/ sábado 14 de agosto de 2021

Los Avatares de Nuestro Tiempo | México, con política exterior visible

Históricamente, México ha sido un actor relevante en el concierto de las relaciones internacionales. Esa condición supone que sus actividades de participación en organismos internacionales, su adhesión a tratados y acuerdos regionales, la administración de su diplomacia y representación en el extranjero, tienen cierta prioridad en la agenda nacional de gobierno. Sin embargo, los inicios del siglo XXI estuvieron marcados por cierta subordinación -existente con matices hasta ahora- a agendas de naciones preponderantes o con capacidad de influencia en otros Estados Nacionales, como el caso de los Estados Unidos de Norteamérica.

Dicha subordinación de la política exterior devino en pérdida del rol protagónico del país, por ejemplo, en Latinoamérica. Aunque, quizás, otra de las causas fue la falta de afinidad ideológica con varios de los gobiernos justo en la primera década del siglo actual. La revisión de las actividades de México en el exterior, en ese período, prácticamente se limita a cooperación con EUA en materia de seguridad.

Ese derrotero de la política exterior mexicana ha cambiado. Hay varios factores que explican este viraje y toma de importancia de la política exterior del gobierno mexicano. Una de ellas es que el titular de la Cancillería, Marcelo Ebrard, cuenta con un proyecto político que requiere de reflectores, atención y toma de responsabilidades y problemas para resolverlos y ganar notoriedad. Lo menos conveniente para su participación en el proyecto sucesorio plateado para 2024 sería el ostracismo con que México se había administrado durante algún tiempo.

Otra de las explicaciones lógicas de por qué la política exterior ha ganado espacio en la opinión pública y en el espectro de atención política, es la crisis por la pandemia en el mundo. Dado que el acceso a las vacunas contra el coronavirus se convirtió en una carrera internacional, entonces las habilidades diplomáticas y de vinculación con el exterior, han sido sustantivas para lograr enfrentar el problema.

Además del uso resolutivo de la política exterior para asuntos de carácter interno (el caso de las vacunas es el más representativo), también se ha empleado en otros ámbitos, por ejemplo: la reafirmación histórica de que muchos de los problemas nacionales tienen raíces regionales y de toma de decisiones en otros Estados, ese es el caso de la reciente demanda del gobierno federal hacia la industria de fabricación de armas en EUA, por incentivar la violencia en México a partir de la comercialización de armas a los grupos delictivos en territorio mexicano.

Resulta estridente que la política exterior sea uno de los pocos espacios de excepción en la centralización de las decisiones, sobre todo ante un estilo personal de gobernar y comunicar tan protagónico.

  • Otra de las muestras del liderazgo internacional con que México se ha conducido desde que asumió funciones el actual Gobierno federal es el acercamiento político con gobiernos de Sudamérica. Justo en este marco destaca la mediación desarrollada en las negociaciones entre el Gobierno de Venezuela y la oposición política en aquel país. Además, la sede de estas discusiones con trascendencia regional será en territorio mexicano.

Varias son las razones del por qué resulta positivo que nuestro país cuente con profesionales en el desarrollo de la política exterior. También hay una explicación humanitaria, en casos representativos como la administración de la red consular en EUA que, entre otras funciones, se encarga de proteger los derechos de ciudadanos mexicanos fuera del país. Es relevante que ante los problemas de gestión pública manifestados en muchas otras áreas que, la política exterior mexicana (hoy) sea visible y, además, entregue resultados favorables para los intereses nacionales. Era una demanda de los últimos 20 años.

Históricamente, México ha sido un actor relevante en el concierto de las relaciones internacionales. Esa condición supone que sus actividades de participación en organismos internacionales, su adhesión a tratados y acuerdos regionales, la administración de su diplomacia y representación en el extranjero, tienen cierta prioridad en la agenda nacional de gobierno. Sin embargo, los inicios del siglo XXI estuvieron marcados por cierta subordinación -existente con matices hasta ahora- a agendas de naciones preponderantes o con capacidad de influencia en otros Estados Nacionales, como el caso de los Estados Unidos de Norteamérica.

Dicha subordinación de la política exterior devino en pérdida del rol protagónico del país, por ejemplo, en Latinoamérica. Aunque, quizás, otra de las causas fue la falta de afinidad ideológica con varios de los gobiernos justo en la primera década del siglo actual. La revisión de las actividades de México en el exterior, en ese período, prácticamente se limita a cooperación con EUA en materia de seguridad.

Ese derrotero de la política exterior mexicana ha cambiado. Hay varios factores que explican este viraje y toma de importancia de la política exterior del gobierno mexicano. Una de ellas es que el titular de la Cancillería, Marcelo Ebrard, cuenta con un proyecto político que requiere de reflectores, atención y toma de responsabilidades y problemas para resolverlos y ganar notoriedad. Lo menos conveniente para su participación en el proyecto sucesorio plateado para 2024 sería el ostracismo con que México se había administrado durante algún tiempo.

Otra de las explicaciones lógicas de por qué la política exterior ha ganado espacio en la opinión pública y en el espectro de atención política, es la crisis por la pandemia en el mundo. Dado que el acceso a las vacunas contra el coronavirus se convirtió en una carrera internacional, entonces las habilidades diplomáticas y de vinculación con el exterior, han sido sustantivas para lograr enfrentar el problema.

Además del uso resolutivo de la política exterior para asuntos de carácter interno (el caso de las vacunas es el más representativo), también se ha empleado en otros ámbitos, por ejemplo: la reafirmación histórica de que muchos de los problemas nacionales tienen raíces regionales y de toma de decisiones en otros Estados, ese es el caso de la reciente demanda del gobierno federal hacia la industria de fabricación de armas en EUA, por incentivar la violencia en México a partir de la comercialización de armas a los grupos delictivos en territorio mexicano.

Resulta estridente que la política exterior sea uno de los pocos espacios de excepción en la centralización de las decisiones, sobre todo ante un estilo personal de gobernar y comunicar tan protagónico.

  • Otra de las muestras del liderazgo internacional con que México se ha conducido desde que asumió funciones el actual Gobierno federal es el acercamiento político con gobiernos de Sudamérica. Justo en este marco destaca la mediación desarrollada en las negociaciones entre el Gobierno de Venezuela y la oposición política en aquel país. Además, la sede de estas discusiones con trascendencia regional será en territorio mexicano.

Varias son las razones del por qué resulta positivo que nuestro país cuente con profesionales en el desarrollo de la política exterior. También hay una explicación humanitaria, en casos representativos como la administración de la red consular en EUA que, entre otras funciones, se encarga de proteger los derechos de ciudadanos mexicanos fuera del país. Es relevante que ante los problemas de gestión pública manifestados en muchas otras áreas que, la política exterior mexicana (hoy) sea visible y, además, entregue resultados favorables para los intereses nacionales. Era una demanda de los últimos 20 años.