/ viernes 30 de abril de 2021

Retahíla para cinéfilos | Mi maestro el pulpo

Sensible, mágico y orgánico: una modesta definición para “My Octopus Teacher”, documental largo ganador del Oscar 2021.

Con la dirección de Pippa Ehrlich y James Reed, “Mi maestro el pulpo”, como se tradujo al español, logró conmover a una audiencia pluricultural rescatando un tópico que parecía no actualizarse con referencia al arte: el de la naturaleza.

La aventura submarina de esta cinta de 85 minutos se estrenó en 2020 y sigue la historia de un cineasta que visita diariamente, durante casi un año, a un pulpo que vive en un bosque de algas en Sudáfrica.

ASOMBRO MUTUO

Mientras el buzo aprende sobre el ecosistema, la evolución y forma de vida e interacción de estos invertebrados, descubre que los seres humanos y los pulpos no son tan distintos como parecen. El hombre asume que el asombro de estas visitas es mutuo y la relación se convierte en una historia de amistad que guarda sorpresas para ambos.

Foster, el buzo, no duda en ponerle drama a cada episodio vivido, haciendo comparaciones constantes con su propia vida y estilo de aprendizaje. Se deja envolver por las aguas y también por la intuición que le depara la crudeza de la selección natural y el instinto de supervivencia.

Mientras lo anterior ocurre, como espectadores somos partícipes de un entrañable diálogo que se construye en cada segundo sin premeditación ni alevosía, pues todas las escenas son memorables y enganchan a la curiosidad no solo para conocer de la historia, sino para buscar el modo de reintegrarse a los seres y entornos naturales.

Con relación a las cuestiones técnicas hay una brecha gigante; lo que estamos acostumbrados a mirar como un documental de la vida salvaje es una caricatura de la realidad y dejan mucho que desear.

El esfuerzo en esta cinta se nota en una cronología trazada con imágenes bellísimas y esporádicos recursos retóricos.

Desafortunadamente, los encuentros tienen un lenguaje cordial que nos impide mirar más profundamente esta película.

Quizá, como dice Amanda Arnold, tengo que desprenderme de la idea de que es un documental sobre la naturaleza y considerarlo simplemente una historia de amor, con todo y momentos de azote y final trágico.

Sensible, mágico y orgánico: una modesta definición para “My Octopus Teacher”, documental largo ganador del Oscar 2021.

Con la dirección de Pippa Ehrlich y James Reed, “Mi maestro el pulpo”, como se tradujo al español, logró conmover a una audiencia pluricultural rescatando un tópico que parecía no actualizarse con referencia al arte: el de la naturaleza.

La aventura submarina de esta cinta de 85 minutos se estrenó en 2020 y sigue la historia de un cineasta que visita diariamente, durante casi un año, a un pulpo que vive en un bosque de algas en Sudáfrica.

ASOMBRO MUTUO

Mientras el buzo aprende sobre el ecosistema, la evolución y forma de vida e interacción de estos invertebrados, descubre que los seres humanos y los pulpos no son tan distintos como parecen. El hombre asume que el asombro de estas visitas es mutuo y la relación se convierte en una historia de amistad que guarda sorpresas para ambos.

Foster, el buzo, no duda en ponerle drama a cada episodio vivido, haciendo comparaciones constantes con su propia vida y estilo de aprendizaje. Se deja envolver por las aguas y también por la intuición que le depara la crudeza de la selección natural y el instinto de supervivencia.

Mientras lo anterior ocurre, como espectadores somos partícipes de un entrañable diálogo que se construye en cada segundo sin premeditación ni alevosía, pues todas las escenas son memorables y enganchan a la curiosidad no solo para conocer de la historia, sino para buscar el modo de reintegrarse a los seres y entornos naturales.

Con relación a las cuestiones técnicas hay una brecha gigante; lo que estamos acostumbrados a mirar como un documental de la vida salvaje es una caricatura de la realidad y dejan mucho que desear.

El esfuerzo en esta cinta se nota en una cronología trazada con imágenes bellísimas y esporádicos recursos retóricos.

Desafortunadamente, los encuentros tienen un lenguaje cordial que nos impide mirar más profundamente esta película.

Quizá, como dice Amanda Arnold, tengo que desprenderme de la idea de que es un documental sobre la naturaleza y considerarlo simplemente una historia de amor, con todo y momentos de azote y final trágico.