/ martes 29 de junio de 2021

Una nueva forma de ser papás

Es importante seguir generando procesos de reflexión y análisis torno a lo que debiera significar un alto honor y una gran responsabilidad: las maternidades y paternidades. Se debe hacer un trabajo en corresponsabilidad para garantizar, no sólo en el papel sino en el día a día, los derechos de niñas, niños y adolescentes.

Somos un país en donde tener menos de 18 años de edad es un alto riesgo, por la sistemática violación a los derechos de esta población; una de estas graves expresiones es la aseveración de la funcionaria Gabriela Rodríguez Ramírez, del Consejo Nacional de Población (Conapo), que ha informado que durante 2020, en el contexto de la pandemia por la Covid-19 y el confinamiento, en México, al menos 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años fueron madres, principalmente por vivir matrimonios forzados y violaciones.

Es decir, a 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años se les ha arrebatado de manera vil y cobarde su derecho a ser niñas, a reír, a jugar, a estudiar y a soñar.

Esta lacerante realidad debe conmover y motivar a la acción a los hombres y repensar lo que significa ser padres y ejercer su paternidad. El director de GENDES A.C., Mauro Antonio Vargas, ha enunciado: "Los hombres deben ensayar más la empatía para mejorar en la paternidad, ya que al ser más sensibles conlleva a un cambio de paradigmas y a que los padres de familia disfruten más de esta faceta"

Qué diferente sería la vida de esas 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años que en 2020 se han convertido en madres, si sus padres hubieran sido más "empáticos" "más sensibles" y si las hubieran protegido y amado.

Seguramente viviríamos en un México menos violento si todos los 21.2 millones de padres estuvieran más cerca de sus hijas e hijos, si ejercieran una paternidad protectora que entregaran cariño, atención y vínculo; si se involucraran realmente en la educación y desarrollo de sus hijas e hijos y buscaran tener un papel corresponsable en todas las facetas de su vida. Sin duda, muchos cumplen con este rol de manera amorosa, pero hay tantos más que olvidan lo importante de su papel.

Soñemos, trabajemos, propiciemos nuevas formas de ser mamás y papás; en colaboración y no olvidemos que un Sistema Nacional de Cuidados, nos permitiría encontrar más y mejores caminos para salvaguardar los derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes.

Es importante seguir generando procesos de reflexión y análisis torno a lo que debiera significar un alto honor y una gran responsabilidad: las maternidades y paternidades. Se debe hacer un trabajo en corresponsabilidad para garantizar, no sólo en el papel sino en el día a día, los derechos de niñas, niños y adolescentes.

Somos un país en donde tener menos de 18 años de edad es un alto riesgo, por la sistemática violación a los derechos de esta población; una de estas graves expresiones es la aseveración de la funcionaria Gabriela Rodríguez Ramírez, del Consejo Nacional de Población (Conapo), que ha informado que durante 2020, en el contexto de la pandemia por la Covid-19 y el confinamiento, en México, al menos 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años fueron madres, principalmente por vivir matrimonios forzados y violaciones.

Es decir, a 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años se les ha arrebatado de manera vil y cobarde su derecho a ser niñas, a reír, a jugar, a estudiar y a soñar.

Esta lacerante realidad debe conmover y motivar a la acción a los hombres y repensar lo que significa ser padres y ejercer su paternidad. El director de GENDES A.C., Mauro Antonio Vargas, ha enunciado: "Los hombres deben ensayar más la empatía para mejorar en la paternidad, ya que al ser más sensibles conlleva a un cambio de paradigmas y a que los padres de familia disfruten más de esta faceta"

Qué diferente sería la vida de esas 9 mil 876 niñas de entre 14 y 10 años que en 2020 se han convertido en madres, si sus padres hubieran sido más "empáticos" "más sensibles" y si las hubieran protegido y amado.

Seguramente viviríamos en un México menos violento si todos los 21.2 millones de padres estuvieran más cerca de sus hijas e hijos, si ejercieran una paternidad protectora que entregaran cariño, atención y vínculo; si se involucraran realmente en la educación y desarrollo de sus hijas e hijos y buscaran tener un papel corresponsable en todas las facetas de su vida. Sin duda, muchos cumplen con este rol de manera amorosa, pero hay tantos más que olvidan lo importante de su papel.

Soñemos, trabajemos, propiciemos nuevas formas de ser mamás y papás; en colaboración y no olvidemos que un Sistema Nacional de Cuidados, nos permitiría encontrar más y mejores caminos para salvaguardar los derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes.