/ viernes 13 de mayo de 2022

Retahíla para cinéfilos | “Encanto”

La identidad es un tema que parece no gastarse por más que se utiliza.

La exploración del valor del ser humano y la anagnórisis (recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje, de datos sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno), de la que se valieron los griegos para concebir el teatro resultan tan significativos hasta nuestros días porque en esa búsqueda el tesoro está perdido y el mapa no existe; navegamos un mar de posibilidades y el cine siempre está para recordarnos cuán débiles somos ante los impulsos de lo natural.

“Encanto” es una de las películas más recientes de los estudios Disney. Sin llegar a la exageración o a marcar estereotipos, la cinta animada, estrenada a finales del año 2021, está ubicada en Colombia y recupera el folclore de diversas regiones a través de una conmovedora historia donde valor y valentía se hermanan en nombre de la identidad, sin dejar de remarcar el misticismo de la cultura latina en su máximo esplendor.

La protagonista de la cinta, Mirabel, es una joven perteneciente a la descendencia Madrigal, una familia que durante tres generaciones se ha visto favorecida con dones mágicos recibidos en los primeros años de vida de sus integrantes.

Como retribución al milagro que les fue otorgado, emplean sus virtudes en favor de la comunidad y hacen de “Encanto” un pueblo unido y fuerte.

Mirabel fue la primera pequeña a la cual le fue negado un talento especial, por una misteriosa razón que la lleva a sentirse lejana de sus poderosos parientes Madrigal.

No obstante, una profecía está por cumplirse y cuando ella se da cuenta de que el lugar encantado en el que vive su amada familia se encuentra en peligro, y con él la estabilidad de su árbol genealógico, se aventura a lugares prohibidos y emotivos planes con tal de salvar su linaje, descubrirse a sí misma y demostrar que su gran corazón es más valioso que cualquier ídolo material.

Esta cinta musical, además de los tópicos intuitivamente propuestos en una película infantil, refleja de forma particular parte de la idiosincrasia de un pueblo tradicional y conservador que ante la necesidad cambia sus ideales pasados, se adapta al presente y redirige su futuro con más sabiduría, con menos prejuicios; es una buena analogía de lo que nos ocurre como sociedad, del peso que poco a poco se desvanece a medida que la información se extiende y la transparencia se proyecta; es ese colorido recordatorio de que ninguna lucha es menor que otra y la importancia de todas en conjunto.

Sin duda, la obra cumplió su cometido de entretener sin dejar de lado el sello de moraleja, pero también demostró que el discurso oficial es meramente un “encanto”.

La identidad es un tema que parece no gastarse por más que se utiliza.

La exploración del valor del ser humano y la anagnórisis (recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje, de datos sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno), de la que se valieron los griegos para concebir el teatro resultan tan significativos hasta nuestros días porque en esa búsqueda el tesoro está perdido y el mapa no existe; navegamos un mar de posibilidades y el cine siempre está para recordarnos cuán débiles somos ante los impulsos de lo natural.

“Encanto” es una de las películas más recientes de los estudios Disney. Sin llegar a la exageración o a marcar estereotipos, la cinta animada, estrenada a finales del año 2021, está ubicada en Colombia y recupera el folclore de diversas regiones a través de una conmovedora historia donde valor y valentía se hermanan en nombre de la identidad, sin dejar de remarcar el misticismo de la cultura latina en su máximo esplendor.

La protagonista de la cinta, Mirabel, es una joven perteneciente a la descendencia Madrigal, una familia que durante tres generaciones se ha visto favorecida con dones mágicos recibidos en los primeros años de vida de sus integrantes.

Como retribución al milagro que les fue otorgado, emplean sus virtudes en favor de la comunidad y hacen de “Encanto” un pueblo unido y fuerte.

Mirabel fue la primera pequeña a la cual le fue negado un talento especial, por una misteriosa razón que la lleva a sentirse lejana de sus poderosos parientes Madrigal.

No obstante, una profecía está por cumplirse y cuando ella se da cuenta de que el lugar encantado en el que vive su amada familia se encuentra en peligro, y con él la estabilidad de su árbol genealógico, se aventura a lugares prohibidos y emotivos planes con tal de salvar su linaje, descubrirse a sí misma y demostrar que su gran corazón es más valioso que cualquier ídolo material.

Esta cinta musical, además de los tópicos intuitivamente propuestos en una película infantil, refleja de forma particular parte de la idiosincrasia de un pueblo tradicional y conservador que ante la necesidad cambia sus ideales pasados, se adapta al presente y redirige su futuro con más sabiduría, con menos prejuicios; es una buena analogía de lo que nos ocurre como sociedad, del peso que poco a poco se desvanece a medida que la información se extiende y la transparencia se proyecta; es ese colorido recordatorio de que ninguna lucha es menor que otra y la importancia de todas en conjunto.

Sin duda, la obra cumplió su cometido de entretener sin dejar de lado el sello de moraleja, pero también demostró que el discurso oficial es meramente un “encanto”.