/ sábado 14 de septiembre de 2019

LOS AVATARES DE NUESTRO TIEMPO

Algunas notas relevantes del Presupuesto 2020


Uno de los más efectivos controles al ejercicio del poder es la confección del Presupuesto de Egresos a partir de la propuesta del Poder Ejecutivo y la consecuente discusión en el Legislativo, mecanismo con el que se garantiza que se manifiesten en inversión las demandas y necesidades de la sociedad. Además, el documento del presupuesto -si bien es un documento eminentemente técnico- también es político por definición, en tanto resulta ser una manifestación pública de los intereses, posturas y prioridades en materia de programas y políticas públicas.


Sin embargo, en el tiempo reciente se ha intentado -con éxito relativo- que la asignación de recursos económicos no esté sujeta a negociaciones detrás del telón, a relaciones personales o -en el peor de los casos- a la pertenencia y alineación de los gobiernos con algún partido político. Para lograr este propósito se han implementado herramientas como el Sistema de Evaluación del Desempeño a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública para evaluar el impacto y funcionamiento de los programas presupuestarios y decidir su continuidad, modificación, suspensión o cancelación; la idea central en una consigna muy precisa: “no hay dinero sin demostrar resultados”.

Este escenario ideal, garantiza el mejor rendimiento de los recursos económicos en la generación de valor público ante problemas complejos y la constante escasez de dichos recursos. Empero, la contraparte de esta postura desdeña la funcionalidad de herramientas como la evaluación y la toma de decisiones sobre una base de evidencia, por lo que la discusión del presupuesto cuenta con el ingrediente de decisiones discrecional y con visión de grupo políticos, es real.

Ahora, tras la entrega del Paquete Económico 2020 a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se inaugura un proceso de discusión amplio para el ajuste y modificación de los egresos de la federación. Llaman la atención algunos puntos, por ejemplo, los Criterios de Política Económica 2020, los cuales son la muestra fehaciente de la permanente confrontación entre técnica y política como discurso, sobre todo porque, mientras la postura política es que la economía en México está en franca estabilidad, la evidencia y su procesamiento técnico arroja como resultado lo dicho en los mencionados criterios en el sentido de que el incremento del PIB para el próximo año será de apenas 2% y mantendrá un promedio de entre el 2.3% y 2.7% hasta el año 2025.

Es relevante que el Presupuesto de Egresos de la Federación contradiga -un poco- lo que se dice en el discurso político, resulta sintomático de la disposición a cambiar en lo programático para alcanzar buenos resultados, lo que habla bien del gobierno federal. Un caso concreto es el Programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, el cual consiste en un apoyo económico de $3,600 mensuales a jóvenes que no laboran y tampoco estudian, además de su inserción en algún centro de trabajo registrado en donde adquirirán conocimientos prácticos y experiencia hasta por un año.

Este programa, enfrentará un reto de implementación para el año 2020 dado que tendrá una reducción del 36% de sus recursos, lo que dificultará el cumplimiento de la meta de 2.3 millones de jóvenes capacitados en empresas.

Esta es una manifestación de toma de decisiones con base en evidencia e información sobre el proceso de política pública, tanto del diseño como de implementación, en el que parece existieron la mayor cantidad de errores. A pesar de esta reducción presupuestal, el gobierno federal deberá analizar las áreas de mejora de este programa, sobre todo porque es novedoso en tanto atiende a una población objetivo que había permanecido en estado de indefensión ante la falta de oportunidades de desarrollo; también deberá explorar alternativas, como puede ser el desarrollo y fortalecimiento de instituciones de educación técnica y desarrollo de capacidades solicitadas en los mercados laborales.

Ahora mismo, como reflejo de la decisión se muestra una disposición a dar marcha atrás a proyectos sin viabilidad o con impacto marginal en el objetivo; sobre todo porque ante la ambiciosa política social del Presidente López Obrador y la idea de fortalecer el sector energético mexicano, hasta la mínima cantidad de recursos económicos se vuelve trascendente.

Hoy, a pesar de las voces escépticas sobre el impacto de la inversión pública en la economía -aún más por aquellos que ven en la inversión privada la única manera de generar crecimiento económico y bienestar- el Presupuesto de Egresos se convierte en objetos de ricos debates y, de bote pronto, preocupaciones, esperanzas y certezas de que el rumbo de México es el correcto. Al tiempo.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC

Algunas notas relevantes del Presupuesto 2020


Uno de los más efectivos controles al ejercicio del poder es la confección del Presupuesto de Egresos a partir de la propuesta del Poder Ejecutivo y la consecuente discusión en el Legislativo, mecanismo con el que se garantiza que se manifiesten en inversión las demandas y necesidades de la sociedad. Además, el documento del presupuesto -si bien es un documento eminentemente técnico- también es político por definición, en tanto resulta ser una manifestación pública de los intereses, posturas y prioridades en materia de programas y políticas públicas.


Sin embargo, en el tiempo reciente se ha intentado -con éxito relativo- que la asignación de recursos económicos no esté sujeta a negociaciones detrás del telón, a relaciones personales o -en el peor de los casos- a la pertenencia y alineación de los gobiernos con algún partido político. Para lograr este propósito se han implementado herramientas como el Sistema de Evaluación del Desempeño a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública para evaluar el impacto y funcionamiento de los programas presupuestarios y decidir su continuidad, modificación, suspensión o cancelación; la idea central en una consigna muy precisa: “no hay dinero sin demostrar resultados”.

Este escenario ideal, garantiza el mejor rendimiento de los recursos económicos en la generación de valor público ante problemas complejos y la constante escasez de dichos recursos. Empero, la contraparte de esta postura desdeña la funcionalidad de herramientas como la evaluación y la toma de decisiones sobre una base de evidencia, por lo que la discusión del presupuesto cuenta con el ingrediente de decisiones discrecional y con visión de grupo políticos, es real.

Ahora, tras la entrega del Paquete Económico 2020 a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se inaugura un proceso de discusión amplio para el ajuste y modificación de los egresos de la federación. Llaman la atención algunos puntos, por ejemplo, los Criterios de Política Económica 2020, los cuales son la muestra fehaciente de la permanente confrontación entre técnica y política como discurso, sobre todo porque, mientras la postura política es que la economía en México está en franca estabilidad, la evidencia y su procesamiento técnico arroja como resultado lo dicho en los mencionados criterios en el sentido de que el incremento del PIB para el próximo año será de apenas 2% y mantendrá un promedio de entre el 2.3% y 2.7% hasta el año 2025.

Es relevante que el Presupuesto de Egresos de la Federación contradiga -un poco- lo que se dice en el discurso político, resulta sintomático de la disposición a cambiar en lo programático para alcanzar buenos resultados, lo que habla bien del gobierno federal. Un caso concreto es el Programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, el cual consiste en un apoyo económico de $3,600 mensuales a jóvenes que no laboran y tampoco estudian, además de su inserción en algún centro de trabajo registrado en donde adquirirán conocimientos prácticos y experiencia hasta por un año.

Este programa, enfrentará un reto de implementación para el año 2020 dado que tendrá una reducción del 36% de sus recursos, lo que dificultará el cumplimiento de la meta de 2.3 millones de jóvenes capacitados en empresas.

Esta es una manifestación de toma de decisiones con base en evidencia e información sobre el proceso de política pública, tanto del diseño como de implementación, en el que parece existieron la mayor cantidad de errores. A pesar de esta reducción presupuestal, el gobierno federal deberá analizar las áreas de mejora de este programa, sobre todo porque es novedoso en tanto atiende a una población objetivo que había permanecido en estado de indefensión ante la falta de oportunidades de desarrollo; también deberá explorar alternativas, como puede ser el desarrollo y fortalecimiento de instituciones de educación técnica y desarrollo de capacidades solicitadas en los mercados laborales.

Ahora mismo, como reflejo de la decisión se muestra una disposición a dar marcha atrás a proyectos sin viabilidad o con impacto marginal en el objetivo; sobre todo porque ante la ambiciosa política social del Presidente López Obrador y la idea de fortalecer el sector energético mexicano, hasta la mínima cantidad de recursos económicos se vuelve trascendente.

Hoy, a pesar de las voces escépticas sobre el impacto de la inversión pública en la economía -aún más por aquellos que ven en la inversión privada la única manera de generar crecimiento económico y bienestar- el Presupuesto de Egresos se convierte en objetos de ricos debates y, de bote pronto, preocupaciones, esperanzas y certezas de que el rumbo de México es el correcto. Al tiempo.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC