/ miércoles 10 de enero de 2018

Proyectos del gobierno de Tlaxcala para 2018

Uno de los proyectos que anunció el gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena, para 2018, fue la ampliación de la terminal camionera de la capital, que tiene en uso casi cuatro décadas y que, por supuesto, no solo es insuficiente, sino que está enclavada en loma anexa a uno de los accesos a la ciudad más transitados y es ya disfuncional.

En la capital francesa, París, hace 53 años, se vieron en la necesidad de construir un cuarto aeropuerto, pues tanto el de “Beauvais”, como Orly sur y Orly este, ya eran insuficientes, la decisión sorprendió a los urbanistas, pues decidieron hacerlo a 60 kilómetros de la ciudad capital, el proyecto duró 10 años y fue inaugurado el ocho de marzo de 1974, hoy funciona perfectamente sin sobre saturar las vialidades de la capital francesa.

Este ejemplo contrasta mucho con las decisiones, al menos iniciales, de dos proyectos: el estadio de futbol y la terminal de camiones; ambas pretenden dejarlas en la capital que, pese a los ejemplos y las recomendaciones de los urbanistas, quieren hacerlas en el centro de la ciudad, la capital tlaxcalteca es una “olla” para efectos de vialidad y tiene pocos accesos que, complicando uno o dos de ellos, se volverá una tormenta su tránsito para los habitantes de la capital y sus visitantes.

El instinto nos dice que cualquier obra pública de esta magnitud debe tener un componente vital que debe ser la desconcentración de obras, oficinas, grandes comercios o todo lo que implique grandes concentraciones de personas, vehículos o autos de transporte público.

Otro principio que rige la construcción de estas obras es que se debe considerar que serán una solución para las siguientes tres o cuatro décadas, y al parecer estos principios no son tomados en cuenta.

Pero vayamos específicamente a presentar algunos comentarios sobre la inversión pública en la terminal de la capital.

La terminal actual tiene en uso casi cuatro décadas, se construyó para sustituir el paradero de autobuses que se ubicaba en la actual plaza Xicohténcatl, frente al cine de la familia Rodríguez, en pleno centro de la ciudad, y fue inaugurada en 1981, obra privada gestionada por don Emilio Sánchez Piedras en un terreno de un poco más de dos hectáreas.

El proyecto fue realizado por el arquitecto Villarello y, al parecer, el terreno era y es propiedad de la empresa de transporte ADO, ha estado vigente hasta nuestros días; sin embargo, ya no es funcional y no puede albergar a todas las líneas de peseros y combis que accesan a la terminal mencionada.

El proyecto de rehabilitar la terminal actual en lugar de desconcentrar el servicio por las siguientes décadas, va a complicar la funcionalidad y no dará albergue a las líneas de transporte urbano y suburbano.

Si el proyecto se realiza fuera de la ciudad, podría ser una obra sustentable, es decir, que no costaría nada de inversión al Gobierno estatal y podría desarrollar la zona en donde se decidiera construir.

Si el Gobierno compra 10 o 15 hectáreas y las urbaniza, puede vender a todas las líneas de autobuses y a todas las rutas de transporte suburbano que tendrán un paradero seguro, además tendría lugar para otros servicios como hoteles, restaurantes y ventas de diversas artesanías, toda la venta de estos locales tendrían una gran demanda.

Una de las ventajas de esta decisión es que el Gobierno podría intercambiar con la empresa dueña de la actual terminal para ofrecerla como paradero de combis y evitar que se estacionen en las calles de la capital; al liberarlas, sería de gran utilidad para comerciantes y habitantes, y la vialidad y el tránsito local se aligeraría.

Sería interesante conocer la opinión de la alcaldesa de la ciudad, así como de los integrantes del cabildo de la capital para saber si coinciden con alguna de las dos versiones de proyectos presentados.

Uno de los proyectos que anunció el gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena, para 2018, fue la ampliación de la terminal camionera de la capital, que tiene en uso casi cuatro décadas y que, por supuesto, no solo es insuficiente, sino que está enclavada en loma anexa a uno de los accesos a la ciudad más transitados y es ya disfuncional.

En la capital francesa, París, hace 53 años, se vieron en la necesidad de construir un cuarto aeropuerto, pues tanto el de “Beauvais”, como Orly sur y Orly este, ya eran insuficientes, la decisión sorprendió a los urbanistas, pues decidieron hacerlo a 60 kilómetros de la ciudad capital, el proyecto duró 10 años y fue inaugurado el ocho de marzo de 1974, hoy funciona perfectamente sin sobre saturar las vialidades de la capital francesa.

Este ejemplo contrasta mucho con las decisiones, al menos iniciales, de dos proyectos: el estadio de futbol y la terminal de camiones; ambas pretenden dejarlas en la capital que, pese a los ejemplos y las recomendaciones de los urbanistas, quieren hacerlas en el centro de la ciudad, la capital tlaxcalteca es una “olla” para efectos de vialidad y tiene pocos accesos que, complicando uno o dos de ellos, se volverá una tormenta su tránsito para los habitantes de la capital y sus visitantes.

El instinto nos dice que cualquier obra pública de esta magnitud debe tener un componente vital que debe ser la desconcentración de obras, oficinas, grandes comercios o todo lo que implique grandes concentraciones de personas, vehículos o autos de transporte público.

Otro principio que rige la construcción de estas obras es que se debe considerar que serán una solución para las siguientes tres o cuatro décadas, y al parecer estos principios no son tomados en cuenta.

Pero vayamos específicamente a presentar algunos comentarios sobre la inversión pública en la terminal de la capital.

La terminal actual tiene en uso casi cuatro décadas, se construyó para sustituir el paradero de autobuses que se ubicaba en la actual plaza Xicohténcatl, frente al cine de la familia Rodríguez, en pleno centro de la ciudad, y fue inaugurada en 1981, obra privada gestionada por don Emilio Sánchez Piedras en un terreno de un poco más de dos hectáreas.

El proyecto fue realizado por el arquitecto Villarello y, al parecer, el terreno era y es propiedad de la empresa de transporte ADO, ha estado vigente hasta nuestros días; sin embargo, ya no es funcional y no puede albergar a todas las líneas de peseros y combis que accesan a la terminal mencionada.

El proyecto de rehabilitar la terminal actual en lugar de desconcentrar el servicio por las siguientes décadas, va a complicar la funcionalidad y no dará albergue a las líneas de transporte urbano y suburbano.

Si el proyecto se realiza fuera de la ciudad, podría ser una obra sustentable, es decir, que no costaría nada de inversión al Gobierno estatal y podría desarrollar la zona en donde se decidiera construir.

Si el Gobierno compra 10 o 15 hectáreas y las urbaniza, puede vender a todas las líneas de autobuses y a todas las rutas de transporte suburbano que tendrán un paradero seguro, además tendría lugar para otros servicios como hoteles, restaurantes y ventas de diversas artesanías, toda la venta de estos locales tendrían una gran demanda.

Una de las ventajas de esta decisión es que el Gobierno podría intercambiar con la empresa dueña de la actual terminal para ofrecerla como paradero de combis y evitar que se estacionen en las calles de la capital; al liberarlas, sería de gran utilidad para comerciantes y habitantes, y la vialidad y el tránsito local se aligeraría.

Sería interesante conocer la opinión de la alcaldesa de la ciudad, así como de los integrantes del cabildo de la capital para saber si coinciden con alguna de las dos versiones de proyectos presentados.