las ciudades que recibirán las secretarías (incluidas clínicas y hospitales del propio ISSSTE?) ¿Se va a pagar menaje de casa a quienes se cambien de ciudad? ¿Qué pasará con los créditos hipotecarios actuales, inscripciones de los hijos, cónyuge que labore en otro lado?

-Asignación de programas gubernamentales de acuerdo a criterio de los representantes personales del gobierno federal.- ¿Se eliminarán los trámites? ¿Desaparecerán las contralorías? ¿Cómo se garantiza la transparencia y se evita el uso faccioso y electoral de dichas acciones? ¿Tendrán capacidad para conocer y atender todos los temas dichos representantes?

En fin que la actividad sin tregua del nuevo gobierno nos tiene atentos; a algunos sorprendidos, a muchos esperanzados y a otros aterrados. Merecen paciencia generosa y cooperación en lo que toque para que a México le vaya bien, así sea otorgando el beneficio de la duda, apoyando las buenas acciones o señalando lo que dañe a México, sin por ello ser considerados subversivos o agoristas. La crítica también es asidero para la evolución.

Para que México sea próspero y viva en paz, debe cimentarse la acción en el bien común. La procuración de justicia y desarrollo de cada individuo en el respeto a su eminente dignidad y su acción fundamentada en valores y derechos humanos universalmente reconocidos. Todos somos México. La lucha de clases, ya para uno o para otro extremo, desequilibra, destruye y hiere. La construcción de la patria nos corresponde a todos.

NUEVOS TIEMPOS

La incertidumbre es siempre un impasse estresante. Quien divaga ante la circunstancia de cambio que enfrenta solo llenándose la cabeza de pensamientos catastróficos pierde un tiempo valiosísimo para preparase positivamente para lo que enfrentará. La mayoría de las veces el drama y la premonición de tragedia es mucho mayor en nuestra cabeza que en la realidad, aun y cuando las situaciones reales sean duras o desfavorables.

Se dijo repetidamente por sus detractores que el triunfo de AMLO traería catástrofes económicas inmediatas e irreversibles, y por sus apoyadores que con su triunfo en las urnas el ánimo nacional se transmutaría en menos inseguridad y mayor respeto entre mexicanos. Hasta hoy, ni lo uno ni lo otro. El dólar y las variables económicas siguen como hasta antes de la elección y las cifras de inseguridad por el estilo.

Muchas dudas, eso sí generan en los analistas de la vida institucional, en quienes laboran en el gobierno federal y en representantes de los diferentes ámbitos de la vida nacional algunos anuncios (presento a tu consideración querido lector solo tres en obvio de espacio) que el próximo presidente ha compartido con la opinión pública:

-Se reducirán sueldos a la mitad ampliando de 40 a 48 horas la jornada laboral de los trabajadores al servicio del Estado.- ¿Cambiarán la Ley Federal del Trabajo? ¿Aplicará a mandos medios y superiores o solo superiores? ¿Estará listo el gobierno económicamente para liquidaciones y demandas laborales?

-Descentralización de las dependencias.- ¿Van a separar familias? ¿Hay oferta educativa, de vivienda, de servicios públicos suficiente en las ciudades que recibirán las secretarías (incluidas clínicas y hospitales del propio ISSSTE?) ¿Se va a pagar menaje de casa a quienes se cambien de ciudad? ¿Qué pasará con los créditos hipotecarios actuales, inscripciones de los hijos, cónyuge que labore en otro lado?

-Asignación de programas gubernamentales de acuerdo a criterio de los representantes personales del gobierno federal.- ¿Se eliminarán los trámites? ¿Desaparecerán las contralorías? ¿Cómo se garantiza la transparencia y se evita el uso faccioso y electoral de dichas acciones? ¿Tendrán capacidad para conocer y atender todos los temas dichos representantes?

En fin que la actividad sin tregua del nuevo gobierno nos tiene atentos; a algunos sorprendidos, a muchos esperanzados y a otros aterrados. Merecen paciencia generosa y cooperación en lo que toque para que a México le vaya bien, así sea otorgando el beneficio de la duda, apoyando las buenas acciones o señalando lo que dañe a México, sin por ello ser considerados subversivos o agoristas. La crítica también es asidero para la evolución.

Para que México sea próspero y viva en paz, debe cimentarse la acción en el bien común. La procuración de justicia y desarrollo de cada individuo en el respeto a su eminente dignidad y su acción fundamentada en valores y derechos humanos universalmente reconocidos. Todos somos México. La lucha de clases, ya para uno o para otro extremo, desequilibra, destruye y hiere. La construcción de la patria nos corresponde a todos.