/ viernes 20 de marzo de 2020

Acierto del gobernador del Estado

  • Al decretar un período de inasistencia a estudiantes y maestros para prevenir el posible contagio del Coronavirus, epidemia declarada como pandemia (de nivel mundial) considerada como invasiva por su peligrosidad que genera muerte. El Gobierno del Estado ha tomado las medidas convenientes recomendadas por autoridades competentes con el propósito de preservar la vida del pueblo. Con la salud del pueblo, el deber de las autoridades es protegerla.

Pandemias, flagelo de la humanidad, han extinguido más vidas que una bomba atómica los organismos que por mucho tiempo no fueron visibles al hombre, han demostrado su poder mortífero siendo de tamaño micro orgánico. Células pequeñísimas, tan dañinas que el hombre ha empleado siglos para exterminarla previo descubrimiento de la enfermedad mortal que genera. Al hombre le ha sido difícil combatir la enfermedad porque antes, cuando se inventaron las vacunas no contaban con laboratorio como en la actualidad. Una epidemia y luego pandemia que florece en algún pueblo ha sido difícil erradicarla cuando no se cuenta con la fórmula destructiva de la bacteria o virus. Tenemos el caso histórico de la bacteria transmitida por la pulga que al succionar sangre de la rata transmitió una de las enfermedades más mortíferas por medio del microorganismo llamado por la ciencia: “Yersinia pestis”, un pequeñísimo bastoncito que mató a 50 millones de personas habitantes de Euroasia dicha enfermedad conocida como: “Peste Negra” o “Muerte Negra”, la que mató en un período de 6 años (1347-1353) a 50 millones de enfermos.

Otro ejemplo pandémico se registró en el México precortesiano, cuando llegaron los españoles que dejaron uno de los presentes mortíferos a los pueblos indígenas. Y fue un soldado de Pánfilo Narváez (según la historia), de piel negra, el portador de la célula maligna (virus), quien transmitió por medio de ella la enfermedad virulenta que minó a la población indígena. Los indígenas le nombraron a la enfermedad “Tlilsahuatl”: “roña negra”, que las ámpulas y llagas tenían el aspecto de color negro. (De paso sea dicho que fue la viruela la que diezmó a defensores de Tenochtitlan obligándolos a rendirse). Ese virus traído por los españoles en 1519; para su erradicación el esfuerzo de los médicos tardó 200 años, la ciencia que creo las primeras vacunas no contaron con laboratorios ni aparatos y equipos de investigación bacteriológica. La viruela fue transmitida a las etnias de Centro y Sudamérica, regalito de los “conquistadores”.

Con los ejemplos antes expuestos, se considera la magnitud de una epidemia, la que un virus o bacteria desconocida causa a la humanidad. Increíble que un organismo invisible acabe con pueblos enteros de cualquier parte del mundo.

La determinación del gobierno estatal en la toma de medidas profilácticas para proteger a los tlaxcaltecas es plausible porque significa que es un gobierno interesado en proteger a niños, adolescentes y adultos de la enfermedad virulenta que ha invadido al mundo. La toma de decisiones protectoras ha sido oportuna y dada dentro del grupo de nueve gobernadores, anticipándose a la ampliación del periodo protector antivirus.

Las medidas profilácticas recomendadas desde la época de Jesucristo han sido la higiene iniciándose por las manos y cara. Los Esenios que se dedicaban a curar, también recomendaban la higiene para evitar contraer enfermedades. Nostradamus, en la época de epidemia recomendaba la higiene de manos y pies.

La asistencia de un grupo de alumnos aglomerados en el aula de clases es un atractivo para el contagio de enfermedades, y no estaría bien que al contraer la enfermedad un niño este serviría de multiplicador de la infección que se llevarían hasta el seno familiar.

Esperemos que dicha pandemia desatada en China y Europa no llegue a alguna ciudad de nuestro país, toda vez que además de minar la salud correctiva también seria en detrimento de la economía familiar.

Es mejor abstenerse durante el periodo señalado por el gobierno de realizar contactos masivos que son peligrosos en todo momento de la presencia de la epidemia internacional.

  • Al decretar un período de inasistencia a estudiantes y maestros para prevenir el posible contagio del Coronavirus, epidemia declarada como pandemia (de nivel mundial) considerada como invasiva por su peligrosidad que genera muerte. El Gobierno del Estado ha tomado las medidas convenientes recomendadas por autoridades competentes con el propósito de preservar la vida del pueblo. Con la salud del pueblo, el deber de las autoridades es protegerla.

Pandemias, flagelo de la humanidad, han extinguido más vidas que una bomba atómica los organismos que por mucho tiempo no fueron visibles al hombre, han demostrado su poder mortífero siendo de tamaño micro orgánico. Células pequeñísimas, tan dañinas que el hombre ha empleado siglos para exterminarla previo descubrimiento de la enfermedad mortal que genera. Al hombre le ha sido difícil combatir la enfermedad porque antes, cuando se inventaron las vacunas no contaban con laboratorio como en la actualidad. Una epidemia y luego pandemia que florece en algún pueblo ha sido difícil erradicarla cuando no se cuenta con la fórmula destructiva de la bacteria o virus. Tenemos el caso histórico de la bacteria transmitida por la pulga que al succionar sangre de la rata transmitió una de las enfermedades más mortíferas por medio del microorganismo llamado por la ciencia: “Yersinia pestis”, un pequeñísimo bastoncito que mató a 50 millones de personas habitantes de Euroasia dicha enfermedad conocida como: “Peste Negra” o “Muerte Negra”, la que mató en un período de 6 años (1347-1353) a 50 millones de enfermos.

Otro ejemplo pandémico se registró en el México precortesiano, cuando llegaron los españoles que dejaron uno de los presentes mortíferos a los pueblos indígenas. Y fue un soldado de Pánfilo Narváez (según la historia), de piel negra, el portador de la célula maligna (virus), quien transmitió por medio de ella la enfermedad virulenta que minó a la población indígena. Los indígenas le nombraron a la enfermedad “Tlilsahuatl”: “roña negra”, que las ámpulas y llagas tenían el aspecto de color negro. (De paso sea dicho que fue la viruela la que diezmó a defensores de Tenochtitlan obligándolos a rendirse). Ese virus traído por los españoles en 1519; para su erradicación el esfuerzo de los médicos tardó 200 años, la ciencia que creo las primeras vacunas no contaron con laboratorios ni aparatos y equipos de investigación bacteriológica. La viruela fue transmitida a las etnias de Centro y Sudamérica, regalito de los “conquistadores”.

Con los ejemplos antes expuestos, se considera la magnitud de una epidemia, la que un virus o bacteria desconocida causa a la humanidad. Increíble que un organismo invisible acabe con pueblos enteros de cualquier parte del mundo.

La determinación del gobierno estatal en la toma de medidas profilácticas para proteger a los tlaxcaltecas es plausible porque significa que es un gobierno interesado en proteger a niños, adolescentes y adultos de la enfermedad virulenta que ha invadido al mundo. La toma de decisiones protectoras ha sido oportuna y dada dentro del grupo de nueve gobernadores, anticipándose a la ampliación del periodo protector antivirus.

Las medidas profilácticas recomendadas desde la época de Jesucristo han sido la higiene iniciándose por las manos y cara. Los Esenios que se dedicaban a curar, también recomendaban la higiene para evitar contraer enfermedades. Nostradamus, en la época de epidemia recomendaba la higiene de manos y pies.

La asistencia de un grupo de alumnos aglomerados en el aula de clases es un atractivo para el contagio de enfermedades, y no estaría bien que al contraer la enfermedad un niño este serviría de multiplicador de la infección que se llevarían hasta el seno familiar.

Esperemos que dicha pandemia desatada en China y Europa no llegue a alguna ciudad de nuestro país, toda vez que además de minar la salud correctiva también seria en detrimento de la economía familiar.

Es mejor abstenerse durante el periodo señalado por el gobierno de realizar contactos masivos que son peligrosos en todo momento de la presencia de la epidemia internacional.