/ jueves 15 de noviembre de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

La defensa de la libertad el primero de diciembre

“Karl Popper, el gran teórico de la libertad, aprendió a detestar el autoritarismo y al totalitarismo identificados en la construcción del nacionalismo como forma primigenia; lo llamó una horrible ‘herejía’ de la civilización occidental, una de las bestias negras a la que siempre identificó como el enemigo mortal de la cultura de la libertad”. Ese es un fragmento del libro del escritor peruano Mario Vargas Llosa titulado “La llamada de la tribu”, en el que genera una suerte de revisión a su formación intelectual y todas las ideas y autores que permearon en su pensamiento y lo han orillado a adoptar su actual postura ideológica y consecuentemente han delineado sus posiciones políticas.


La referencia de Popper, autor del gran texto pilar del liberalismo “La Sociedad Abierta y sus enemigos”, es acertada en nuestro tiempo. Me parece que la identificación del nacionalismo extremo, el autoritarismo y el totalitarismo es correcta, estos sustantivos son, como en el pasado, ideas políticas que atentan contra la libertad de los individuos y, por ende, remanentes ideológicos de algunos de los regímenes que, bajo el propósito de mantener el poder, fueron capaces de varias de las atrocidades más analizadas en la historia o, por otro lado, de varios de los errores que han derivado en la caída a la crisis de varios Estados.


Actualmente son pocos los países en el mundo que sostienen esquemas de ese tipo, por el contrario, los regímenes democráticos son abrumadoramente mayoría. Sin embargo, sí es posible señalar algunos ejemplos claros de Estados en el mundo que, por el sostenimiento de regímenes autoritarios y de limitaciones extremas a la libertad de los individuos se encuentran en un estadio de crisis permanente, como puede ser el caso de Venezuela.


En México este análisis volvió a la opinión pública, a los medios de comunicación y a la academia, sobre todo por la coyuntura actual y por algunos de los próximos eventos de toda la relevancia para el acontecer nacional; por ejemplo, la toma de protesta del Lic. Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, de quien se esperan los mejores resultados posibles. La discusión de los regímenes autoritarios ha tenido lugar tras la confirmación de que el Presidente Nicolás Madura de Venezuela será uno de los Jefes de Estado presentes en la ceremonia más esperada este 1 de diciembre.


Muchos grupos, marcadamente liberales, se han manifestado en el sentido de que un personaje como el mandatario venezolano debiera tener lugar en una ceremonia de esta naturaleza, mucho menos en un país como democrático como México y aún más cuando el próximo gobierno ha señalado que, su período, será caracterizado por un abierto cambio positivo.


Si bien es cierto que México, para fortuna de todos, se ha manifestado en los organismos internacionales en contra del actual gobierno venezolano, me parece que el principio de política exterior sobre la libre autodeterminación de los pueblos es adecuado en esta época. También, pare efectos de formar a México como un actor con responsabilidad global e influencia en la región, así como para el fortalecimiento de las relaciones internacionales, no puede romper relaciones en este momento con, prácticamente, ningún Estado.


Sin embargo, la visita del mandatario sudamericano no debe pasar desapercibida y el próximo Presidente de la República debe lograr marcar distancia y por fin aseverar su propensión a la defensa de la libertad como valor fundamental de la democracia y de la consolidación del Estado mexicano y su alejamiento ideológico de lo que Popper identificó como los posibles catalizadores del cataclismo de la civilización occidental: el nacionalismo y autoritarismo.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @bermdez_Cv21

La defensa de la libertad el primero de diciembre

“Karl Popper, el gran teórico de la libertad, aprendió a detestar el autoritarismo y al totalitarismo identificados en la construcción del nacionalismo como forma primigenia; lo llamó una horrible ‘herejía’ de la civilización occidental, una de las bestias negras a la que siempre identificó como el enemigo mortal de la cultura de la libertad”. Ese es un fragmento del libro del escritor peruano Mario Vargas Llosa titulado “La llamada de la tribu”, en el que genera una suerte de revisión a su formación intelectual y todas las ideas y autores que permearon en su pensamiento y lo han orillado a adoptar su actual postura ideológica y consecuentemente han delineado sus posiciones políticas.


La referencia de Popper, autor del gran texto pilar del liberalismo “La Sociedad Abierta y sus enemigos”, es acertada en nuestro tiempo. Me parece que la identificación del nacionalismo extremo, el autoritarismo y el totalitarismo es correcta, estos sustantivos son, como en el pasado, ideas políticas que atentan contra la libertad de los individuos y, por ende, remanentes ideológicos de algunos de los regímenes que, bajo el propósito de mantener el poder, fueron capaces de varias de las atrocidades más analizadas en la historia o, por otro lado, de varios de los errores que han derivado en la caída a la crisis de varios Estados.


Actualmente son pocos los países en el mundo que sostienen esquemas de ese tipo, por el contrario, los regímenes democráticos son abrumadoramente mayoría. Sin embargo, sí es posible señalar algunos ejemplos claros de Estados en el mundo que, por el sostenimiento de regímenes autoritarios y de limitaciones extremas a la libertad de los individuos se encuentran en un estadio de crisis permanente, como puede ser el caso de Venezuela.


En México este análisis volvió a la opinión pública, a los medios de comunicación y a la academia, sobre todo por la coyuntura actual y por algunos de los próximos eventos de toda la relevancia para el acontecer nacional; por ejemplo, la toma de protesta del Lic. Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, de quien se esperan los mejores resultados posibles. La discusión de los regímenes autoritarios ha tenido lugar tras la confirmación de que el Presidente Nicolás Madura de Venezuela será uno de los Jefes de Estado presentes en la ceremonia más esperada este 1 de diciembre.


Muchos grupos, marcadamente liberales, se han manifestado en el sentido de que un personaje como el mandatario venezolano debiera tener lugar en una ceremonia de esta naturaleza, mucho menos en un país como democrático como México y aún más cuando el próximo gobierno ha señalado que, su período, será caracterizado por un abierto cambio positivo.


Si bien es cierto que México, para fortuna de todos, se ha manifestado en los organismos internacionales en contra del actual gobierno venezolano, me parece que el principio de política exterior sobre la libre autodeterminación de los pueblos es adecuado en esta época. También, pare efectos de formar a México como un actor con responsabilidad global e influencia en la región, así como para el fortalecimiento de las relaciones internacionales, no puede romper relaciones en este momento con, prácticamente, ningún Estado.


Sin embargo, la visita del mandatario sudamericano no debe pasar desapercibida y el próximo Presidente de la República debe lograr marcar distancia y por fin aseverar su propensión a la defensa de la libertad como valor fundamental de la democracia y de la consolidación del Estado mexicano y su alejamiento ideológico de lo que Popper identificó como los posibles catalizadores del cataclismo de la civilización occidental: el nacionalismo y autoritarismo.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @bermdez_Cv21