/ viernes 24 de abril de 2020

Urge regulación de precios

En todas las épocas que han presentado desastres, también están las injusticias, hoy la gran parte de la humanidad inicia el hambre y ausencia de trabajo; en consecuencia la clase poderosa reinicia fortalecer su capital a costa del pueblo desvalido y México está incluido, porque la afectación viral está generando brazos caídos y por tanto ya no producen capital, quedando estrato de desocupados; en la pobreza y más, hasta la miseria que se extiende hasta la familia comprendiendo desde los adultos hasta los infantes.

Cierto es que: la pandemia arrasa con la salud mundial, y hasta el momento no se encuentra medicina alguna para ponerle coto al mal que produce en naciones que la padecen, la única defensa contra este microorganismo letal es alejamiento, como única protección posible.

Pero… además, la humanidad perseguida por el virus mortal, hay otro enemigo también letal que amenaza matar por medio del hambre y desnutrición, producto de pandemia la que el pueblo de México enfrenta, y se presenta paralelamente al desempleo de la clase trabajadora, la que ha sido despedida de su empleo causando entre otras calamidades los disgustos intrafamiliares que; desgraciadamente terminan en maltrato hacia las amas de casa e hijos, porque en el hogar se padece carencias de alimento, en cuantos hogares mexicanos actualmente se presentan lloridos lastimeros infantiles implorando un pedazo de pan, ante estas solicitudes, los padres se desesperan porque no tienen para otorgar el pan necesitado por infantes y que no entienden el porqué de la carencia.

Época ruin por la que atraviesa el mundo, la que es acentuada por la carestía de alimentos y que tienen que pagar los que aun todavía tienen para adquirirlos. México no escapa a la ambición desmedida e inhumana de comerciantes deseosos de aumentar más su capital con la desgracia del pueblo. Es notorio que los precios de la llamada “canasta básica” han aumentado considerablemente por comerciantes sin escrúpulos. Siendo imposible adquirirlos por jefes de familia que ya no cuentan con recursos suficientes para pagar altos precios a voraces comerciantes.

Se impone como en otros países, que el Gobierno mexicano continúe protegiendo al pueblo por medio de disposiciones que regulen precios de alimentos de primera necesidad, tan requeridos en estos días de amenaza virulenta. Las amas de casa ya no pueden comprar productos a los que han subido hasta precios del 36 % en el precio, como en la leche, la tortilla a 18 pesos, el frijol tiene etiqueta con sobreprecio del 30 %, así el azúcar, cárnicos y otros productos que han minado la ya empobrecida economía de los hogares que aun gozan de raquítica economía.

Es el momento para que el Gobierno intervenga a favor de la economía del pueblo mexicano regulando precios considerando los momentos que apenan a pueblo (no solo el de México), abuso de comerciantes que deben tener una sanción severa para contener la voracidad de comerciantes inmorales. Esta determinación de gobierno debiera tener cobertura mientras se encuentra la amenaza virulenta, como emergencia en beneficio de los que menos tienen y pueden.

La Iglesia católica, desde el nivel jerárquico Papal, ha recomendado a sus feligreses con motivo de esta pandemia ejerzan el apoyo fraterno al que se encuentra enfrentando agresión de la enfermedad diseminada por todo el mundo. Recomienda hacer presente acciones propias de humanidad que proporcionen alivio en la pena causada por pandemia.

En la ciudad de Tlaxcala no se sabe de la actuación de la autoridad de controlar pesos, medidas, calidad y precios de alimentos que expenden en mercados y supermercados, de contar con la función de autoridad que vigile pesos, medidas y precios, se podrían controlar precios disparados que ya no permiten al consumidor adquirir alimentos necesarios para la subsistencia familiar.

Al pueblo corresponde defender su economía, ¿cómo? Denunciando abusos de centros comerciales que medran con la situación económica lánguida de mexicanos sin trabajo.

En todas las épocas que han presentado desastres, también están las injusticias, hoy la gran parte de la humanidad inicia el hambre y ausencia de trabajo; en consecuencia la clase poderosa reinicia fortalecer su capital a costa del pueblo desvalido y México está incluido, porque la afectación viral está generando brazos caídos y por tanto ya no producen capital, quedando estrato de desocupados; en la pobreza y más, hasta la miseria que se extiende hasta la familia comprendiendo desde los adultos hasta los infantes.

Cierto es que: la pandemia arrasa con la salud mundial, y hasta el momento no se encuentra medicina alguna para ponerle coto al mal que produce en naciones que la padecen, la única defensa contra este microorganismo letal es alejamiento, como única protección posible.

Pero… además, la humanidad perseguida por el virus mortal, hay otro enemigo también letal que amenaza matar por medio del hambre y desnutrición, producto de pandemia la que el pueblo de México enfrenta, y se presenta paralelamente al desempleo de la clase trabajadora, la que ha sido despedida de su empleo causando entre otras calamidades los disgustos intrafamiliares que; desgraciadamente terminan en maltrato hacia las amas de casa e hijos, porque en el hogar se padece carencias de alimento, en cuantos hogares mexicanos actualmente se presentan lloridos lastimeros infantiles implorando un pedazo de pan, ante estas solicitudes, los padres se desesperan porque no tienen para otorgar el pan necesitado por infantes y que no entienden el porqué de la carencia.

Época ruin por la que atraviesa el mundo, la que es acentuada por la carestía de alimentos y que tienen que pagar los que aun todavía tienen para adquirirlos. México no escapa a la ambición desmedida e inhumana de comerciantes deseosos de aumentar más su capital con la desgracia del pueblo. Es notorio que los precios de la llamada “canasta básica” han aumentado considerablemente por comerciantes sin escrúpulos. Siendo imposible adquirirlos por jefes de familia que ya no cuentan con recursos suficientes para pagar altos precios a voraces comerciantes.

Se impone como en otros países, que el Gobierno mexicano continúe protegiendo al pueblo por medio de disposiciones que regulen precios de alimentos de primera necesidad, tan requeridos en estos días de amenaza virulenta. Las amas de casa ya no pueden comprar productos a los que han subido hasta precios del 36 % en el precio, como en la leche, la tortilla a 18 pesos, el frijol tiene etiqueta con sobreprecio del 30 %, así el azúcar, cárnicos y otros productos que han minado la ya empobrecida economía de los hogares que aun gozan de raquítica economía.

Es el momento para que el Gobierno intervenga a favor de la economía del pueblo mexicano regulando precios considerando los momentos que apenan a pueblo (no solo el de México), abuso de comerciantes que deben tener una sanción severa para contener la voracidad de comerciantes inmorales. Esta determinación de gobierno debiera tener cobertura mientras se encuentra la amenaza virulenta, como emergencia en beneficio de los que menos tienen y pueden.

La Iglesia católica, desde el nivel jerárquico Papal, ha recomendado a sus feligreses con motivo de esta pandemia ejerzan el apoyo fraterno al que se encuentra enfrentando agresión de la enfermedad diseminada por todo el mundo. Recomienda hacer presente acciones propias de humanidad que proporcionen alivio en la pena causada por pandemia.

En la ciudad de Tlaxcala no se sabe de la actuación de la autoridad de controlar pesos, medidas, calidad y precios de alimentos que expenden en mercados y supermercados, de contar con la función de autoridad que vigile pesos, medidas y precios, se podrían controlar precios disparados que ya no permiten al consumidor adquirir alimentos necesarios para la subsistencia familiar.

Al pueblo corresponde defender su economía, ¿cómo? Denunciando abusos de centros comerciales que medran con la situación económica lánguida de mexicanos sin trabajo.