/ jueves 17 de mayo de 2018

Deshojando el Cempaxuchil

  • La ciudadanía no es suicida. La edad ha vencido a los grandes de ayer. La inseguridad, el saqueo a trenes y la trata de blancas cuentan con la complicidad de familias y de pueblos enteros. ¿Qué hacer para controlarlos?


Yo le tengo un gran respeto a las personas mayores, en ellas se acumula la experiencia de los años vividos, la sabiduría de los reveses que nos propina sin cesar la vida. Cuando veo a quienes a pesar del cúmulo de días acumulados hacen el esfuerzo para salir y caminar, a quienes aún trabajan casi vencidos por el peso de los años, los admiro, los respeto y, cuando hay posibilidad de ayudarlos, los ayudo. Sin embargo, la edad ha vencido a muchos. Alguien me decía que hemos olvidado que Porfirio Díaz, héroe de mil batallas previas al estallido de la Revolución, fue quien lanzó al país a afrontar los retos de la modernidad de su época; quien, gracias a los ferrocarriles logró unir a diversos estados y conectar el norte con el sur; quien hizo más teatros, entre ellos el de Bellas Artes, etc. Lo que sucedió es que al voltear a su alrededor y no ver a quien estuviera capacitado para seguir el ritmo de crecimiento que él había logrado, se quedó en el poder más tiempo del aconsejable… pero, ¿saben que lo venció?: La edad. Los grandes héroes han sido vencidos por la edad. El paso del tiempo va mermando facultades, galanura, vitalidad y ganas de hacer las cosas, lo que lleva a la vejez, a la decrepitud, a la disminución de la energía y el entusiasmo. ¿A qué viene todo esto? A que cuando vemos a los candidatos a la presidencia de la República, hay uno al que en ocasiones se le ve cansado, demacrado y fingiendo entusiasmo. ¿Me preocupa que gane? No. ¿Por qué? Porque un estimado amigo dice que no hay pueblos suicidas y que, en la adversidad o el error, el pueblo sabe unirse para evitar las catástrofes y conseguir los bienes que necesita para su supervivencia y bienestar. En este contexto, pienso que no es lo mismo ser candidato que ser gobernante de un país tan complejo como México, donde la pluralidad de las expresiones culturales, conocimientos, formas de vida y costumbres, nos fortalece. La humanidad, como en varias etapas de su historia, actualmente vive un momento crítico. Cuando vemos las noticias, pareciera que los problemas se contagian. Hasta en países tenidos por el imaginario popular como perfectos se han dado brotes de terrorismo, crisis sociales, etc. ¿Qué pasa en nuestro país? Estamos hartos de muchos males, especialmente de la corrupción, la inseguridad, la impunidad, la inequidad. Y la falta de consecuencias. Y el malestar se ha recrudecido debido a que en los spots de los candidatos a la presidencia parece que se empeñan en echar sal a las heridas, resaltando los problemas en vez de hacer propuestas realistas para solucionarlos. Si a nuestras dificultades sumamos la gran cantidad problemas que se están manifestando en otros sitios del planeta, desde los planteados por las mujeres del movimiento “Me too”, hasta los feminicidios en diversos estados del país y la inseguridad rampante que se vive en todas las comunidades debido a la incapacidad de los gobernantes de todos los niveles… ¿A dónde iremos a parar?


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Otro fenómeno que se está dando es que numerosas familias se han convertido en cómplices de los desmanes, robos y trata de blancas. Yo no sé si porque en verdad se ha creído que el petróleo es nuestro es por eso que lo roban. El huachicol se ha extendido a pueblos enteros donde hasta con niños saquean las fugas abiertas por los traficantes de combustible, y muchos, muchíííííísimos, saben quién lo vende más barato y se lo van a comprar. En cuanto al robo de mercancías de los trenes, hay poblados donde obstruyen las vías para detener al tren y el pueblo entero recoge las semillas o mercancías arrojadas a los costados de las vías con cubetas, costales y botes para consumirlo o venderlo. En esos pueblos… de Oaxaca, Chiapas y Puebla… mucha gente no está en los niveles de miseria que aquejan a otros países… ¿Por qué entonces están saqueando? ¿Por qué están cometiendo esos ilícitos? Porque está harta de todo. Porque la injusticia y la diferencia entre las clases sociales es una grosería y burla hacia los que menos tienen. Hay quienes dicen: ¡Que trabajen! Estoy de acuerdo, pero… ¿en qué?, ¿ganando cuánto?, ¿los hemos capacitado para ello como sociedad?, o les hemos negado oportunidades, el acceso a la escuela, al trabajo con salario justo... ¿Por qué han proliferado tanto los malandros? Por muchas razones: porque hay hambre, por la falta de oportunidades y porque no hay sanciones, ni consecuencias para los que cometen los delitos… En el hartazgo por la situación en que vivimos hay que buscar las causas de tantos connatos de linchamientos que se conocen actualmente… Ahora que la gente está viviendo más, se ha convertido en la peor depredadora, su egoísmo y avaricia no conoce límite leía la manera en que la codicia humana está acabando de manera acelerada con los bosques del Amazonas, otrora el pulmón que salvaba el planeta de los cambios climáticos, se dice que la deforestación anual es de ciento veinte mil hectáreas del lado de Perú. De 2001 a 2016 la amazonia peruana perdió un millón 974 mil 209 hectáreas de bosques. Y ¿Qué me dicen de quienes están viendo derretirse los polos, y en lugar de estar pensando invertir sus millones en lograr frenar el cambio climático y revertir el daño que hemos causado, estar invirtiendo en comprar esas tierras antes inalcanzables para extraer minerales, petróleo y demás, los hombres más ricos del planeta son –sin duda- los más avariciosos ¿A dónde se irán cuando se colapse el planeta en el cual vivimos? ¿acaso ya tendrán reservación en marte?...

Nuestro correo: www.susana_fernandez2@yahoo.com.mx y para leer la columna: www.deshojandoelcempaxuchil.com

  • La ciudadanía no es suicida. La edad ha vencido a los grandes de ayer. La inseguridad, el saqueo a trenes y la trata de blancas cuentan con la complicidad de familias y de pueblos enteros. ¿Qué hacer para controlarlos?


Yo le tengo un gran respeto a las personas mayores, en ellas se acumula la experiencia de los años vividos, la sabiduría de los reveses que nos propina sin cesar la vida. Cuando veo a quienes a pesar del cúmulo de días acumulados hacen el esfuerzo para salir y caminar, a quienes aún trabajan casi vencidos por el peso de los años, los admiro, los respeto y, cuando hay posibilidad de ayudarlos, los ayudo. Sin embargo, la edad ha vencido a muchos. Alguien me decía que hemos olvidado que Porfirio Díaz, héroe de mil batallas previas al estallido de la Revolución, fue quien lanzó al país a afrontar los retos de la modernidad de su época; quien, gracias a los ferrocarriles logró unir a diversos estados y conectar el norte con el sur; quien hizo más teatros, entre ellos el de Bellas Artes, etc. Lo que sucedió es que al voltear a su alrededor y no ver a quien estuviera capacitado para seguir el ritmo de crecimiento que él había logrado, se quedó en el poder más tiempo del aconsejable… pero, ¿saben que lo venció?: La edad. Los grandes héroes han sido vencidos por la edad. El paso del tiempo va mermando facultades, galanura, vitalidad y ganas de hacer las cosas, lo que lleva a la vejez, a la decrepitud, a la disminución de la energía y el entusiasmo. ¿A qué viene todo esto? A que cuando vemos a los candidatos a la presidencia de la República, hay uno al que en ocasiones se le ve cansado, demacrado y fingiendo entusiasmo. ¿Me preocupa que gane? No. ¿Por qué? Porque un estimado amigo dice que no hay pueblos suicidas y que, en la adversidad o el error, el pueblo sabe unirse para evitar las catástrofes y conseguir los bienes que necesita para su supervivencia y bienestar. En este contexto, pienso que no es lo mismo ser candidato que ser gobernante de un país tan complejo como México, donde la pluralidad de las expresiones culturales, conocimientos, formas de vida y costumbres, nos fortalece. La humanidad, como en varias etapas de su historia, actualmente vive un momento crítico. Cuando vemos las noticias, pareciera que los problemas se contagian. Hasta en países tenidos por el imaginario popular como perfectos se han dado brotes de terrorismo, crisis sociales, etc. ¿Qué pasa en nuestro país? Estamos hartos de muchos males, especialmente de la corrupción, la inseguridad, la impunidad, la inequidad. Y la falta de consecuencias. Y el malestar se ha recrudecido debido a que en los spots de los candidatos a la presidencia parece que se empeñan en echar sal a las heridas, resaltando los problemas en vez de hacer propuestas realistas para solucionarlos. Si a nuestras dificultades sumamos la gran cantidad problemas que se están manifestando en otros sitios del planeta, desde los planteados por las mujeres del movimiento “Me too”, hasta los feminicidios en diversos estados del país y la inseguridad rampante que se vive en todas las comunidades debido a la incapacidad de los gobernantes de todos los niveles… ¿A dónde iremos a parar?


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Otro fenómeno que se está dando es que numerosas familias se han convertido en cómplices de los desmanes, robos y trata de blancas. Yo no sé si porque en verdad se ha creído que el petróleo es nuestro es por eso que lo roban. El huachicol se ha extendido a pueblos enteros donde hasta con niños saquean las fugas abiertas por los traficantes de combustible, y muchos, muchíííííísimos, saben quién lo vende más barato y se lo van a comprar. En cuanto al robo de mercancías de los trenes, hay poblados donde obstruyen las vías para detener al tren y el pueblo entero recoge las semillas o mercancías arrojadas a los costados de las vías con cubetas, costales y botes para consumirlo o venderlo. En esos pueblos… de Oaxaca, Chiapas y Puebla… mucha gente no está en los niveles de miseria que aquejan a otros países… ¿Por qué entonces están saqueando? ¿Por qué están cometiendo esos ilícitos? Porque está harta de todo. Porque la injusticia y la diferencia entre las clases sociales es una grosería y burla hacia los que menos tienen. Hay quienes dicen: ¡Que trabajen! Estoy de acuerdo, pero… ¿en qué?, ¿ganando cuánto?, ¿los hemos capacitado para ello como sociedad?, o les hemos negado oportunidades, el acceso a la escuela, al trabajo con salario justo... ¿Por qué han proliferado tanto los malandros? Por muchas razones: porque hay hambre, por la falta de oportunidades y porque no hay sanciones, ni consecuencias para los que cometen los delitos… En el hartazgo por la situación en que vivimos hay que buscar las causas de tantos connatos de linchamientos que se conocen actualmente… Ahora que la gente está viviendo más, se ha convertido en la peor depredadora, su egoísmo y avaricia no conoce límite leía la manera en que la codicia humana está acabando de manera acelerada con los bosques del Amazonas, otrora el pulmón que salvaba el planeta de los cambios climáticos, se dice que la deforestación anual es de ciento veinte mil hectáreas del lado de Perú. De 2001 a 2016 la amazonia peruana perdió un millón 974 mil 209 hectáreas de bosques. Y ¿Qué me dicen de quienes están viendo derretirse los polos, y en lugar de estar pensando invertir sus millones en lograr frenar el cambio climático y revertir el daño que hemos causado, estar invirtiendo en comprar esas tierras antes inalcanzables para extraer minerales, petróleo y demás, los hombres más ricos del planeta son –sin duda- los más avariciosos ¿A dónde se irán cuando se colapse el planeta en el cual vivimos? ¿acaso ya tendrán reservación en marte?...

Nuestro correo: www.susana_fernandez2@yahoo.com.mx y para leer la columna: www.deshojandoelcempaxuchil.com