/ martes 30 de marzo de 2021

Examen de admisión

En el año de 2001, pregunté al entonces delegado del partido (PAN) la razón para no postular mujeres en la elección local. La respuesta sigue retumbando como eco en mi cabeza: porque no hay…siendo casi el 52% de la población, la respuesta fue esa. De ahí a la paridad total, agua ha corrido bajo el puente.

Una gran parte de hombres y muchas mujeres, siguen sosteniendo que las cuotas no son el camino, sino que el asunto es llegar por esfuerzo personal y capacidad.

Como premisa suena bien; así pues, la obligación de los partidos de destinar una parte de su financiamiento público ordinario a capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político de las mujeres nació en 2008, y en 2014 pasó del 2% al 3% de sus prerrogativas. El INE es riguroso en la supervisión del ejercicio de dicho presupuesto.

Tenemos entonces cientos y hasta miles de mujeres capacitándose continuamente en temas que van desde empoderamiento hasta los distintos tipos de violencia de género.

Conferencias, diplomados, licenciaturas completas, maestrías y hasta doctorados. Las mujeres hemos demostrado nuestro interés en ser las mejores una vez que logramos acceder a los cargos pero, el tema se complica cuando ya cerca de las designaciones de candidaturas no es la capacidad ni la preparación lo que cuenta.

La política es casi la única actividad en la que para ser solo hay que estar. Impensable que quienes ejercen la medicina, abogacía, ingenierías diversas, etc., se presenten a solicitar empleo sin las credenciales curriculares suficientes.

En política, sin embargo, se ha pervertido la lucha del movimiento feminista por buscar abrir espacios para que las más capacitadas pongan su potencial en el cambio que México necesita; hoy, las cuotas son para los cuates y cuatas.

Con aquello de que todas y todos tenemos derecho a votar y ser votados, en muchas ocasiones poco vale estudio, experiencia, cualidades, resultados…en fin, la capacidad para el desempeño del cargo.

Por supuesto, cuantitativamente hay avances; la presencia de mujeres en las Cámaras federales ya es actualmente de casi el 50%, pero aún hay retos enormes, a nivel local no hay alcaldesas ni en la quinta parte de los municipios y solo hay dos gobernadoras.

Aun así, hay jerarcas partidistas que siguen pensando obtusamente para justificar su misoginia, como el presidente del PRI en Yucatán que afirmó en entrevista que las mujeres "no quieren asumir una responsabilidad tan grande" como lo es ser alcaldesas, o lo que es igual: no hay mujeres…me acordé de aquél de hace 20 años.

Entonces, ¿sirve que las mujeres se capaciten? La respuesta contundente es SÍ. ¿Es suficiente? NO.

Los hombres no nacen sabiendo hacer política y los resultados en México así lo confirman. Todas y todos deberían prepararse académicamente para ser gobierno o parte del legislativo.

No debería haber candidatura alguna que no estuviese al menos avalada por un curso de ejercicio gubernamental o de obligaciones legislativas. Preparación y capacitación para ellas, pero también para ellos.

Dice y dice bien Blanca Alcalá, ex alcaldesa de Puebla: Para participar en política, basta de ponerle solo a las mujeres examen de admisión.

En el año de 2001, pregunté al entonces delegado del partido (PAN) la razón para no postular mujeres en la elección local. La respuesta sigue retumbando como eco en mi cabeza: porque no hay…siendo casi el 52% de la población, la respuesta fue esa. De ahí a la paridad total, agua ha corrido bajo el puente.

Una gran parte de hombres y muchas mujeres, siguen sosteniendo que las cuotas no son el camino, sino que el asunto es llegar por esfuerzo personal y capacidad.

Como premisa suena bien; así pues, la obligación de los partidos de destinar una parte de su financiamiento público ordinario a capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político de las mujeres nació en 2008, y en 2014 pasó del 2% al 3% de sus prerrogativas. El INE es riguroso en la supervisión del ejercicio de dicho presupuesto.

Tenemos entonces cientos y hasta miles de mujeres capacitándose continuamente en temas que van desde empoderamiento hasta los distintos tipos de violencia de género.

Conferencias, diplomados, licenciaturas completas, maestrías y hasta doctorados. Las mujeres hemos demostrado nuestro interés en ser las mejores una vez que logramos acceder a los cargos pero, el tema se complica cuando ya cerca de las designaciones de candidaturas no es la capacidad ni la preparación lo que cuenta.

La política es casi la única actividad en la que para ser solo hay que estar. Impensable que quienes ejercen la medicina, abogacía, ingenierías diversas, etc., se presenten a solicitar empleo sin las credenciales curriculares suficientes.

En política, sin embargo, se ha pervertido la lucha del movimiento feminista por buscar abrir espacios para que las más capacitadas pongan su potencial en el cambio que México necesita; hoy, las cuotas son para los cuates y cuatas.

Con aquello de que todas y todos tenemos derecho a votar y ser votados, en muchas ocasiones poco vale estudio, experiencia, cualidades, resultados…en fin, la capacidad para el desempeño del cargo.

Por supuesto, cuantitativamente hay avances; la presencia de mujeres en las Cámaras federales ya es actualmente de casi el 50%, pero aún hay retos enormes, a nivel local no hay alcaldesas ni en la quinta parte de los municipios y solo hay dos gobernadoras.

Aun así, hay jerarcas partidistas que siguen pensando obtusamente para justificar su misoginia, como el presidente del PRI en Yucatán que afirmó en entrevista que las mujeres "no quieren asumir una responsabilidad tan grande" como lo es ser alcaldesas, o lo que es igual: no hay mujeres…me acordé de aquél de hace 20 años.

Entonces, ¿sirve que las mujeres se capaciten? La respuesta contundente es SÍ. ¿Es suficiente? NO.

Los hombres no nacen sabiendo hacer política y los resultados en México así lo confirman. Todas y todos deberían prepararse académicamente para ser gobierno o parte del legislativo.

No debería haber candidatura alguna que no estuviese al menos avalada por un curso de ejercicio gubernamental o de obligaciones legislativas. Preparación y capacitación para ellas, pero también para ellos.

Dice y dice bien Blanca Alcalá, ex alcaldesa de Puebla: Para participar en política, basta de ponerle solo a las mujeres examen de admisión.