/ jueves 17 de enero de 2019

Los avatares de nuestro tiempo

La Guardia Nacional en México

El estado actual de inseguridad ha planteado en un fuerte dilema al Presidente de la República, que tiene que decidir entre: apostar por la formación y profesionalización de las policías civiles para afrontar a la criminalidad o, formar un gran cuerpo de seguridad que con un mando operativo militar enfrente la crisis de seguridad en el país. Por esa razón; por la complejidad del problema, considero que el debate en torno a la creación de la Guardo Nacional, como un cuerpo encargado de la seguridad pública en México, debe ser una discusión extendida y que agote el análisis hasta del último argumento a favor y en contra de esta posibilidad propuesta.

La decisión del titular del ejecutivo está en crear este cuerpo de seguridad integrado por militares, marinos y federales; dicho sea, y contrario a lo que algunos analistas han pensado sobre esta elección: no es una idea descabellada. Sin embargo, el largo historial del uso desmedido de la fuerza ha provocado que cada vez surjan posiciones más escépticas acerca de la factibilidad de la Guardia Nacional. Es cierto, la creación de dicha institución es una modificación sustancial al estatus quo, tan solo porque para su construcción se necesitan reformas a 13 artículos de la Constitución Política Federal, los cuales son: el 13, 16, 21, 31, 32, 36, 55, 73. 76, 78, 82, 89 y 123.

Dichas modificaciones al cuerpo de la ley fundamental son, necesarias por un lado (para aquellos que defienden la participación militar en tareas de seguridad pública) pero sumamente riesgosas (para aquellos que ven con cierta desconfianza la “militarización del país”). Reitero que ambas posturas son convincentes y tienen cierto grado de razonamiento en el planteamiento de sus argumentos.

El tema da para largas tertulias y debates acalorados sobre cuáles deben ser las funciones a las que deben ceñirse las Fuerzas Armadas de México, sobre cuál debe ser el enfoque de seguridad empleado por el gobierno mexicano y cuáles sus límites. Incluso, sobre qué tanta incidencia tendrá sobre la reducción de la delincuencia y los actos de criminalidad, la política social robusta que el nuevo gobierno, encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha propuesto a realizar bajo la idea de que “se deben atacar las causas del problema”.

Empero de que las posibilidades para resolver el problema de seguridad, tras la apertura del debate se abren y se vislumbran en mayor cantidad, la decisión final de crear la Guardia Nacional debe tener una regulación lo suficientemente minuciosa para evitar problemas futuros o empoderar sobremanera al sector militar.

Es menester señalar que la tendencia de sacar a militares de cuarteles para involucrarlos en temas de seguridad pública está presente en muchas otras partes del mundo, incluso en regímenes democráticos; Brasil es un claro ejemplo de esto. Sin embargo, la puesta en acción de las fuerzas castrenses debe estar sujeta a la observancia obligada de los derechos humanos de toda persona y, desde la autoridad, se debe formular un plazo de esta acción, es decir que no debe ser permanente.

Muchos analistas han coincidido (me incluyo) en que la medida responde a las dimensiones del problema en que varias regiones del país se encuentran y a la urgencia con que se cuenta para que el Estado, a través del gobierno, mejore sus capacidades para garantizar la vida y la propiedad de las personas, por lo que estoy de acuerdo. Sin embargo, no se puede/ no se debe optar por abordar esta política de seguridad como algo definitivo, por el contrario, debe servir para que el gobierno pueda contar con respaldo y realizar entonces políticas que vayan a la raíz del problema: política de prevención de las adicciones, mejores programas de combate a la pobreza, atención a grupos vulnerables y a población que habita en lugares marginados, y un innumerable etcétera.

Habrá que esperar el producto final, y mientras tanto, entrar al debate, porque es un tema del que depende mucho del futuro de México y exige nuestra participación y responsabilidad total.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC

La Guardia Nacional en México

El estado actual de inseguridad ha planteado en un fuerte dilema al Presidente de la República, que tiene que decidir entre: apostar por la formación y profesionalización de las policías civiles para afrontar a la criminalidad o, formar un gran cuerpo de seguridad que con un mando operativo militar enfrente la crisis de seguridad en el país. Por esa razón; por la complejidad del problema, considero que el debate en torno a la creación de la Guardo Nacional, como un cuerpo encargado de la seguridad pública en México, debe ser una discusión extendida y que agote el análisis hasta del último argumento a favor y en contra de esta posibilidad propuesta.

La decisión del titular del ejecutivo está en crear este cuerpo de seguridad integrado por militares, marinos y federales; dicho sea, y contrario a lo que algunos analistas han pensado sobre esta elección: no es una idea descabellada. Sin embargo, el largo historial del uso desmedido de la fuerza ha provocado que cada vez surjan posiciones más escépticas acerca de la factibilidad de la Guardia Nacional. Es cierto, la creación de dicha institución es una modificación sustancial al estatus quo, tan solo porque para su construcción se necesitan reformas a 13 artículos de la Constitución Política Federal, los cuales son: el 13, 16, 21, 31, 32, 36, 55, 73. 76, 78, 82, 89 y 123.

Dichas modificaciones al cuerpo de la ley fundamental son, necesarias por un lado (para aquellos que defienden la participación militar en tareas de seguridad pública) pero sumamente riesgosas (para aquellos que ven con cierta desconfianza la “militarización del país”). Reitero que ambas posturas son convincentes y tienen cierto grado de razonamiento en el planteamiento de sus argumentos.

El tema da para largas tertulias y debates acalorados sobre cuáles deben ser las funciones a las que deben ceñirse las Fuerzas Armadas de México, sobre cuál debe ser el enfoque de seguridad empleado por el gobierno mexicano y cuáles sus límites. Incluso, sobre qué tanta incidencia tendrá sobre la reducción de la delincuencia y los actos de criminalidad, la política social robusta que el nuevo gobierno, encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha propuesto a realizar bajo la idea de que “se deben atacar las causas del problema”.

Empero de que las posibilidades para resolver el problema de seguridad, tras la apertura del debate se abren y se vislumbran en mayor cantidad, la decisión final de crear la Guardia Nacional debe tener una regulación lo suficientemente minuciosa para evitar problemas futuros o empoderar sobremanera al sector militar.

Es menester señalar que la tendencia de sacar a militares de cuarteles para involucrarlos en temas de seguridad pública está presente en muchas otras partes del mundo, incluso en regímenes democráticos; Brasil es un claro ejemplo de esto. Sin embargo, la puesta en acción de las fuerzas castrenses debe estar sujeta a la observancia obligada de los derechos humanos de toda persona y, desde la autoridad, se debe formular un plazo de esta acción, es decir que no debe ser permanente.

Muchos analistas han coincidido (me incluyo) en que la medida responde a las dimensiones del problema en que varias regiones del país se encuentran y a la urgencia con que se cuenta para que el Estado, a través del gobierno, mejore sus capacidades para garantizar la vida y la propiedad de las personas, por lo que estoy de acuerdo. Sin embargo, no se puede/ no se debe optar por abordar esta política de seguridad como algo definitivo, por el contrario, debe servir para que el gobierno pueda contar con respaldo y realizar entonces políticas que vayan a la raíz del problema: política de prevención de las adicciones, mejores programas de combate a la pobreza, atención a grupos vulnerables y a población que habita en lugares marginados, y un innumerable etcétera.

Habrá que esperar el producto final, y mientras tanto, entrar al debate, porque es un tema del que depende mucho del futuro de México y exige nuestra participación y responsabilidad total.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC