/ miércoles 4 de julio de 2018

El robo de lo público, investigación forense de la elección: trascendencia de los políticos salientes

El consenso nacional que reflejó esta elección genera la urgente necesidad de refundar la República por encima de los intereses burocráticos, y replantear la estrategia estatal para asegurar la eficacia política de los programas sectoriales. La sociedad derribó una tecnocracia que dominó 40 años, misma que olvidó los intereses sociales y veló el interés de las cúpulas económicas, demoliendo la seguridad social y la estructura institucional creada al amparo de la Revolución mexicana.

Para reflexionar este momento histórico, revisamos obras como “La Cleptocracia”, de Jenaro Villamil. El saqueo de las arcas nacionales institucionalizado para volver privados los bienes públicos, apoyado en un gobierno sin leyes, es la definición más depurada de corrupción; la sociedad dijo basta y votó para derrocar a una clase política desgastada, desprestigiada, corrupta e impune.

Debemos comentar con firmeza del concepto de Villamil que ni todos los políticos son corruptos e ineficientes, ni todas las generaciones de gobernadores actúan así, lo refiero en salvaguarda del gobernador actual de Tlaxcala, Marco Mena.

Avanzando con Villamil, ¿qué papel jugarán los factores externos, en particular grupos norteamericanos económicos que nos han usado como una extensión de su hegemonía? Esa respuesta se sabrá en el futuro inmediato.

Analizando una obra más sobre el tema, “El futuro es hoy”, de Humberto Beck y Rafael Ramos, quienes nos ilustran sobre, primero, las ideas radicales para México con el afán de resolver los problemas más urgentes; y segundo, hacer análisis y prospectiva forense de la elección para saber qué pasó con el activo social que representa el bien público, el espacio público, la riqueza de lo público que debió funcionar y favorecer a la sociedad.

“¿México necesita un cambio radical?”, preguntan los autores. En muchos sentidos, nuestra mentalidad también está “globalizada” y nos negamos la posibilidad de imaginar soluciones radicales o nuevas alternativas; el texto reivindica a la sociedad con un enfoque más participativo e imaginativo. Como ejemplo, el rápido crecimiento de un partido como Morena, que supo aglutinar los negativos del gobierno y conquistar el poder para darle otro sentido de inclusión.

Los derechos civiles o el sufragio universal se consideraron descabellados en inicio, llevarlas a la realidad tomó una historia de batallas intelectuales y políticas, lo que le quitó incluso a la palabra “radical” su toque negativo. En lugar de procurar el desarrollo social, se apoderaron del poder, cerrando toda posibilidad de desarrollo de la sociedad, simulando programas sociales ineficaces y el presupuesto iba a parar a las mismas manos sin sanción ni castigo.

Respecto al análisis forense de la elección, ¿qué condiciones nos llevaron a esta ansiedad por el cambio?, ¿quiénes fraguaron, operaron y obtuvieron recursos del erario de los fraudes y cuál ha sido, finalmente, la rentabilidad social de su ejercicio a lo largo de sus carreras políticas? Este libro es una compilación de ensayos que proponen rutas de acción diferentes. El libro propone una gama de autores nacidos en los años 70 y 80, muchos jóvenes. Ensayos dedicados a la seguridad y justicia, pero con una postura más radical en sus soluciones.

Por ejemplo, el paradigma de la inseguridad en México es punitivo, basado en la expansión policiaca y encarcelamiento con resultados contradictorios y desastrosos. Como idea radical, urgiría introducir nuevas variables para la discusión, como la justicia restaurativa que desarrolla Elisa Godínez, o una sociedad con participación judicial y la escucha de los presos para redefinir las estrategias de seguridad, lo que aleja el incentivo punitivo.

Otra idea radical sería la del politólogo e internacionalista Jorge Hernández Tinajero, quien propone la legalización de todas las drogas. Si se quiere cambiar el panorama de inseguridad, habría que tomar ambas propuestas en serio. En México está atorado el debate sobre la despenalización de la mariguana y se antojaría imposible pensar en la legalización de todas. ¿No es utópica la idea de Hernández Tinajero?

El texto es una provocación para pensar en un escenario utópico y de imaginación radical, justamente por lo lejano que se ve, pero que mal que bien avanza, sobre todo con la mariguana, en donde el juego entre utopía y realidad combinan la concepción y contribuyen al debate y debe pasar por una mediación institucional.

Andrés Manuel López Obrador introdujo el tema de la amnistía, espacio de diálogo y distanciamiento del paradigma policiaco, carcelario y punitivo; la amnistía, para ser efectiva, tendría que acompañarse de propuestas de justicia restaurativa y despenalización de las drogas. Quienes votaron por hartazgo, lo hicieron de forma radical, como ejemplo claro de que es factible. Ellos deben asumir una voluntad consciente y crítica de cambio; los que no votaron por él, deben seguir el ejemplo del candidato Meade, a quien le aplaudo su actitud democrática y educada por el bien de México manteniendo un diálogo permanente y crítico que ya comenzó el 2 de julio.

El consenso nacional que reflejó esta elección genera la urgente necesidad de refundar la República por encima de los intereses burocráticos, y replantear la estrategia estatal para asegurar la eficacia política de los programas sectoriales. La sociedad derribó una tecnocracia que dominó 40 años, misma que olvidó los intereses sociales y veló el interés de las cúpulas económicas, demoliendo la seguridad social y la estructura institucional creada al amparo de la Revolución mexicana.

Para reflexionar este momento histórico, revisamos obras como “La Cleptocracia”, de Jenaro Villamil. El saqueo de las arcas nacionales institucionalizado para volver privados los bienes públicos, apoyado en un gobierno sin leyes, es la definición más depurada de corrupción; la sociedad dijo basta y votó para derrocar a una clase política desgastada, desprestigiada, corrupta e impune.

Debemos comentar con firmeza del concepto de Villamil que ni todos los políticos son corruptos e ineficientes, ni todas las generaciones de gobernadores actúan así, lo refiero en salvaguarda del gobernador actual de Tlaxcala, Marco Mena.

Avanzando con Villamil, ¿qué papel jugarán los factores externos, en particular grupos norteamericanos económicos que nos han usado como una extensión de su hegemonía? Esa respuesta se sabrá en el futuro inmediato.

Analizando una obra más sobre el tema, “El futuro es hoy”, de Humberto Beck y Rafael Ramos, quienes nos ilustran sobre, primero, las ideas radicales para México con el afán de resolver los problemas más urgentes; y segundo, hacer análisis y prospectiva forense de la elección para saber qué pasó con el activo social que representa el bien público, el espacio público, la riqueza de lo público que debió funcionar y favorecer a la sociedad.

“¿México necesita un cambio radical?”, preguntan los autores. En muchos sentidos, nuestra mentalidad también está “globalizada” y nos negamos la posibilidad de imaginar soluciones radicales o nuevas alternativas; el texto reivindica a la sociedad con un enfoque más participativo e imaginativo. Como ejemplo, el rápido crecimiento de un partido como Morena, que supo aglutinar los negativos del gobierno y conquistar el poder para darle otro sentido de inclusión.

Los derechos civiles o el sufragio universal se consideraron descabellados en inicio, llevarlas a la realidad tomó una historia de batallas intelectuales y políticas, lo que le quitó incluso a la palabra “radical” su toque negativo. En lugar de procurar el desarrollo social, se apoderaron del poder, cerrando toda posibilidad de desarrollo de la sociedad, simulando programas sociales ineficaces y el presupuesto iba a parar a las mismas manos sin sanción ni castigo.

Respecto al análisis forense de la elección, ¿qué condiciones nos llevaron a esta ansiedad por el cambio?, ¿quiénes fraguaron, operaron y obtuvieron recursos del erario de los fraudes y cuál ha sido, finalmente, la rentabilidad social de su ejercicio a lo largo de sus carreras políticas? Este libro es una compilación de ensayos que proponen rutas de acción diferentes. El libro propone una gama de autores nacidos en los años 70 y 80, muchos jóvenes. Ensayos dedicados a la seguridad y justicia, pero con una postura más radical en sus soluciones.

Por ejemplo, el paradigma de la inseguridad en México es punitivo, basado en la expansión policiaca y encarcelamiento con resultados contradictorios y desastrosos. Como idea radical, urgiría introducir nuevas variables para la discusión, como la justicia restaurativa que desarrolla Elisa Godínez, o una sociedad con participación judicial y la escucha de los presos para redefinir las estrategias de seguridad, lo que aleja el incentivo punitivo.

Otra idea radical sería la del politólogo e internacionalista Jorge Hernández Tinajero, quien propone la legalización de todas las drogas. Si se quiere cambiar el panorama de inseguridad, habría que tomar ambas propuestas en serio. En México está atorado el debate sobre la despenalización de la mariguana y se antojaría imposible pensar en la legalización de todas. ¿No es utópica la idea de Hernández Tinajero?

El texto es una provocación para pensar en un escenario utópico y de imaginación radical, justamente por lo lejano que se ve, pero que mal que bien avanza, sobre todo con la mariguana, en donde el juego entre utopía y realidad combinan la concepción y contribuyen al debate y debe pasar por una mediación institucional.

Andrés Manuel López Obrador introdujo el tema de la amnistía, espacio de diálogo y distanciamiento del paradigma policiaco, carcelario y punitivo; la amnistía, para ser efectiva, tendría que acompañarse de propuestas de justicia restaurativa y despenalización de las drogas. Quienes votaron por hartazgo, lo hicieron de forma radical, como ejemplo claro de que es factible. Ellos deben asumir una voluntad consciente y crítica de cambio; los que no votaron por él, deben seguir el ejemplo del candidato Meade, a quien le aplaudo su actitud democrática y educada por el bien de México manteniendo un diálogo permanente y crítico que ya comenzó el 2 de julio.