/ viernes 3 de junio de 2022

Retahíla para cinéfilos | “Una librería en París”

El dilema del erizo es una parábola escrita por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, en ella narra cómo un grupo de erizos se encuentran en medio de una disyuntiva: juntarse para evitar el frío aceptando que con sus espinas se lastimarían mutuamente o salvaguardarse de su naturaleza puntiaguda mientras se hielan en medio de los pastizales. La parábola se extendió a la idea de las relaciones personales; pasar demasiado tiempo junto a una persona podría estar dañando su integridad, pero alejarse demasiado podría incluso romper con aquella relación. En este dilema se encuentran Vincenzo y Yolande, los protagonistas de “Una librería en París”.

La cinta italiana de 2021 nos muestra la rutinaria vida de un solitario hombre que dedica su vida a dos destinos; el primero representa los cuidados a su hija adolescente Albertine, quien después de un terrible accidente pierde la movilidad de su cuerpo y se encuentra atormentada por la imposibilidad del pasado. El segundo es su trabajo, su lugar seguro: su librería, aquel espacio donde encuentra todas las respuestas que busca. O al menos eso le parecía hasta la llegada de una estridente actriz de teatro que no solo deslumbrará la opacada vida de Vincenzo, sino que buscará ser el tercer destino en la vida del hombre.

La llegada de Yolande es un divertido y pintoresco escenario donde el dilema del erizo se traslada a la vida real. La cercanía de la talentosa artista resopla una sabiduría emocional que de cuando en cuando es necesario recordar; no obstante, lo que pareciera falta de madurez podría terminar enmarañando la relación padre-hija que tanto trabajo costó tejer.

Al final, sea la literatura, el teatro o la maravillosa banda sonora que acompaña cada escena, se convierte el arte en el hilo conductor de esta romántica historia y permiten que el espectador se introduzca en un mundo donde el tiempo parece detenerse cuando se encuentra frente a una librería en París. Habrá de subrayarse que no es memorable la dirección de Sergio Castellitto por la realización misma de la película, sino por la intención de reivindicar un motivo que durante mucho tiempo ha sido retratado desde diversas perspectivas y, aún con ello, lograr contarlo sin parecer repetitivo.

Al inicio descubrimos a un Castellitto atrevido, pero el uso de recursos fílmicos parecieron limitados durante la segunda mitad del filme. De cualquier forma, como lo dijo Marañón a manera de puntuación final, la obra se trata de: “un Castellitto que convierte un lugar que no es de este mundo en un coqueto rincón donde pasar un rato agradable”.


El dilema del erizo es una parábola escrita por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, en ella narra cómo un grupo de erizos se encuentran en medio de una disyuntiva: juntarse para evitar el frío aceptando que con sus espinas se lastimarían mutuamente o salvaguardarse de su naturaleza puntiaguda mientras se hielan en medio de los pastizales. La parábola se extendió a la idea de las relaciones personales; pasar demasiado tiempo junto a una persona podría estar dañando su integridad, pero alejarse demasiado podría incluso romper con aquella relación. En este dilema se encuentran Vincenzo y Yolande, los protagonistas de “Una librería en París”.

La cinta italiana de 2021 nos muestra la rutinaria vida de un solitario hombre que dedica su vida a dos destinos; el primero representa los cuidados a su hija adolescente Albertine, quien después de un terrible accidente pierde la movilidad de su cuerpo y se encuentra atormentada por la imposibilidad del pasado. El segundo es su trabajo, su lugar seguro: su librería, aquel espacio donde encuentra todas las respuestas que busca. O al menos eso le parecía hasta la llegada de una estridente actriz de teatro que no solo deslumbrará la opacada vida de Vincenzo, sino que buscará ser el tercer destino en la vida del hombre.

La llegada de Yolande es un divertido y pintoresco escenario donde el dilema del erizo se traslada a la vida real. La cercanía de la talentosa artista resopla una sabiduría emocional que de cuando en cuando es necesario recordar; no obstante, lo que pareciera falta de madurez podría terminar enmarañando la relación padre-hija que tanto trabajo costó tejer.

Al final, sea la literatura, el teatro o la maravillosa banda sonora que acompaña cada escena, se convierte el arte en el hilo conductor de esta romántica historia y permiten que el espectador se introduzca en un mundo donde el tiempo parece detenerse cuando se encuentra frente a una librería en París. Habrá de subrayarse que no es memorable la dirección de Sergio Castellitto por la realización misma de la película, sino por la intención de reivindicar un motivo que durante mucho tiempo ha sido retratado desde diversas perspectivas y, aún con ello, lograr contarlo sin parecer repetitivo.

Al inicio descubrimos a un Castellitto atrevido, pero el uso de recursos fílmicos parecieron limitados durante la segunda mitad del filme. De cualquier forma, como lo dijo Marañón a manera de puntuación final, la obra se trata de: “un Castellitto que convierte un lugar que no es de este mundo en un coqueto rincón donde pasar un rato agradable”.