/ jueves 16 de mayo de 2019

LOS AVATARES DE NUESTRO TIEMPO

El problema medioambiental

  • Esta coyuntura ha situado en el interés público la preocupación por cuidar el medio ambiente y dejar de ser una sociedad altamente contaminante y destructiva.

La comunidad científica ha llegado, prácticamente de manera unánime, al consenso sobre la existencia de un desequilibrio medioambiental, causado por: el calentamiento global, el cambio climático y muchos otros fenómenos, provocados por la actividad de los seres humanos: el crecimiento poblacional; la extensión de las grandes ciudades que modifican o desaparecen ecosistemas completos. Simultáneamente, los gobiernos de muchos países han fijado agendas progresistas que consideran fundamental la preservación del equilibrio medioambiental, con varios objetivos: evitar la extinción de diversas especies y, también, garantizar la propia sobrevivencia de los seres humanos

La perdida de las condiciones favorables para la vida -a pesar de que expresivamente parece una posición extrema o radical- se están expresando desde ahora, ejemplo de ello es la mala calidad del aire en muchas ciudades del mundo, el peligro de extinción en que se encuentra mucha de la fauna silvestre del mundo y la escasez del agua, solamente por mencionar algunos de los casos que, contemporáneamente, han puesto en jaque a la sociedad.

Conviene reflexionar acerca de cuáles deben ser los pasos, medidas y políticas públicas que se deben implementar para evitar que el daño al planeta sea irreversible. En estos días, hemos sido testigos de la expresión de este desequilibrio medioambiental a causa de la contaminación del aire. En la Ciudad de México y en los Estados de México, Puebla y Tlaxcala -en general de la llamada Megalópolis- han circulado, prácticamente en todo lo que va de esta semana, partículas de ozono, partículas PM.25 y PM10, las cuales pueden repercutir con padecimientos y enfermedades respiratorias entre la población.

Esta situación crítica ha puesto a prueba a los gobiernos locales que, ante la necesidad de inmediatez en las soluciones y medidas -sobre todo en la Ciudad de México- han quedado cortos para lograr la reducción y superar el estadio de la contingencia ambiental. Se dice que uno de los factores que explica esta contingencia son los numerosos incendios que han tenido y tienen lugar en el país, en la región centro y sur, sin embargo, un Estado que planea y cuenta con recursos presupuestados para enfrentar los desastres naturales como los incendios, no tendría por qué enfrentar una crisis de esta magnitud.

Lo positivo, a mi parecer, es que esta coyuntura ha situado en el interés público la preocupación por cuidar el medio ambiente y dejar de ser una sociedad altamente contaminante y destructiva; si bien los pequeños esfuerzos individuales pueden representar la acción germinal para sanear el planeta, lo que realmente puede generar un impacto mayor es el compromiso de los gobiernos y las grandes empresas por reducir la emisión de contaminantes y, desde la óptica de la administración pública, colocar mayores incentivos para la producción con energías limpias; sanciones mayores ante actos de contaminación arbitraria; y la apuesta a la generación de energía vía nuevas alternativas (acciones que ya suceden en muchos de los países más desarrollados de occidente).

Es fundamental colocar el tema medioambiental en la agenda pública, visibilizar este problema que concierne a todas y todos. Esta agenda dejó de ser una consigna reservada para un grupo poblacional, actualmente, debe ser un discurso con gran resonancia en la generalidad de la sociedad y con gran compromiso gubernamental.

Si la tendencia continua, la vida misma en el planeta está en franco riesgo. Sin embargo, este no debe estancarse como una serie de buenos deseos; el diagnostico de debe traducir en la formulación de políticas públicas que requieren de recursos humanos y económicos, la inversión es directa a la vida misma, no hay más.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC


El problema medioambiental

  • Esta coyuntura ha situado en el interés público la preocupación por cuidar el medio ambiente y dejar de ser una sociedad altamente contaminante y destructiva.

La comunidad científica ha llegado, prácticamente de manera unánime, al consenso sobre la existencia de un desequilibrio medioambiental, causado por: el calentamiento global, el cambio climático y muchos otros fenómenos, provocados por la actividad de los seres humanos: el crecimiento poblacional; la extensión de las grandes ciudades que modifican o desaparecen ecosistemas completos. Simultáneamente, los gobiernos de muchos países han fijado agendas progresistas que consideran fundamental la preservación del equilibrio medioambiental, con varios objetivos: evitar la extinción de diversas especies y, también, garantizar la propia sobrevivencia de los seres humanos

La perdida de las condiciones favorables para la vida -a pesar de que expresivamente parece una posición extrema o radical- se están expresando desde ahora, ejemplo de ello es la mala calidad del aire en muchas ciudades del mundo, el peligro de extinción en que se encuentra mucha de la fauna silvestre del mundo y la escasez del agua, solamente por mencionar algunos de los casos que, contemporáneamente, han puesto en jaque a la sociedad.

Conviene reflexionar acerca de cuáles deben ser los pasos, medidas y políticas públicas que se deben implementar para evitar que el daño al planeta sea irreversible. En estos días, hemos sido testigos de la expresión de este desequilibrio medioambiental a causa de la contaminación del aire. En la Ciudad de México y en los Estados de México, Puebla y Tlaxcala -en general de la llamada Megalópolis- han circulado, prácticamente en todo lo que va de esta semana, partículas de ozono, partículas PM.25 y PM10, las cuales pueden repercutir con padecimientos y enfermedades respiratorias entre la población.

Esta situación crítica ha puesto a prueba a los gobiernos locales que, ante la necesidad de inmediatez en las soluciones y medidas -sobre todo en la Ciudad de México- han quedado cortos para lograr la reducción y superar el estadio de la contingencia ambiental. Se dice que uno de los factores que explica esta contingencia son los numerosos incendios que han tenido y tienen lugar en el país, en la región centro y sur, sin embargo, un Estado que planea y cuenta con recursos presupuestados para enfrentar los desastres naturales como los incendios, no tendría por qué enfrentar una crisis de esta magnitud.

Lo positivo, a mi parecer, es que esta coyuntura ha situado en el interés público la preocupación por cuidar el medio ambiente y dejar de ser una sociedad altamente contaminante y destructiva; si bien los pequeños esfuerzos individuales pueden representar la acción germinal para sanear el planeta, lo que realmente puede generar un impacto mayor es el compromiso de los gobiernos y las grandes empresas por reducir la emisión de contaminantes y, desde la óptica de la administración pública, colocar mayores incentivos para la producción con energías limpias; sanciones mayores ante actos de contaminación arbitraria; y la apuesta a la generación de energía vía nuevas alternativas (acciones que ya suceden en muchos de los países más desarrollados de occidente).

Es fundamental colocar el tema medioambiental en la agenda pública, visibilizar este problema que concierne a todas y todos. Esta agenda dejó de ser una consigna reservada para un grupo poblacional, actualmente, debe ser un discurso con gran resonancia en la generalidad de la sociedad y con gran compromiso gubernamental.

Si la tendencia continua, la vida misma en el planeta está en franco riesgo. Sin embargo, este no debe estancarse como una serie de buenos deseos; el diagnostico de debe traducir en la formulación de políticas públicas que requieren de recursos humanos y económicos, la inversión es directa a la vida misma, no hay más.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC