/ jueves 27 de septiembre de 2018

LOS AVATARES DE NUESTRO TIEMPO

¿Futuro positivo para Tlaxcala?

En más de una ocasión he contado con la oportunidad de declarar mi admiración y de calificarme como un ávido lector de las ideas de Octavio Paz, el único acreedor mexicano del Premio Nobel de Literatura. Según el propio Paz, en su libro “El laberinto de la soledad”, el mexicano debe encontrar su saber ontológico sabiéndose huérfano de pasado y con un futuro por inventar. La falta de pasada no radica en una ausencia de historia, eso sería insostenible porque nuestro país, por definición tiene una riqueza prácticamente inigualable, sino porque buena parte de la historia ha estado basada en (por palabras de Paz en “El Ogro filantrópico) en mascaradas interrumpidas una y otra vez por el estallido del motín y la revuelta, que han determinado la falta de estabilidad en el proyecto nacional que solamente podrá vislumbrarse en el futuro por medio del desarrollo de un extraordinario realismo y de imaginación para enfrentar y resolver los problemas.

Este pensamiento ha permeado no solamente en el ámbito de las ideas sino también en la política y en lo político, donde es cada vez más normal (¡Y qué bueno!) que actores políticos diametralmente distintos en ideas, intereses y acciones logren llegar a acuerdos, es decir a evitar el conflicto.

La reunión entre el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador del Estado de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, el martes 25 de septiembre, entiendo, responde precisamente al objetivo de construir futuro; además de la posibilidad plantear intereses específicos de una y otra parte para poder llegar a acuerdos que fortalezcan el trabajo coordinado entre la Federación y el gobierno estatal para la resolución de graves problemas sostenidos en la entidad.

Este hecho es, a todas luces positivo. Además de que es una muestra de responsabilidad política de ambas partes, ofrece la posibilidad de situar temas locales en el debate público, en función de las previsibles propuestas para la entidad, por ejemplo, el hecho de que la Secretaría de Cultura federal pase a residir en Tlaxcala -dicho sea, me parece un sinsentido y una forma errónea de entender la descentralización administrativa del gobierno- pero habrá que esperar las definiciones del nuevo gobierno una vez iniciado su proceso.

Alejando el análisis de las propuestas, la reunión de esta semana, es el preámbulo de un concepto que se debe desarrollar en Tlaxcala: el de las relaciones intergubernamentales (RIG). Este concepto tiene su origen en los Estados Unidos de Norteamérica durante el decenio de 1930 y su definición es el conjunto de procesos de gobierno compartidos entre uno federal y varios locales o entre uno federal y uno supranacional, caracterizados por ser formales y por contar con procesos de jure y de facto. Las RIG han sido exploradas desde la Ciencia Política y la Administración Pública, con autores como Deil S. Wright de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos y José Luis Méndez en El Colegio de México.

Wright acierta señalando cómo las acciones de los funcionarios públicos y ciudadanos tienen incidencia directa en la fijación y desarrollo de las relaciones de los gobiernos; esta argumentación nos orilla a dimensionar la importancia de la reunión entre el Presidente electo y el Gobernador de Tlaxcala, libres de intermediarios, este plano de la acción individual de los servidores públicos en nombre de una institución es fundamental. A pesar de que, en México las relaciones de los gobiernos de las entidades federativas con el gobierno federal están formalizadas por medio de la Constitución (con facultades concurrentes), las diferentes leyes y, sobre todo, en el ejercicio del gasto con legislación como la Ley de Coordinación Fiscal; la voluntad política de los actores políticos es indispensable.

De la buena relación entre federación y gobierno local y el respeto al federalismo mexicano, se originará la construcción de un futuro promisorio en Tlaxcala; por ello la muestra de responsabilidad del gobierno local y el próximo presidente de la república, es loable.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


¿Futuro positivo para Tlaxcala?

En más de una ocasión he contado con la oportunidad de declarar mi admiración y de calificarme como un ávido lector de las ideas de Octavio Paz, el único acreedor mexicano del Premio Nobel de Literatura. Según el propio Paz, en su libro “El laberinto de la soledad”, el mexicano debe encontrar su saber ontológico sabiéndose huérfano de pasado y con un futuro por inventar. La falta de pasada no radica en una ausencia de historia, eso sería insostenible porque nuestro país, por definición tiene una riqueza prácticamente inigualable, sino porque buena parte de la historia ha estado basada en (por palabras de Paz en “El Ogro filantrópico) en mascaradas interrumpidas una y otra vez por el estallido del motín y la revuelta, que han determinado la falta de estabilidad en el proyecto nacional que solamente podrá vislumbrarse en el futuro por medio del desarrollo de un extraordinario realismo y de imaginación para enfrentar y resolver los problemas.

Este pensamiento ha permeado no solamente en el ámbito de las ideas sino también en la política y en lo político, donde es cada vez más normal (¡Y qué bueno!) que actores políticos diametralmente distintos en ideas, intereses y acciones logren llegar a acuerdos, es decir a evitar el conflicto.

La reunión entre el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador del Estado de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, el martes 25 de septiembre, entiendo, responde precisamente al objetivo de construir futuro; además de la posibilidad plantear intereses específicos de una y otra parte para poder llegar a acuerdos que fortalezcan el trabajo coordinado entre la Federación y el gobierno estatal para la resolución de graves problemas sostenidos en la entidad.

Este hecho es, a todas luces positivo. Además de que es una muestra de responsabilidad política de ambas partes, ofrece la posibilidad de situar temas locales en el debate público, en función de las previsibles propuestas para la entidad, por ejemplo, el hecho de que la Secretaría de Cultura federal pase a residir en Tlaxcala -dicho sea, me parece un sinsentido y una forma errónea de entender la descentralización administrativa del gobierno- pero habrá que esperar las definiciones del nuevo gobierno una vez iniciado su proceso.

Alejando el análisis de las propuestas, la reunión de esta semana, es el preámbulo de un concepto que se debe desarrollar en Tlaxcala: el de las relaciones intergubernamentales (RIG). Este concepto tiene su origen en los Estados Unidos de Norteamérica durante el decenio de 1930 y su definición es el conjunto de procesos de gobierno compartidos entre uno federal y varios locales o entre uno federal y uno supranacional, caracterizados por ser formales y por contar con procesos de jure y de facto. Las RIG han sido exploradas desde la Ciencia Política y la Administración Pública, con autores como Deil S. Wright de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos y José Luis Méndez en El Colegio de México.

Wright acierta señalando cómo las acciones de los funcionarios públicos y ciudadanos tienen incidencia directa en la fijación y desarrollo de las relaciones de los gobiernos; esta argumentación nos orilla a dimensionar la importancia de la reunión entre el Presidente electo y el Gobernador de Tlaxcala, libres de intermediarios, este plano de la acción individual de los servidores públicos en nombre de una institución es fundamental. A pesar de que, en México las relaciones de los gobiernos de las entidades federativas con el gobierno federal están formalizadas por medio de la Constitución (con facultades concurrentes), las diferentes leyes y, sobre todo, en el ejercicio del gasto con legislación como la Ley de Coordinación Fiscal; la voluntad política de los actores políticos es indispensable.

De la buena relación entre federación y gobierno local y el respeto al federalismo mexicano, se originará la construcción de un futuro promisorio en Tlaxcala; por ello la muestra de responsabilidad del gobierno local y el próximo presidente de la república, es loable.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz