/ martes 21 de julio de 2020

Lo que hacen a una, nos lo hacen a todos

“Lo que hacen a una, nos lo hacen a todos” dijo el gobernador Alejandro Murat en el evento de formalización del capítulo Oaxaca de la Asociación Civil Nacional de Mujeres 50Mas1 ha dado en el clavo. Dice que habrán de sumar esfuerzos los gobernadores para impulsar reformas legales para dar mayor protección a las mujeres y apoyar a las familias que han sufrido la pérdida de alguna mujer por feminicidio

La lucha por la igualdad de derechos, oportunidades y deberes entre hombres y mujeres no debe seguir siendo una lucha solamente de mujeres. No se terminará la discriminación si quien discrimina no cambia su creencia de superioridad sobre quien él considera debe estar subordinada a sus prioridades y deseos.

No terminará la violencia si el que ejerce su fuerza económica, sexual o física sobre su pareja solo porque puede, no cambia su conducta. No habrá parejas-parejas mientras a casa, después del trabajo, ella siga llegando a poner lavadoras, limpiar, preparar comida y cuidar a las y los hijos mientras él se sienta a descansar. No cambiará la profesionalización y ética de las y los representantes populares mientras se mantenga la “política del harén”, que sustenta la designación de candidatas y candidatos en la decisión tomada en un bar respecto a ellos y a la subordinación y disciplina partidista para ellas. Podríamos seguir.

Es necesaria la concientización de los hombres sobre el derecho que las mujeres tenemos a ser exitosas y también a cometer errores exactamente como ellos, que la igualdad de acceso a placeres, lenguaje, ingresos y espacios de poder -entre otros- nos afecta y beneficia en las mismas condiciones. Difícil reto cuando ellos mismos no comprenden que a veces, aun y cuando sean respetuosos y pro-igualdad, siguen sustentando sus afirmaciones en que se debe incluir mujeres solo porque ellos mismos tienen madre, hijas y hermanas pero siguen pensando que no hay amistad entre hombres y mujeres, que todos los hombres se acercan a las mujeres por interés sexual, social o económico; o que ellas están dominadas por sus hormonas y eso las limita en ámbitos tanto públicos como privados.

La igualdad está sustentada en percibirnos como sujetos, como personas, como seres humanos que pensamos, sentimos y actuamos como tales, no como hombre o como mujer por el solo hecho de haber nacido así. No; no por nacer mujer debes ser dulce, cocinera, cuidadora. No; no por haber nacido varón debes ser proveedor, valiente, feo, fuerte y formal. Somos personas únicas y distintas. La diferencia biológica no debería jamás haber significado desigualdad en lo social como desafortunadamente hasta ahora perdura.

La humanidad necesita liderazgo y participación masculina, claro, pero también femenina. Cuando sea la capacidad y no el sexo lo que determine los ascensos, espacios y promociones, cuando sea el amor respetuoso y no la dominación lo que mantenga unidas a las parejas, entonces y solo entonces, habrá igualdad, paz y armonía, que es la única kriptonita que la violencia requiere para desaparecer. Que más hombres se sumen: Lo que hacen a una, nos lo hacen a todos.

“Lo que hacen a una, nos lo hacen a todos” dijo el gobernador Alejandro Murat en el evento de formalización del capítulo Oaxaca de la Asociación Civil Nacional de Mujeres 50Mas1 ha dado en el clavo. Dice que habrán de sumar esfuerzos los gobernadores para impulsar reformas legales para dar mayor protección a las mujeres y apoyar a las familias que han sufrido la pérdida de alguna mujer por feminicidio

La lucha por la igualdad de derechos, oportunidades y deberes entre hombres y mujeres no debe seguir siendo una lucha solamente de mujeres. No se terminará la discriminación si quien discrimina no cambia su creencia de superioridad sobre quien él considera debe estar subordinada a sus prioridades y deseos.

No terminará la violencia si el que ejerce su fuerza económica, sexual o física sobre su pareja solo porque puede, no cambia su conducta. No habrá parejas-parejas mientras a casa, después del trabajo, ella siga llegando a poner lavadoras, limpiar, preparar comida y cuidar a las y los hijos mientras él se sienta a descansar. No cambiará la profesionalización y ética de las y los representantes populares mientras se mantenga la “política del harén”, que sustenta la designación de candidatas y candidatos en la decisión tomada en un bar respecto a ellos y a la subordinación y disciplina partidista para ellas. Podríamos seguir.

Es necesaria la concientización de los hombres sobre el derecho que las mujeres tenemos a ser exitosas y también a cometer errores exactamente como ellos, que la igualdad de acceso a placeres, lenguaje, ingresos y espacios de poder -entre otros- nos afecta y beneficia en las mismas condiciones. Difícil reto cuando ellos mismos no comprenden que a veces, aun y cuando sean respetuosos y pro-igualdad, siguen sustentando sus afirmaciones en que se debe incluir mujeres solo porque ellos mismos tienen madre, hijas y hermanas pero siguen pensando que no hay amistad entre hombres y mujeres, que todos los hombres se acercan a las mujeres por interés sexual, social o económico; o que ellas están dominadas por sus hormonas y eso las limita en ámbitos tanto públicos como privados.

La igualdad está sustentada en percibirnos como sujetos, como personas, como seres humanos que pensamos, sentimos y actuamos como tales, no como hombre o como mujer por el solo hecho de haber nacido así. No; no por nacer mujer debes ser dulce, cocinera, cuidadora. No; no por haber nacido varón debes ser proveedor, valiente, feo, fuerte y formal. Somos personas únicas y distintas. La diferencia biológica no debería jamás haber significado desigualdad en lo social como desafortunadamente hasta ahora perdura.

La humanidad necesita liderazgo y participación masculina, claro, pero también femenina. Cuando sea la capacidad y no el sexo lo que determine los ascensos, espacios y promociones, cuando sea el amor respetuoso y no la dominación lo que mantenga unidas a las parejas, entonces y solo entonces, habrá igualdad, paz y armonía, que es la única kriptonita que la violencia requiere para desaparecer. Que más hombres se sumen: Lo que hacen a una, nos lo hacen a todos.